Luz de gas, el maltrato machista que nadie parece ver
Los especialistas atienden cada d¨ªa m¨¢s casos del abuso de g¨¦nero psicol¨®gico llamado luz de gas: muy sutil y dif¨ªcil de comprender para el entorno y las autoridades

Mireia es el nombre ficticio ¡ªpor expresa petici¨®n¡ª de una mujer de 37 a?os que durante dos a?os padeci¨® por parte de su novio maltrato psicol¨®gico. En concreto, una forma de maltrato que se conoce como luz de gas. Se trata de un abuso sutil, manipulador, mediante el que se desgasta la estima y confianza en s¨ª misma de la mujer hasta el punto de anularla, de convertirla en un manojo de dudas y miedos.
La victima casi nunca es consciente de estar siendo maltratada. O, al menos, no maltratada tal y como se entiende generalmente el t¨¦rmino, ya que no hay una agresi¨®n clara. Simplemente, a base de poner en duda todo, discutir todo y menospreciar sus puntos de vista, la mujer va encerr¨¢ndose en s¨ª misma. Se trata tambi¨¦n, en consecuencia, de un maltrato muy dif¨ªcil de explicar para la v¨ªctima y todav¨ªa m¨¢s complicado de denunciar.
Mireia cuenta: ¡°Me lo discut¨ªa todo. Todo lo pon¨ªa en tela de juicio. Hasta las cosas que no tiene discusi¨®n, como mi estado de ¨¢nimo o mis sentimientos. Todo era una exageraci¨®n m¨ªa, una invenci¨®n o una paranoia. Todo estaba en mi cabeza, as¨ª que termin¨¦ por cre¨¦rmelo. Termin¨¦ por creer que era yo la que no estaba a la altura y, por no seguir decepcion¨¢ndole, me callaba. Dej¨¦ de opinar, dej¨¦ de contestar o simplemente de expresar las cosas. Qued¨¦ completamente anulada como persona y ¨¦l ten¨ªa el control total de m¨ª¡±.
Mireia estaba agotada. ¡°Me qued¨¦ sin fuerza, sin energ¨ªa, todo el d¨ªa pendiente de no enfadarlo, de no decepcionarle. Hasta que comprend¨ª que aquello no era normal, que no pod¨ªa vivir as¨ª y que estaba ocurriendo algo¡±.
Y cuando Mireia comprendi¨®, se encontr¨® con la incomprensi¨®n. ¡°Eso no es maltrato, me dec¨ªa alguna amiga. Exageras¡ Eso me hundi¨® m¨¢s. El peor golpe que recib¨ª fue cuando me anim¨¦ a denunciar. Cuando ya no pod¨ªa m¨¢s porque ya me insultaba, me despreciaba y me gener¨® ansiedad y problemas psicol¨®gicos. Fui al juzgado y archivaron mi causa. Que no era maltrato, que no hab¨ªa pruebas¡¡±. Mireia llora. Y, cuando recupera el aliento, a?ade: ¡°Llegu¨¦ a pensar: ojal¨¢ me abra la cabeza. Ojal¨¢ me d¨¦ un pu?etazo para poder ir al juez sangrando y que lo alejen de m¨ª¡±.
'Gaslight'
El nombre de violencia de luz de gas viene de la pel¨ªcula Gaslight, de 1944. Es un retrato de la violencia machista psicol¨®gica. En el filme, el marido manipula a su mujer con sutileza hasta convencerla de que ella se imagina cosas, recuerda mal las discusiones y hasta le hace dudar de su cordura. En eso, b¨¢sicamente, consiste este tipo de maltrato psicol¨®gico. El abusador altera la percepci¨®n de la realidad de la v¨ªctima provocando que no sea consciente de que padece un maltrato o una situaci¨®n que debe denunciar.
B¨¢rbara Zorrilla es psic¨®loga especializada en atenci¨®n a mujeres v¨ªctimas de la violencia de g¨¦nero. ¡°El abuso luz de gas es una forma de violencia muy perversa porque es continua y se consigue mediante el ejercicio de un acoso constante pero sutil e indirecto, repetitivo, que va generando duda y confusi¨®n en la mujer que lo sufre, hasta el punto en que se llega a sentir culpable de las conductas de violencia emitidas por el maltratador y a dudar de todo lo que ocurre a su alrededor¡±.
