Demos voz a nuestros nietos
Las generaciones futuras no votan y sus intereses son a menudo ignorados
?El medio ambiente y los recursos naturales del planeta no nos pertenecen, los tenemos en pr¨¦stamo de nuestros hijos? (Proverbio africano)
En Cuzco, en una reuni¨®n de m¨¢s de 60 pueblos ind¨ªgenas de los cinco continentes sobre soberan¨ªa alimentaria aprend¨ª algo que deseo compartir con ustedes. Muchos de estos grupos, antes de tomar decisiones importantes necesitaban responder a la pregunta: ?c¨®mo afectar¨¢ esta decisi¨®n a las pr¨®ximas siete generaciones?
Esto me hizo reflexionar, ?no ser¨¢ esta una de las causas por las que estos grupos minoritarios, relictos de culturas milenarias, han llegado a nuestros d¨ªas a pesar de las circunstancias adversas en las que se ven obligados a vivir? ?C¨®mo es posible que nosotros con una cultura que consideramos muy avanzada y en ¨¦poca de cambios clim¨¢ticos no nos hagamos esta misma pregunta antes de decidir?
Lo que sigue es un alegato en defensa de nuestros nietos y de c¨®mo asignarles un papel en la toma de decisiones hoy.
Nuestras decisiones y pol¨ªticas de hoy afectar¨¢n a nuestros descendientes, condicionando sus opciones y oportunidades, y reducir¨¢n unos recursos limitados y perecederos que necesitar¨¢n para hacer frente a sus necesidades b¨¢sicas. Sin embargo, estamos contaminando el aire y las aguas, destruyendo los bosques y la biodiversidad, sobrexplotando minas, mares, oc¨¦anos y fuentes de energ¨ªa, rompiendo equilibrios ecol¨®gicos y provocando cambios clim¨¢ticos. Tambi¨¦n la perdida del patrimonio cultural, el alto nivel de las deudas del Estado, el uso de armas at¨®micas y algunas inversiones en infraestructuras limitar¨¢n la libertad y la capacidad de elecci¨®n de las generaciones futuras.
Este a?o, en agosto hab¨ªamos ya consumido los bienes y servicios naturales que nos proporci¨®n el Planeta, para todo el 2017. Entramos en n¨²meros rojos, lo que gastemos hasta finales de a?o, es un pr¨¦stamo que tomamos de las generaciones futuras, que heredar¨¢n un planeta empobrecido.
Un economista neoliberal, cuestionando el valor del medio ambiente y sus recursos naturales, me dec¨ªa: ?Si su valor fuese alto, el mercado le dar¨ªa un precio y se cotizar¨ªa en bolsa?. En efecto, el mercado determina el precio en funci¨®n de la oferta y la demanda, y aqu¨ª est¨¢ la gran falacia: la oferta de recursos naturales es fija para uso y disfrute de todas las generaciones, mientras que la demanda mesurable es solo la generaci¨®n actual.
He planteado mi inquietud por la falta de propuestas a pol¨ªticos de casi todo el arco parlamentario y en el mejor de los casos la cuesti¨®n la zanjaban con un: "Estoy de acuerdo, pero estas propuestas no solo no prosperar¨ªan, sino que nos har¨ªan perder votos". Cierto, pero ?por qu¨¦?, si se trata de medidas justas, necesarias y urgentes. Porque las generaciones futuras no votan y sus intereses son a menudo ignorados
Los instrumentos econ¨®micos y pol¨ªticos de que nos hemos dotado, el mercado y la democracia, no tienen en cuenta suficientemente las necesidades y los intereses de las generaciones futuras ya que ¨¦stas no votan, ni consumen. Cualquier soluci¨®n pol¨ªtica requiere integrar los intereses de las generaciones futuras en nuestros sistemas actuales.
El proceso integrador deber¨ªa culminar con el desarrollo de un cuerpo de doctrina intergeneracional, incluyendo derechos para las generaciones futuras, pero antes, sin apenas costes econ¨®micos o pol¨ªticos, ser¨ªa el establecimiento de un ombudsman o defensor de las generaciones futuras independiente que, durante los debates parlamentarios de definici¨®n de pol¨ªticas y desarrollo legislativo, levantase la voz, alertando sobre el efecto que las nuevas normas puedan tener para las generaciones futuras. Sin esta figura nuestras democracias est¨¢n incompletas.
