La tormenta catalana amenaza el Pa¨ªs Vasco
La posibilidad de un contagio alimenta la preocupaci¨®n en sectores de una sociedad que hab¨ªa recuperado el sosiego
Se hab¨ªa quedado una tarde estupenda en el Pa¨ªs Vasco --fin del terrorismo de ETA, recuperaci¨®n econ¨®mica, bajos niveles de desempleo y renta por encima de la media--, cuando la tormenta desatada en Catalu?a amenaza con enrarecer de nuevo el clima pol¨ªtico y ciudadano. El mi¨¦rcoles por la tarde, sentado en una cafeter¨ªa de San Sebasti¨¢n, Borja S¨¦mper, presidente del Partido Popular (PP) en Gipuzkoa y portavoz en el Parlamento vasco, pronostica que I?igo Urkullu ¡ª¡°un t¨ªo sensato, el yerno perfecto, pero con el aliento en la nunca de EH Bildu y de la rama independentista del PNV¡±¡ª se ver¨¢ abocado a medio plazo ¡°a reeditar el plan Ibarretxe, que era una reforma constitucional encubierta para terminar de vaciar de contenido la presencia del Estado en Euskadi¡±. Un d¨ªa despu¨¦s, Urkullu propone desde la tribuna del parlamento ¡°una redistribuci¨®n de la soberan¨ªa del Estado¡± y desempolva los conceptos de ¡°cosoberan¨ªa¡± o ¡°soberan¨ªa compartida¡±. ?Se trata solo de fuegos de artificio o de una deriva m¨¢s radical del PNV al calor de los acontecimientos de Catalu?a?
?¡°?Qu¨¦ va, hombre!¡±, responde a coro una cuadrilla de amigos que se definen ¡°nacionalistas sin carn¨¦¡± en el bar La Vi?a de Bilbao, ¡°en cuanto pase esto del refer¨¦ndum de Catalu?a nosotros nos quedaremos como estamos, pactando aqu¨ª con unos [el Partido Socialista de Euskadi], en Madrid con otros [el PP de Mariano Rajoy] y disfrutando de la tranquilidad sin ETA, ?que ya nos tocaba dejar de aparecer en los telediarios!¡±. Roberto Uriarte, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y ex secretario general de Podemos Euskadi, cree, sin embargo, que, ¡°por pura ¨®smosis, los procesos de movilizaci¨®n en Catalu?a pueden generar procesos de movilizaci¨®n tambi¨¦n aqu¨ª¡±. Y a?ade: ¡°Lo que se puede producir por contagio es, por una parte, una tendencia a profundizar en la acci¨®n de Gure Esku Dago [una plataforma a favor del derecho a decidir al estilo de la Asamblea Nacional Catalana] y, por otra, se har¨¢n m¨¢s evidentes las contradicciones internas del PNV entre la postura m¨¢s institucional y la m¨¢s independentista¡±. Desde Euskal Herri Bildu (EH Bildu), la organizaci¨®n de Arnaldo Otegi, se ve la situaci¨®n de Catalu?a como una oportunidad de recuperar un cierto protagonismo pol¨ªtico tras la desaparici¨®n de ETA. La parlamentaria navarra Bakartxo Ruiz asegura que ¡°efectivamente¡± la situaci¨®n de Catalu?a ¡°va a tener incidencia en la activaci¨®n o reactivaci¨®n de un proceso soberanista en el conjunto de Euskal Herria¡±. Seg¨²n la portavoz de EH Bildu, ¡°est¨¢ quedando claro que el estado de las autonom¨ªas que se dise?¨® en el 78 ya no vale y que, la evidencia de lo que est¨¢ pasando en Catalu?a, es un acicate para que una parte de la ciudadan¨ªa que hasta ahora lo ve¨ªa con m¨¢s frialdad y asum¨ªa el marco actual se est¨¦ planteando en qu¨¦ Estado vivimos¡±.
