Violaci¨®n o escarmiento
La defensa denuncia la "caza a La Manada" y esgrime que la chica declar¨® que los acusados "pudieron entender que estaba sometida, o que no"
Agust¨ªn Mart¨ªnez Becerra es un hombre con una misi¨®n escandalosa: llevarse a los miembros de La Manada a Sevilla con una factura que pasarle al Estado, por el a?o y medio encarcelados, y otra m¨¢s delicada a la sociedad espa?ola, empezando por los pol¨ªticos y los medios de comunicaci¨®n. ¡°No va a haber tierra para que corran¡±, advierte. Este martes se sab¨ªa en un escenario ¨²nico y lo aprovech¨® a fondo: "La ma?ana del 7 de julio de 2016 se inici¨® la caza de La Manada", dijo casi recitando. Hab¨ªa comenzado su discurso con una cita de Garc¨ªa M¨¢rquez para disculparse por si se pon¨ªa nervioso y luego encaden¨® una met¨¢fora tras otra para hablar de los ¡°r¨ªos y afluentes¡± de los juicios paralelos que han llevado a sus clientes al ¡°mar de la culpabilidad¡±. Dos de los magistrados se miraron distraidamente mientras los acusados manten¨ªan la mirada p¨¦trea al frente y las mand¨ªbulas apretadas.
Cuando entr¨® en materia, la defensa fundament¨® sus argumentos en tres ejes: la declaraci¨®n de la denunciante, su comportamiento durante y despu¨¦s del juicio (¡°no voy a hablar de su falta de atenci¨®n, su peculiar manera de comportarse, ni voy a entrar en consideraciones sobre su jovialidad¡±) y los informes ¡°contaminados¡±, seg¨²n ¨¦l, de polic¨ªas y psic¨®logas. Puso mentalmente a la denunciante frente a los acusados en la escena principal del suceso. ?Hizo alg¨²n gesto o manifestaci¨®n para que los acusados interpretasen que usted no quer¨ªa mantener relaciones con ellos?, le preguntaron la semana pasada. Mart¨ªnez Becerra transcribi¨® en p¨²blico la respuesta de la chica. ¡°Yo no hablaba, estaba con los ojos cerrados, sometida y no hac¨ªa nada (¡) No habl¨¦, no grit¨¦. Entonces, que yo cerrara los ojos y no hiciera nada lo pudieron interpretar como que estaba sometida o como que no¡±. No s¨®lo no hizo nada para que pareciese una negativa, sino que ellos entendieron que s¨ª quer¨ªa mantener relaciones, resumi¨® la defensa. Es una de las grandes cuestiones del juicio, la m¨¢s pol¨¦mica de todas y para la que aport¨® otra perspectiva el d¨ªa anterior la fiscal del caso, Elena Sarasate: ¡°Si te rodean cinco hombres en un callej¨®n sin salida y te piden el m¨®vil y la cartera, y se los das sin decir nada, ?puedes denunciar por robo?¡±.
Mart¨ªnez Becerra se enfrentaba a una monta?a: la fase de instrucci¨®n que deposit¨® a La Manada en prisi¨®n provisional. Para tratar de tumbarla desacredit¨® al juez instructor y dem¨¢s polic¨ªas y peritos por acercarse al caso con la sentencia ya confeccionada por la explosiva situaci¨®n social. ¡°Se buscaba un escarmiento y nada mejor que un guardia civil, un militar y un gordito ultra¡±, dijo. Por ejemplo, ¡°los psic¨®logos forenses ten¨ªan raz¨®n en que la chica sufri¨® un grave estr¨¦s postraum¨¢tico¡±, pero la pregunta no era si lo ten¨ªa o no, sino por qu¨¦. En el informe dijeron que se trataba de un shock compatible con una agresi¨®n sexual; en el juicio, que tambi¨¦n era compatible con una ¡°actividad sexual perturbadora de la que tener verg¨¹enza por haber participado en ella¡±. Despu¨¦s de recordar que el Tribunal rechaz¨® un papel con el que apareci¨® la chica para justificar su tratamiento cl¨ªnico debido al trauma, Mart¨ªnez Becerra dijo que no hay en el sumario ¡°ning¨²n documento, ni una sola prueba de que la denunciante haya ido al m¨¦dico o est¨¦ en tratamiento en Madrid. ?Se ha olvidado la acusaci¨®n de algo tan esencial? No es un error ni un olvido: ese documento no existe¡±. Explot¨® las rectificaciones de la chica respecto a su primera declaraci¨®n, cuando estaba en shock (la entrada en el portal, primero forzada y luego no; la espera fuera del hotel mientras ellos ped¨ªan un cuarto cuando hab¨ªa dicho que estaba ya inc¨®moda en su compa?¨ªa y ten¨ªa que irse a su coche: sigui¨® con ellos y se enroll¨® con uno, "el ¨²ltimo que apareci¨®", dijo capciosamente el abogado) e inform¨® de que no hab¨ªan hablado nada sobre drogas como para meterse con ellos en el portal a fumar un porro, como adujo la chica. Tambi¨¦n record¨® que ella cont¨® que sus agresores hab¨ªan salido a la carrera, pero las c¨¢maras demuestran que lo hicieron caminando y de forma escalonada. "Despu¨¦s de cometer una violaci¨®n salvaje dejan a la chica no atada ni drogada, sino que pod¨ªa salir corriendo del portal y pedir ayuda en unas calles llenas de gente. Mientras, ellos caminan unos metros y se paran a ligar con otras chicas a la vuelta de la esquina. ?Por qu¨¦ lo hacen? Porque no tienen miedo a que les pase nada. ?Por qu¨¦ no tienen miedo? Porque no han violado a nadie".