"Dej¨¦ de opinar y de expresar las cosas. Qued¨¦ completamente anulada como persona y ¨¦l ten¨ªa el control total de m¨ª¡±.
Cuenta Beatriz Villanueva, coach y comunicadora especializada en g¨¦nero, que este tipo de maltrato es tan frecuente como invisible. ¡°Es un tipo de violencia que me encuentro mucho en la consulta. Son mujeres que llegan agotadas. La mayor¨ªa llega sin ser conscientes de que est¨¢n padeciendo maltrato psicol¨®gico. Vienen porque est¨¢n cansadas, bajas, anuladas. Y es hablando, rascando, cuando se dan cuenta de que est¨¢n todo el d¨ªa intentando defenderse, intentando hacer valer su punto de vista, pero que no lo consigue nunca. Y llegan a considerar que no vale nada¡±.
Hace unos d¨ªas Beatriz charl¨® con una joven que le aseguraba sentirse triste, temerosa, insegura. Pero no asociaba ninguna de esas frustraciones con la posibilidad de estar sufriendo violencia psicol¨®gica por parte de su pareja, de quien afirmaba estar enamorada. Beatriz le hizo ver la situaci¨®n que estaba padeciendo. ¡°Suele haber una incredulidad: ?yo? ?maltratada? Pero enseguida, recapitulando, se dan cuenta de que est¨¢n anuladas por sus parejas. Y que eso las ha exprimido, las ha dejado sin fuerzas¡±.
El abuso de luz de gas suele responder a un proceso reconocible. ¡°Al principio el abusador manipula constantemente las interacciones con la pareja. Si ella le recuerda algo del tipo ¡°es que me prometiste tal cosa¡¯, ¨¦l responde con expresiones del tipo: ¡®yo no te promet¨ª nada¡¯, ¡®?por qu¨¦ te inventas cosas?¡¯, ¡®?est¨¢s loca?¡¯. Tambi¨¦n invalida el punto de vista de la mujer cuando expresa sus sentimientos o se queja de algo. ¡®Yo no vi eso, eres una exagerada; qu¨¦ pel¨ªculas te montas; c¨®mo puedes decir eso¡¡¯. Todo esto se sostiene con discusiones constantes que desgastan hasta el extremo y dejan sin fuerza a la mujer, que duda de su propio criterio y se siente una persona poco fiable o in¨²til¡±.
¡°?C¨®mo ese t¨ªo me convenci¨® de que era tonta?¡±
Mar¨ªa tiene 44 a?os y estuvo 13 con su pareja. Cada uno de ellos sufri¨® maltrato psicol¨®gico y solo en la ¨²ltima fase de la relaci¨®n fue consciente de lo que estaba padeciendo.
Mar¨ªa naci¨® en Ecuador y se traslad¨® muy joven a Espa?a. Nos atiende por tel¨¦fono con la condici¨®n de mantener su anonimato. Dice seguir teniendo mucho miedo. ¡°Mis opiniones eran siempre sin sentido. ¡®Eres de fuera, no tienes ni idea. Es que no sabes de qu¨¦ hablas¡¯. Al principio me lo dec¨ªa hasta con educaci¨®n, pero poco a poco, iba anulando todas mis opiniones. Tambi¨¦n las que ten¨ªan que ver con lo que sent¨ªa. ¡®Pero qu¨¦ dices, c¨®mo te vas a sentir as¨ª. Eres de fuera, deber¨ªas estar agradecida¡¡¯. Y claro, yo pensaba: ¡®pues es verdad, esto es lo que hay¡¯¡±.
¡°Con el tiempo se volvi¨® m¨¢s violento en la forma de decirlo, me invalidaba todo lo que yo dec¨ªa de forma agresiva. Pero lo hac¨ªa delante de los ni?os, para que yo no respondiera ni me defendiera, porque ¨¦l sab¨ªa que yo no quer¨ªa discutir delante de nuestros hijos. As¨ª que me dec¨ªa que era una in¨²til o que no serv¨ªa para alguna cosa y yo me callaba. A fuerza de hacer eso, pues yo termin¨¦ por callarme siempre. Porque total, si replicaba iba a ir a peor. Y eleg¨ªa no discutir¡±.