El soci¨®logo Joseba Arregi Aramburu form¨® parte del sanctasant¨®rum del PNV ¡ªfue secretario de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica, consejero de Cultura y portavoz del Gobierno vasco¡ªhasta que en 2006 solicit¨® su baja. Dice que muchos vascos miran lo que est¨¢ sucediendo en Catalu?a ¡°expectantes y nerviosos¡±, por cuanto ¡°la sociedad vasca ya est¨¢ un poco cansada de estos debates, de estos tiras y afloja; aqu¨ª se hab¨ªa iniciado un camino de olvidar su propia historia y de empezar una andadura ¨Colvidadiza pero tranquila¡ªde cara al futuro¡±. Seg¨²n Arregi, hay un factor que marca una diferencia sustancial entre el respaldo social que tiene la iniciativa del Gobierno catal¨¢n y la que pudiera tener en el Pa¨ªs Vasco una deriva parecida. ¡°La existencia de ETA¡±, explica, ¡°provoc¨® una resistencia civil. No hay que olvidar que la gente que luch¨® contra el terrorismo ten¨ªa muy claro lo que ETA pretend¨ªa: su legitimaci¨®n ¨²ltima estaba en un nacionalismo radical. Y eso llevaba a tener muy claro que hab¨ªa que defender el Estado de derecho y la cultura constitucional¡±. El exconsejero vasco pone como ejemplo de esa lucha contra los totalitarismos a la recientemente fallecida Mar¨ªa Teresa Castell y a su marido Jos¨¦ Ram¨®n Recalde, quienes junto a Ignacio Latierro lucharon desde la librer¨ªa Lagun primero contra Franco y luego contra ETA. ¡°Todo eso ha hecho¡±, concluye, ¡°que en el Pa¨ªs Vasco haya un n¨²cleo muy claro de resistencia que probablemente no se ha conformado tan claramente en Catalu?a hasta quiz¨¢ un poco tarde¡±.
Un alto cargo del PNV admite, como tambi¨¦n sospecha Arregi, que el pulso tan virulento entre Barcelona y Madrid, tiene muy preocupado a Urkullu. ¡°Nos est¨¢n fastidiando¡±, bromea, ¡°nuestro bien ganado aburrimiento. Nuestra mejor baza es precisamente el perfil del lehendakari, un pol¨ªtico al que puedes votar o no, pero que hasta en los militantes de otros partidos despierta respeto y confianza. Todo el mundo sabe en Euskadi que Urkullu jam¨¢s actuar¨ªa como Puigdemont¡±.
Juegos peligrosos y preguntas inquietantes
Dice Agus Hernan, coordinador del Foro Social Permanente, una iniciativa ciudadana involucrada en el desarme de ETA, que la situaci¨®n de Catalu?a ha quitado de la agenda pol¨ªtica y medi¨¢tica el fin del terrorismo en Euskadi, ¡°y eso tiene dos consecuencias¡±. Por un lado, explica, ¡°te permite trabajar de una forma m¨¢s sosegada el desarme, la convivencia, la situaci¨®n de las v¨ªctimas, pero al mismo tiempo no estar en la agenda genera menos necesidad en los pol¨ªticos de acometer esas cuestiones tan importantes¡±. A Joseba Arregi le provoca perplejidad ver a Otegi en las manifestaciones de Barcelona: ¡°Yo creo que se hacen un muy mal favor a s¨ª mismos los secesionistas catalanes poni¨¦ndose a su lado¡±. El soci¨®logo vasco cita al historiador italiano Gugilielmo Ferrero para advertir: ¡°Cuando se acaba con el Estado de derecho, lo ¨²nico que aparece es la violencia. Veo muchos juegos peligrosos en ese sentido: Otegi en Catalu?a apoyando a los secesionistas, la CUP, los antisistema... Parece que las historias se repiten porque se olvidan¡±. Sobre el papel de la izquierda, a Arregi le llama la atenci¨®n un argumento que estos d¨ªas vuelve a aparecer: ¡°Dicen, claro que el Estado tiene la fuerza del Estado de derecho, pero no olvidemos que a lo largo de la historia todos los nuevos Estados se han construido sobre la fuerza del hecho. Eso es cierto, pero la pregunta es: ?tiene sentido una vez que se ha constituido un Estado de derecho dar un paso atr¨¢s para volver otra vez a una situaci¨®n de hecho? Y otra pregunta: ?se puede hacer eso realmente sin alg¨²n tipo de violencia? Esas son las preguntas que, mirando un poco la historia, se debieran hacer en lugar de argumentaciones bastante pueriles como la de si se puede negar sacar las urnas...¡±.
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