La batalla de los bomberos gallegos contra la velutina
Cuadrillas especializadas combaten en jornada completa los nidos de avispa asi¨¢tica. La muerte de un hombre desata una avalancha de llamadas de socorro en Galicia
Diego L¨®pez, bombero de Santiago, cuenta que ha visto un nido de avispa velutina tan grande como un fornido apagafuegos de calendario: "Era un avispero enorme, tanto, que podr¨ªa haber entrado yo en ¨¦l". Rafael Moledo, suboficial del cuerpo municipal de Vigo, asegura que ¨¦l ha tenido delante algunos panales "como lavadoras", aunque lo que m¨¢s abunda son los nidos "tama?o pelota de baloncesto". Pero lo m¨¢s preocupante no es la talla, sino la abundancia. L¨®pez calcula que este a?o, entre otras cosas por el buen tiempo que ha hecho hasta ahora, "se han triplicado".
La Asociaci¨®n Galega de Apicultura habla de la existencia de unos 100.000 en la comunidad aut¨®noma, y seg¨²n el mapa que va cumplimentando la Xunta de Galicia, la invasora asi¨¢tica que come sobre todo fruta y depreda abejas y avispas aut¨®ctonas se ha extendido ya por 232 de los 313 municipios. De momento, la provincia que mejor lo va llevando es Ourense, solo invadida a medias, pero este a?o ha quedado demostrado que la velutina es capaz de adaptarse al fr¨ªo del interior y la alta monta?a.
"Se est¨¢n probando un mont¨®n de trampas y de m¨¦todos, hasta hay drones con veneno. Pero a¨²n no hay quien las pare; ni siquiera quien sepa c¨®mo estabilizarlas. Las colonias van a ir in crescendo", augura el bombero compostelano. De los nueve efectivos que est¨¢n de guardia cada jornada en la capital gallega, "dos o tres dedican todo el d¨ªa, de la ma?ana a la noche, a neutralizar y quitar nidos de velutina". En ese tiempo suelen acabar con una media de 12, pero ayer, sin ir m¨¢s lejos, liquidaron 22. La muerte casi instant¨¢nea por choque anafil¨¢ctico de ?ngel Gonz¨¢lez -un vecino de O Porri?o (Pontevedra) de 54 a?os que recibi¨® 25 picaduras cuando trataba de talar el manzano en el que se agazapaba un nido- ha disparado la alarma en pleno oto?o. A esto se ha sumado que la ca¨ªda de la hoja ha dejado a la vista colonias insospechadas.
En Vigo, la localidad m¨¢s grande de Galicia, con un extenso y ca¨®tico territorio rural que se abraza y convive con el casco urbano, el suceso del municipio pr¨®ximo provoc¨® "una avalancha" de llamadas de vecinos que hab¨ªan entrado en p¨¢nico. El parque de bomberos ten¨ªa entonces una lista de espera de 120 nidos que era preciso exterminar, y en cinco d¨ªas de dedicaci¨®n completa los tres agentes especializados casi lograron zanjar la tarea pendiente: ya solo les queda inyectar veneno en 15 colonias. El grupo se mueve con "un Mitsubishi que llega a lugares dif¨ªciles" y viste trajes como los de apicultor pero con la tela m¨¢s gruesa y un protector de cara que no es de malla, sino de metacrilato. Las armas con las que trabaja este equipo son p¨¦rtigas de 27 metros de largo que alcanzan la mayor¨ªa de los nidos secundarios, que son los grandes y por lo general los m¨¢s altos. Se encaraman en los eucaliptos, los frutales, los postes el¨¦ctricos y tambi¨¦n cobertizos, naves y alg¨²n que otro edificio.
En Santiago, si los nidos no est¨¢n muy arriba, suelen ser retirados de noche y destruidos por los bomberos. Normalmente, en Vigo no se retiran los avisperos si no est¨¢n en lugares especialmente sensibles, como "colegios o parques p¨²blicos donde los ni?os pueden acabar jugando con el nido si lo tira el viento". Lo que hacen con la p¨¦rtiga es insuflarlos de insecticida gracias a un mecanismo de bombeo instalado en la punta. El gran objetivo es la reina, que siempre est¨¢ en palacio. Las otras van y vienen, pero de noche se recogen en su casa envenenada y "en tres d¨ªas no queda una viva". Con el tiempo la enorme morada llena de celdillas que ha sido neutralizada por los bomberos cae y acaba desintegr¨¢ndose.?
A principios de primavera, cada reina funda una nueva familia construyendo un nido primario que no suele sobrepasar la talla de una pelota de tenis. A partir de mayo, el enjambre se multiplica y se traslada a m¨¢s altura para armar el entramado esf¨¦rico de esa gran vivienda comunal que albergar¨¢ hasta que entre el oto?o varios miles de avispas. Si no fuera por lo mucho que se ha alargado el buen tiempo, a estas alturas de a?o estos avispones originarios de China que ya mantienen en vilo a muchos pa¨ªses del oeste europeo estar¨ªan casi desaparecidos. Pero en Galicia a¨²n zumban por todas partes, en una convivencia que asusta a muchos humanos pero que para ellos, a pesar del tama?o del insecto, casi nunca tiene consecuencias tr¨¢gicas.
La Vespa velutina, una gran amenaza para la abeja (con la que alimenta a sus larvas), vuela entre las personas atra¨ªda por el olor de infinidad de comidas humanas y se deja cazar con una pasmosa torpeza sin que la asalte su instinto defensivo. Cuando ataca sin piedad al hombre, y es especialmente letal (como la mayor¨ªa de las avispas) si la v¨ªctima es al¨¦rgica, es cuando ve amenazado su nido, el sanctasanct¨®rum de la reina. Si su majestad muere, "las dem¨¢s velutinas acaban muriendo tambi¨¦n", ilustra Diego L¨®pez, por eso es m¨¢s eficaz atacar directamente los nidos que sembrar el monte de trampas llenas de cerveza, vino, miel o zumo para las obreras.
"En la ciudad los bomberos tenemos mucho m¨¢s trabajo que combatir a la velutina, pero no nos queda m¨¢s remedio que volcarnos en esto y dedicarle gente porque recibimos llamadas de auxilio verdaderamente desesperadas", reconoce Rafa Moledo. As¨ª va a seguir siendo, creen estos profesionales, por much¨ªsimos a?os. Quiz¨¢s "las abejas llegar¨¢n a adaptarse a ellas y aprender¨¢n a defenderse", concluye L¨®pez. Porque, por lo que se ve, la invasora asi¨¢tica "ha venido para quedarse".
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