Estas ideas no son nuevas. Desde la Conferencia de la ONU sobre el Medio Humano en Estocolmo (1972), discusiones y publicaciones del Club de Roma y de la Comisi¨®n mundial sobre el medio ambiente y desarrollo (Nuestro futuro com¨²n (1987) se han debatido estos conceptos. En la Cumbre de la Tierra en R¨ªo de Janeiro (1992) ¡ªdonde me represent¨¦ a la FAO, se reconoci¨® que ?el derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades [¡] de las generaciones presentes y futuras?¡ª y en R¨ªo +20 (2012) se propuso adem¨¢s la creaci¨®n de un Alto Comisionado ONU para las generaciones futuras. La Declaraci¨®n de Unesco sobre la Responsabilidad de las Generaciones Presentes hacia las Generaciones Futuras incluye una buena base te¨®rica para la instituci¨®n..
Hoy m¨¢s de 30 acuerdos internacionales incluyen en sus textos referencias a la protecci¨®n de las generaciones futuras, 14 constituciones nacionales la reconocen expresamente en su articulado y m¨¢s de una docena de pa¨ªses han establecido la figura del defensor o equivalente.
En Espa?a, en 2013, aprovechando mi discurso de agradecimiento por el premio FAO-Espa?a, present¨¦ ante la Reina Sof¨ªa, el presidente de las Cortes, el Director General de la FAO y diversos ministros del gobierno una propuesta para la creaci¨®n en el Parlamento espa?ol de la Defensor¨ªa de las Generaciones Futuras. La idea fue muy bien acogida por las autoridades presentes como reiter¨® la reina en el c¨®ctel que sigui¨®: ?Nos has dado una tarea muy importante a todos?.
En julio del a?o en curso, ha surgido una excelente iniciativa de la Fundaci¨®n Savia por el Compromiso y los Valores, con la que tengo el placer de colaborar, con una estrategia desde abajo hacia arriba, que ha hecho renacer en m¨ª la esperanza y el entusiasmo. Se trata de una iniciativa a nivel municipal que, en palabras de su presidente Francisco Casero, tiene como fin ?involucrar a todos los municipios y territorios, as¨ª como instituciones a nivel internacional, europeo, estatal, auton¨®mico y local en la protecci¨®n de las generaciones futuras a trav¨¦s de sus pol¨ªticas?.
En dos meses se ha conseguido su aprobaci¨®n, por aclamaci¨®n de todos los grupos pol¨ªticos representados en los plenos municipales de pueblos con alcaldes de todas las tendencias pol¨ªticas ¡ªlo que demuestra que, si tenemos en cuenta a las generaciones futuras, los intereses se cruzan y las posiciones tienden a converger por encima de las ideolog¨ªas¡ª. Consecuentemente estos pueblos han solicitado a los presidentes de los Parlamentos europeo, espa?ol y auton¨®micos, as¨ª como al secretario general de las Naciones Unidas, la creaci¨®n en sus respectivos ¨¢mbitos de competencia de la figura del Defensor de las Generaciones Futuras. Esta iniciativa, que no conlleva coste econ¨®mico alguno y muestra un gran compromiso pol¨ªtico interpartidista, est¨¢ siendo contagiosa y, si somos capaces de promoverla y hacerla aprobar pueblo por pueblo, el clamor popular no podr¨¢ ser ignorado ni un minuto m¨¢s por nuestras autoridades.
Todo lo anterior debe complementarse con la participaci¨®n social y la acci¨®n individual, donde las redes sociales y los medios son imprescindibles para generar el impulso c¨ªvico necesario para el cambio. Es urgente persuadir a las autoridades, las empresas, las comunidades y los individuos de que tenemos el deber com¨²n de actuar en inter¨¦s de las generaciones futuras y que nosotros y nuestros gobiernos somos responsables ante ellas.
Jos¨¦ Esquinas es exdirectivo de la FAO y miembro del Consejo Asesor de la Red Espa?ola para el Desarrollo Sostenible (REDS)
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