¡°Poco a poco me fui convenciendo de no sab¨ªa valerme por m¨ª. Ten¨ªa miedo de casi todo. Pero no era consciente de que fuera por su culpa. Me fue anulando como persona. No me atrev¨ªa a expresar opiniones delante de ¨¦l o a discutir algo. Si est¨¢bamos con amigos yo estaba callada, no me atrev¨ªa ni a re¨ªrme si alguien hac¨ªa un chiste¡±.
¡°Llegu¨¦ a pensar: ojal¨¢ me abra la cabeza. Ojal¨¢ me d¨¦ un pu?etazo para poder ir al juez sangrando y que lo alejen de m¨ª¡±.
¡°Lo peor es que cre¨ªa que ¨¦l ten¨ªa raz¨®n, que mis opiniones no val¨ªan y que era mejor que estuviera callada. Me elimin¨® como persona. Yo estaba agotada porque estaba siempre pendiente de no enfadarle, de no discutir. Eso es agotador. Tuve ansiedad y engord¨¦ 20 kilos. No pod¨ªa m¨¢s¡±.
Cuenta Beatriz Villanueva que el proceso convierte a la mujer en ¡°una persona insegura, dubitativa, que duda de si est¨¢ diciendo tonter¨ªas. Una persona convencida de que sus opiniones no valen, que teme hablar, discutir, expresar sus puntos de vista¡¡±.
Los ¨²ltimos a?os de la relaci¨®n de Mar¨ªa fueron los m¨¢s duros. ¡°Fue lo que me hizo reaccionar¡±, explica. ¡°Me empez¨® a exigir que le tratara de usted y me prohibi¨® conducir. Ah¨ª fue cuando me di cuenta de que eso no pod¨ªa ser, que eso no es normal. Y ped¨ª ayuda a la familia y la justicia. Lo que pasa es que no me comprend¨ªan del todo. No ve¨ªan claro que eso fuera maltrato. Y la jueza, que era una mujer, archiv¨® mi caso. Ah¨ª me hund¨ª. Me hund¨ª por completo. Menos mal que segu¨ª adelante y por fin ¨¦l ha recibido una orden de alejamiento¡±.
¡°Ahora miro para atr¨¢s y me doy cuenta de muchas cosas. De que me hizo llegar a dudar de si yo era una in¨²til, me convenci¨® de ello. Pero si yo nunca fui tonta. ?C¨®mo este t¨ªo me convenci¨® de eso?¡±.
¡°No hay justicia para m¨ª¡±
¡°Seguimos sin identificar la violencia cuando no hay agresiones f¨ªsicas, sin entender que los efectos del maltrato psicol¨®gico pueden llegar a ser devastadores e incluso irreversibles¡±, explica la psic¨®loga B¨¢rbara Zorrilla.
En no pocas ocasiones, el propio entorno de la v¨ªctima no percibe que esta situaci¨®n sea un maltrato. En general suele ser interpretado como problemas de pareja o altibajos. Un escenario que empuja a la mujer a encerrarse en s¨ª misma, a no compartir la problem¨¢tica e incluso, en ocasiones, a convencerse de que, tal y como no dejan de repetirle, no est¨¢ siendo v¨ªctima de un maltrato.
¡°La propia v¨ªctima no es consciente. ?C¨®mo me va a maltratar la persona que me ama? Cuando al fin lo comprenden resulta muy doloroso. Es muy duro¡±, explica Beatriz Villanueva.
Ana, una mujer de 45 a?os de Valencia, se separ¨® de su ahora exmarido cuando este la agarr¨® del cuello y la empuj¨® contra la pared. Fue solo la punta de un enorme iceberg de sufrimiento psicol¨®gico. De hecho, ese empuj¨®n, tal y como ella reconoce, fue el desencadenante que le hizo reaccionar tras m¨¢s de dos a?os de abuso sutil e incesante.
