Charles Michel: ¡°Puigdemont debe responder de sus actos¡±

La crisis catalana adquiere rango de problema interno belga. Si tras la llegada de Carles Puigdemont a Bruselas quedaba alguna duda de sus posibles efectos para la estabilidad del ejecutivo, este mi¨¦rcoles se han disipado. La comisi¨®n de interior del Parlamento federal ha discutido la posici¨®n que debe tomar el Gobierno ante la cuesti¨®n. En un tono emocional, con continuas referencias a la violencia policial del 1-O, el primer ministro Charles Michel, el ¨²nico mandatario europeo que no cerr¨® filas con Mariano Rajoy tras el refer¨¦ndum, ha afrontado un formidable bombardeo de preguntas que le ped¨ªan precisamente lo que ha querido evitar desde el principio: tomar partido entre independentismo y unidad de Espa?a, entre Puigdemont y Rajoy, entre condenar los encarcelamientos o respetar la legalidad.

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El primer ministro ha salido del paso recordando que la llegada de Puigdemont a B¨¦lgica es la de un ciudadano comunitario m¨¢s que utiliza la libre circulaci¨®n. Con los mismos derechos y deberes que el resto, tambi¨¦n en lo que respecta a sus obligaciones frente a la justicia: "Puigdemont es un ciudadano europeo que debe responder de sus actos como cualquier otro. Sin privilegios ni como un 'subciudadano'".

Michel quiso pasar la pelota a las instituciones europeas citando a Puigdemont. Este aclar¨® que la elecci¨®n de Bruselas como destino de su escapada se debi¨® a su condici¨®n de coraz¨®n de Europa y no, como pod¨ªa pensarse, a las mayores probabilidades de obtener asilo o al aliento de sus aliados nacionalistas flamencos de la N-VA ¡ªalgunos de sus miembros fueron jaleados en el acto de este martes con 200 alcaldes¡ª. Pero no todos en la c¨¢mara compart¨ªan su visi¨®n. Los socialistas valones recriminaron la tibieza de Michel y se erigieron como la fuerza m¨¢s cr¨ªtica con el independentismo. "Es una crisis belga porque no ha condenado el refer¨¦ndum inconstitucional y porque ha llamado a sus ministros a la discreci¨®n pero no le han hecho caso. La N-VA tiene el meg¨¢fono y eso convierte a B¨¦lgica en reh¨¦n del separatismo", ha reprochado la diputada socialista de origen asturiano Julie Fern¨¢ndez.

La cabeza del Gobierno belga se ha mostrado hasta ahora incapaz de evitar las salidas de tono de los miembros de su gabinete. "Como entrenador del equipo ha perdido el control sobre sus jugadores", ha espetado un parlamentario ante las repetidas cr¨ªticas de miembros del Gobierno a Espa?a en las ¨²ltimas semanas. Las diatribas han llegado desde m¨²ltiples frentes. Jan Jambon, nacionalista flamenco, ministro de Interior: "Espa?a ha ido demasiado lejos. En Catalu?a solo aplicaron el mandato de sus electores". Theo Francken, del mismo partido, titular de Inmigraci¨®n: "Los catalanes que se sienten pol¨ªticamente amenazados pueden solicitar asilo en B¨¦lgica". Tambi¨¦n ha habido mensajes (minoritarios) menos amables con la huida de Puigdemont. Kris Peeters, democristiano flamenco, viceprimer ministro: "Cuando alguien llama a la independencia, deber¨ªa quedarse con su pueblo".

En medio de ese intercambio de recados p¨²blicos, Michel ha negado la mayor. "Hay una crisis pol¨ªtica en Espa?a y no en B¨¦lgica". Ha situado a Espa?a y no a los l¨ªderes independentistas como ¨²nico interlocutor v¨¢lido. Y ha reiterado su llamada al di¨¢logo para resolver la crisis catalana. Michel, liberal franc¨®fono, habla desde una posici¨®n compleja. Entre la espada y la pared. Quiere ahuyentar un renacimiento de los fantasmas independentistas en B¨¦lgica sin disgustar a sus socios de gobierno nacionalistas ¡ªlos m¨¢s votados del pa¨ªs¡ª. A la vez, trata de esquivar la crisis diplom¨¢tica con Espa?a, bordeada ya en varias ocasiones desde el refer¨¦ndum.

Catalu?a eleva el tono de las pasiones en B¨¦lgica hasta el punto de que durante el debate se rescat¨® del ba¨²l de la historia el oscuro pasado colaboracionista con los nazis de un sector del nacionalismo flamenco. O los tiempos en que el presidente de la N-VA, Bart de Wever, el gran aliado de Puigdemont, estrechaba la mano del ultraderechista franc¨¦s Jean-Marie Le Pen.

La oposici¨®n tambi¨¦n critic¨® las contradicciones del responsable de Inmigraci¨®n, Theo Francken, duro frente a los inmigrantes y refugiados, receptivo con Puigdemont. "Para tener asilo en B¨¦lgica es m¨¢s f¨¢cil venir de Catalu?a que de Irak o Darfur", le ha reprobado el ecologista Benoit Hellings. El diputado fue uno de los m¨¢s ir¨®nicos. "Han dado un empuj¨®n al turismo en Bruselas, sobre todo ayer. Gracias por eso", dijo en referencia al aterrizaje de casi 200 alcaldes en la capital belga para arropar a Puigdemont.

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