¡°La democracia y el principio de legalidad son inseparables¡±
Dion, representante ante la UE de Canad¨¢, defiende que "la unidad de Espa?a es algo a resolver con arreglo a su Constituci¨®n"
El canadiense St¨¦phane Dion (Quebec, 1955) es una autoridad en procesos de secesi¨®n. Ministro en varias ocasiones, impulsor de la Ley de Claridad ¡ªaprobada por el parlamento de Canad¨¢ en el 2000 tras el refer¨¦ndum de Quebec de 1995¡ª es embajador en Berl¨ªn y representante de Canad¨¢ ante la UE. Acaba de participar en Madrid en un foro sobre globalizaci¨®n, en tiempos complicados para el multilateralismo. "Un pa¨ªs con un buen sistema de controles y equilibrios resiste mejor a los populismos que uno con instituciones fr¨¢giles", dice, pensando en las cr¨ªticas a los tratados de libre comercio: "La gente es m¨¢s vulnerable a los populismos si tiene la sensaci¨®n de que las instituciones est¨¢n al servicio de las ¨¦lites y no del pueblo, aunque el propio l¨ªder populista pertenezca a la ¨¦lite. Y la gente es m¨¢s vulnerable si se dan ciertas condiciones: cuando la inmigraci¨®n parece fuera de control, cuando hay m¨¢s desigualdades.."
Dos precisiones antes de hablar de Catalu?a: "Lo primero es que Canad¨¢ valora enormemente su relaci¨®n de amistad con una Espa?a unida, y la crucial aportaci¨®n de Catalu?a a esa relaci¨®n. Lo segundo es que la unidad de Espa?a es un asunto interno, que debe resolverse con arreglo a su Constituci¨®n¡±. Ahora ya puede responder a la pregunta de si Quebec y Escocia sirven de modelo: "Mi respuesta es que son dos excepciones. El art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n [el que determina la "indisoluble unidad de la Naci¨®n espa?ola"] no es nada excepcional; lo excepcional son los casos de Canad¨¢ y Reino Unido".
Y aprovecha para reiterar una de sus tesis b¨¢sicas: "Las democracias se sostienen en los derechos de ciudadan¨ªa. Los ciudadanos tienen derecho a serlo. Puede haber leyes que, en circunstancias extremas, les priven de ellos, por ejemplo, a quienes han cometido delitos. Pero, para la inmensa mayor¨ªa, ser ciudadano es un derecho transmisible a sus hijos. Esa es la interpretaci¨®n democr¨¢tica del art¨ªculo 2. Y es la raz¨®n por la que tantos pa¨ªses son democr¨¢ticos e indivisibles, incluidas las nuevas democracias, que, tras a?os bajo el imperio comunista, lo primero que incluyeron en sus constituciones fue que un pa¨ªs era indivisible. La ¨²nica circunstancia en la que se considera que el derecho de autodeterminaci¨®n y el de secesi¨®n son equivalentes es una situaci¨®n colonial, o una violaci¨®n extrema de los derechos humanos. Cuando el Estado no reconoce los derechos del ciudadano, este tiene derecho a no reconocer al Estado. Pero si el ciudadano tiene sus derechos, nadie les puede privar de ellos". No se trata de una secesi¨®n, dice, "sino de no privar a ning¨²n ciudadano de su derecho a seguir si¨¦ndolo".
"Los j¨®venes de Quebec quieren hablar dos lenguas, no una"
En Quebec hay mucho menos separatismo, dice Dion; todav¨ªa hay, pero las cosas han cambiado. Gran parte de la poblaci¨®n tiene ahora mucho m¨¢s claro a qu¨¦ se arriesgar¨ªa. Hay otra raz¨®n muy importante: la tensi¨®n ling¨¹¨ªstica entre ingl¨¦s y franc¨¦s ha quedado superada: "Los j¨®venes est¨¢n m¨¢s conectados. Est¨¢n m¨¢s abiertos al mundo y ven que en el mundo se habla ingl¨¦s, y que en Canad¨¢ tienen la posibilidad de hablar dos idiomas, de hablar ingl¨¦s sin perder su lengua materna, que es el franc¨¦s. No quieren escoger entre dos lenguas, quieren hablar las dos lenguas. No quieren escoger entre dos identidades, quieren tener las dos identidades. La identidad es algo que debemos sumar, no restar. La secesi¨®n es una invitaci¨®n a restar. Y ahora la gente est¨¢ menos dispuesta que antes a aceptar esa p¨¦rdida".