Uno de los problemas que ahora afronta Ana es que su expareja la sigue acosando. ¡°Me manda mensajes o whatsapps dici¨¦ndome que no s¨¦ cuidar de nuestra hija y que no valgo para eso. Lo que me dec¨ªa siempre cuando est¨¢bamos juntos. Me manda fotos pornogr¨¢ficas dici¨¦ndome que as¨ª tendr¨ªa que ser¡¡±.
"Me dijeron que ah¨ª no hab¨ªa insultos, que tampoco me hab¨ªa pegado. Y que no pod¨ªan hacer nada. Que eso no era maltrato"
Ana acudi¨® a un cuartel de la Guardia Civil con los mensajes y trat¨® de explicar el maltrato psicol¨®gico al que su marido la llevaba sometiendo a?os. ¡°Pero no me hicieron ni caso. Me dijeron que ah¨ª no hab¨ªa insultos, que tampoco me hab¨ªa pegado. Y que no pod¨ªan hacer nada. Que eso no era maltrato¡±. La voz de Ana se quiebra.
Acudi¨® tambi¨¦n al juzgado, pero archivaron su causa. ¡°Estoy abatida, tengo ansiedad. No tengo fuerza, ni ganas de arreglarme ni de salir de casa. Logr¨® convencerme de que no sirvo para nada. Y todo sin insultos ni golpes. As¨ª que no hay justicia para m¨ª. No hay justicia¡¡±.
La violencia luz de gas, tal y como explica Beatriz Villanueva, casi nunca requiere del uso de la violencia expl¨ªcita. Incluso, muchas veces, se reviste de un falso buenismo: ¡°Yo solo quiero ayudar, aunque parece que todo lo hago mal; hazme caso, f¨ªate de m¨ª, es por tu bien¡¡±. Por esta raz¨®n, en ocasiones, tambi¨¦n los hombres padecen luz de gas por parte de sus parejas. En estos caso todav¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil para la v¨ªctima, y sobre todo pare el entorno, detectar que el hombre est¨¢ padeciendo maltrato.
¡°La t¨¢ctica es el afecto intermitente. Muestras de amor y cari?o, arrepentimiento, condescendencia y promesas de felicidad futura hacen creer a la mujer que si ella cambia, ¨¦l tambi¨¦n lo har¨¢ y que solamente podr¨¢ encontrar la felicidad a su lado porque solo lo tiene a ¨¦l¡±, explica la psic¨®loga B¨¢rbara Zorrilla. ¡°La violencia expl¨ªcita es reprobada y castigada. ?Cu¨¢l es la alternativa? Usar la manipulaci¨®n, el victimismo. La luz de gas¡±, a?ade Beatriz.
Esto desemboca en escenarios muy graves. Muchas mujeres solo son capaces de reaccionar cuando son agredidas f¨ªsicamente. Tambi¨¦n, en ocasiones, es cuando el entorno y las autoridades abren los ojos.
Frecuente y entre j¨®venes
¡°Este tipo de maltrato es mucho m¨¢s frecuente de lo que se ve y percibimos. Tambi¨¦n en gente joven. Se perpet¨²a, y responde a los roles que tenemos asumidos en la pareja¡±, explica Beatriz.
Concuerda la psic¨®loga B¨¢rbara Zorrilla, que considera que instituciones y autoridades deben mejorar y ampliar su formaci¨®n en violencia de g¨¦nero: ¡°Las mujeres necesitan que tanto su entorno como la administraci¨®n p¨²blica, a trav¨¦s de sus recursos de atenci¨®n especializada les ayuden a identificar esa violencia, su intencionalidad, sus mecanismos y sus consecuencias. Para ello hay que seguir trabajando en la sensibilizaci¨®n de la poblaci¨®n general y la formaci¨®n a todos los profesionales que les atienden, no solo en el ¨¢mbito judicial, sino m¨¦dico, policial... para que puedan acompa?arlas, ayudarles a construir su relato, dotarlas de credibilidad y devolverles la libertad que les han robado¡±.
ESPECIAL SOBRE VIOLENCIA MACHISTA
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