Puigdemont carga contra la UE arropado por 200 alcaldes en Bruselas
¡°Se?or Juncker, se?or Tajani, ?por qu¨¦ no han reaccionado contra los abusos de una democracia fallida?¡±, se cuestion¨® el 'expresident'
Un expresidente, cuatro exconsejeros y ahora casi 200 alcaldes: el soberanismo catal¨¢n tom¨® este martes Bruselas para tratar de internacionalizar el desaf¨ªo independentista. Al giro hacia la ¨¦pica y el romanticismo del proc¨¦s se a?ade ahora una derivada antieuropea que traza extra?os paralelos con algunos fen¨®menos populistas. El expresidente Carles Puigdemont carg¨® contra la UE con un grado de dureza in¨¦dito hasta la fecha: ¡°?Van a continuar apoyando a Rajoy en este golpe de Estado?¡±.
Unos 170 alcaldes catalanes viajaron este martes a Bruselas en un vuelo ch¨¢rter ¡ªa raz¨®n de unos 300 euros por barba, que en teor¨ªa se costearon de su bolsillo¡ª para arropar a Puigdemont y su Gobierno o ex Gobierno en el exilio. Algunos m¨¢s se acercaron en coches particulares pese a las 14 horas de viaje: casi 200 alcaldes, con sus varas de mando en alto, llenaron el Palacio de las Bellas Artes, muy cerca de la c¨¦ntrica Grand Place bruselense, para reivindicar el desaf¨ªo independentista en el coraz¨®n de Europa. Puigdemont no defraud¨® a los convencidos: tir¨® de la dial¨¦ctica de confrontaci¨®n que ha afilado los ¨²ltimos d¨ªas y carg¨® contra ¡°el golpe del Estado¡± del Gobierno espa?ol, contra ¡°la violencia policial del 1-O¡±, contra ¡°una democracia fallida que hace prisioneros pol¨ªticos¡±, contra ¡°la credibilidad de la justicia espa?ola¡±. Arranc¨® los aplausos de una audiencia entregada cada vez que dispar¨® contra ¡°la fallida democracia espa?ola¡±. Pero el Govern estrena diana: Puigdemont, los consejeros, los eurodiputados y los alcaldes y en general todos los oradores que participaron en ese acto elevaron una octava el tono de las cr¨ªticas al papel de las instituciones europeas, que les da la espalda ol¨ªmpicamente desde hace semanas.
Puigdemont no se ahorr¨® ataques directos contra el jefe de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, y contra el presidente de la Euroc¨¢mara, Antonio Tajani. En medio de referencias al fascismo y al nazismo y de furibundos ataques al Gobierno de Rajoy, esa deriva antieuropea es cada vez m¨¢s patente en el discurso soberanista. Con una bandera europea a su espalda ¡ªque acompa?aba a la senyera¡ª, Puigdemont carg¨® las tintas contra las instituciones: ¡°Si los ciudadanos siguen apoyando al Gobierno el 21-D, ?seguir¨¢n ayudando al se?or Rajoy en su golpe de Estado y la restricci¨®n de libertad? ?Es esa la Europa que quieren? ?La que manda a un Gobierno a la prisi¨®n?¡±.
Puigdemont busc¨® en todo momento la complicidad de los medios extranjeros con continuas referencias al ¡°fascismo espa?ol¡±, que ¡°ejecut¨® a Llu¨ªs Companys¡± y que, ¡°hoy, en 2017, con impunidad total, participa en las manifestaciones convocadas por el partido del Gobierno de Espa?a. Ese fascismo es lo que hay ahora en Espa?a, esto es lo que hay ahora en el clan del 155¡±, espet¨® en referencia al art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, que permite suspender la autonom¨ªa. ¡°Se?or Juncker, se?or Tajani, ?Por qu¨¦ no han reaccionado contra los abusos de una democracia fallida?¡±, se cuestion¨® el expresident.
Ese fue el tono de su intervenci¨®n, jaleada con gritos de ¡°libertad¡± y de ¡°presidente, presidente¡± por los casi 200 alcaldes. Por la ma?ana, un grupo de empresarios catalanes denunci¨® la fuga de empresas y celebr¨® la intervenci¨®n del Gobierno para tratar de acabar con la incertidumbre. Por la tarde, los alcaldes arroparon a Puigdemont y a los consejeros Meritxell Serret, Antoni Com¨ªn, Clara Ponsat¨ª y Llu¨ªs Puig, junto con los eurodiputados Josep Maria Terricabras (ERC), Jordi Sol¨¦ (ERC) y Ramon Tremosa (PDeCAT), en lo que de facto supone el primer mitin de cara a las elecciones del 21-D.
Rizar el rizo
ERC ya ha enterrado la lista ¨²nica independentista para esos comicios. Pero es evidente que la confrontaci¨®n solo puede ir a m¨¢s: el jefe cesado del ex Govern acusa a Rajoy, en pleno coraz¨®n de Europa, de protagonizar ¡°un ataque indigno¡±; de un ¡°golpe de Estado de Espa?a contra un Parlamento y un Gobierno leg¨ªtimos¡±; de ¡°encarcelar a los que piensan diferente¡± o de ¡°vulneraci¨®n de los derechos humanos y maltrato a los detenidos¡±, en un mensaje teledirigido a la prensa europea m¨¢s que a los convencid¨ªsimos alcaldes. La batalla por la opini¨®n p¨²blica internacional es una de las grandes cruzadas de esta fase del proc¨¦s: los soberanistas se pusieron por delante tras las cargas policiales y el encarcelamiento del vicepresidente Oriol Junqueras y varios exconsejeros ha vuelto a darles alas, pese a que Europa sigue haciendo o¨ªdos sordos al proc¨¦s. Dec¨ªa Borges que exiliarse no tiene sentido porque cuando uno vuelve siempre encuentra un Gobierno peor. Puigdemont pretende rizar el rizo: exiliarse y a la vez volver a ganar las elecciones. Si para ello pretende ganarse a la UE, sorprenden las embestidas contra las instituciones europeas en un tono m¨¢s quevedesco que borgeano.
?Qui¨¦n paga la estancia de los exmiembros del Govern?
"Es la pregunta marxista. ?Qui¨¦n paga esto?", se quejaba este martes el eurodiputado de ERC Josep Maria Terricabras ante la insistencia por saber el origen del dinero con que se pag¨® la llegada de los alcaldes y la estancia de Puigdemont y los exconsejeros en Bruselas. Tanto ¨¦l como el europarlamentario Ram¨®n Tremosa (PDeCAT) han negado que dediquen a sostenerles la parte de sus cuantiosas dietas que no necesita ser justificada. Una estimaci¨®n conservadora realizada a partir de los gastos aproximados de su primera semana indica que el montante semanal desembolsado rondar¨ªa los 5.000 euros sin incluir partidas como los 500 euros del alquiler de la sala donde compareci¨® la semana pasada, reservada por la European Free Alliance. Con la posibilidad de que su estancia en Bruselas se alargue 12 semanas, la factura podr¨ªa superar los 60.000 euros. Por si acaso, a su salida del hotel Chambord, el amigo ¨ªntimo de Puigdemont, Josep Maria Matamala, sald¨® las cuentas sin m¨¢s. No dej¨® propina.
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