Y en este punto, el quebequ¨¦s que se emple¨® a fondo despu¨¦s del ajustad¨ªsimo resultado del refer¨¦ndum de 1995 ¡ª50,58% no, 49,42% s¨ª¡ª en impulsar la ley que fija las condiciones en las que se puede dar la secesi¨®n de una provincia canadiense dice: "Si en la Constituci¨®n de Canad¨¢ hubiera habido algo como el art¨ªculo 2 de la espa?ola, hubi¨¦ramos alegado que hab¨ªa que respetar la Constituci¨®n. Y si se quiere cambiar la Constituci¨®n, hay todo un proceso para hacerlo".
?Mejor¨® la democracia canadiense tras el proceso de negociaci¨®n de la Ley de Claridad? "El resultado ha sido bueno para la democracia, pero el debate fue dif¨ªcil. Algunos dijeron que la autodeterminaci¨®n era un derecho fundamental y que oponerse era antidemocr¨¢tico. Hay secesionistas en Quebec que siguen dici¨¦ndolo. Pero no es lo que dijeron los tribunales ni la Ley de Claridad¡±. Lo que dicen es "que si hay una mayor¨ªa clara a favor de la secesi¨®n se abrir¨¢n negociaciones y, si el resultado es la separaci¨®n, Canad¨¢ anunciar¨¢ al mundo que, en lugar de ser un pa¨ªs, pasa a ser dos¡±.
?Qu¨¦ probabilidad hay de que ocurra? "Creo que muy baja. No dir¨¦ que sea imposible, que el separatismo ha muerto, pero hay muy pocas probabilidades. Al aclarar el proceso se ha demostrado que la secesi¨®n tendr¨ªa consecuencias. Los separatistas dijeron a los quebequeses que pod¨ªan tener lo mejor de los dos mundos: un Quebec independiente pero tambi¨¦n un nuevo acuerdo con Canad¨¢; que compartir¨ªan ciertas instituciones, el parlamento, el gobierno, la moneda¡ De modo que pod¨ªan votar s¨ª sin miedo a perder todo eso. Y se vio que, en 1980 y en 1995, entre la tercera y la quinta parte de los que votaron s¨ª pensaban que iban a seguir estando dentro de Canad¨¢. Ha sido dif¨ªcil pero el resultado es positivo. Estoy convencido de que si en 1995 hubiera habido m¨¢s s¨ªes que noes, no habr¨ªa habido una mera independencia, sino una pesadilla, y el caos en Montreal. En todo el pa¨ªs, pero especialmente en Montreal".
?El federalismo es un modelo ¨²til para encauzar movimientos de separaci¨®n? "Puede ser un remedio en algunos pa¨ªses. Pero frente a los separatismos nacionalistas hay poco que hacer. No sirve de nada ofrecerles 10, porque entonces quieren 20, y despu¨¦s, 50, y despu¨¦s, 100. Lo que quieren es su propia bandera, su propio asiento en Naciones Unidas. No es que no tengan suficientes poderes o universidades, es una cuesti¨®n de identidad".
El pulso en Catalu?a emerge constantemente en la conversaci¨®n: "Cualquier democracia que fuera incapaz de evitar una ruptura de esta magnitud del orden constitucional ¡ªpor la que millones de ciudadanos se ver¨ªan privados de su derecho a ser ciudadanos de ese pa¨ªs¡ª estar¨ªa enviando un p¨¦simo mensaje al mundo. La democracia y el principio de legalidad son inseparables. Que en una democracia un gobierno se aparte de la ley de leyes, la Constituci¨®n, e imponga a sus ciudadanos la obediencia fuera de la ley¡ Imagine lo que eso significar¨ªa para el v¨ªnculo entre democracia y legalidad". Y vuelve a la Ley de Claridad: "Nunca planteamos la cuesti¨®n como un enfrentamiento entre Canad¨¢ y Quebec. Dijimos que todos ¨¦ramos canadienses y que no pod¨ªamos privar a un cuarto de la poblaci¨®n de Canad¨¢ de su derecho a seguir siendo canadiense. Los quebequeses somos tan canadienses como los de Ontario y los de Manitoba. Todos tenemos el mismo derecho a serlo y protegeremos siempre ese derecho".
Dion habla con pasi¨®n, pero con la que un canadiense puede poner en el debate pol¨ªtico (o sea, con serenidad): "Los secesionistas en Quebec lo ve¨ªan como un problema entre dos entidades monol¨ªticas: el Canad¨¢ angloparlante y el franc¨®fono. Pero yo siempre dije que lo importante eran ocho millones de personas divididas por algo que solo pod¨ªan resolver acudiendo a la ley. Hoy la gente en Quebec sabe lo que se juega, sabe que no es momento para otro refer¨¦ndum, porque eso no es m¨¢s que el primer paso, que lo que vendr¨ªa despu¨¦s ser¨ªa largo y complejo. ?Una negociaci¨®n m¨¢s complicada que la del Brexit!".
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