Todos los peritos, ley¨® Mart¨ªnez Becerra mientras se ajustaba sus gafas de patillas de colores, juzgaron las im¨¢genes y las declaraciones con el objetivo de buscar pruebas que confirmasen una agresi¨®n sexual. S¨®lo as¨ª, explic¨®, un agente de la Polic¨ªa Foral puede describir en su informe como ¡°movimiento instintivo¡± la famosa "sincronizaci¨®n de relaciones" que advierte la defensa durante seis segundos en el v¨ªdeo. ¡°No hay en ning¨²n momento asco, dolor o sufrimiento en la cara de la denunciante. Ning¨²n gesto de rechazo¡±. En eso coincidi¨® con el planteamiento de los peritos que analizaron en m¨¢s de 200 folios los 96 segundos de la supuesta agresi¨®n: ni asco, ni dolor ni sufrimiento, pero tampoco placer, gozo o iniciativa. ¡°Es una pel¨ªcula porno¡±, zanj¨® Mart¨ªnez Becerra. ¡°Pura elucubraci¨®n subjetiva¡±, y tras eso se extendi¨® en abundantes detalles explicativos sobre felaciones. ¡°Cuando la enfocan con la c¨¢mara tiene los ojos cerrados, ?pero desde cu¨¢ndo tener los ojos cerrados en una relaci¨®n sexual equivale a que no sea voluntaria?¡±, se pregunt¨®. ¡°Lo que no es normal¡±, inform¨® severamente a la sala, ¡°es hacer felaciones con los ojos abiertos¡±.
Animado o no por la revelaci¨®n, profundiz¨® en los gustos personales de la denunciante en su vida privada para vincularlos con el suceso. Defendi¨® la inclusi¨®n de una fotograf¨ªa del instagram de la chica en el sumario que muestra una camiseta con el lema ¡®Hagas lo que hagas, qu¨ªtate las bragas¡¯. ¡°Me resulta sorprendente¡±, dijo, ¡°que una chica que ha denunciado una agresi¨®n sexual cuelgue ese mensaje un mes antes del juicio¡±. Inform¨® de que el lema pertenece a un programa llamado S¨²per Shore, del que cit¨® la sinopsis: un reality en el que se ¡°viene a beber alcohol hasta desfallecer y a follar como conejos¡±. ¡°Pero es que adem¨¢s¡±, levant¨® el tono, ¡°la frase la dice el personaje que m¨¢s le gusta a la denunciante¡±, una tal Karime ¡°famosa por su fogosidad, su debilidad por hacer tr¨ªos y su talante para crear conflictos¡±. La facilidad con la que conect¨® a un personaje de la tele con una supuesta v¨ªctima de violaci¨®n, traspasando oscuramente las propiedades de una a otra, provoc¨® un runr¨²n del p¨²blico acallado por el presidente del tribunal.
Mart¨ªnez Becerra acab¨® en varios tragos cortos su botella de agua. Ha explorado el caso durante meses buscando grietas en la versi¨®n de la denunciante, trata de abrir continuamente un canal privado con el Tribunal ajeno al ruido exterior, pelote¨¢ndolo. ¡°S¨¦ que ustedes juzgar¨¢n este caso con la ley en la mano y entendimiento en el coraz¨®n¡±, les dijo. Este abogado sabe que la sentencia que se ha dictado fuera sobre los acusados tiene mucho que ver con su car¨¢cter y lo que representa en un mundo que cambia a marchas forzadas empujado por el movimiento feminista. Su objetivo es lograr la absoluci¨®n de unos hombres despreciables con las mujeres, capaces de dejar tirada a una despu¨¦s de hacer una org¨ªa (seg¨²n su versi¨®n) con ella y robarle el m¨®vil. J¨®venes que se graban teniendo sexo mientras hacen comentarios y presumen ante sus amigos. Con antecedentes y una causa pendiente por abusos a una chica inconsciente. Una tarea trabajosa, sin duda. Por eso dijo lo que dijo para terminar su alegato: los acusados no son ¡°modelos de nada¡±, pueden ser ¡°imb¨¦ciles¡±, ¡°patanes¡± y ¡°primarios¡± y admiti¨® que eran bastante ¡°simples¡± con aficiones como el f¨²tbol y las chicas, pero ¡°buenos hijos¡± y ¡°buenos amigos¡± que hab¨ªan recibido visitas todas las semanas desde 800 kil¨®metros para verlos 45 minutos. Nada de esto fue improvisado: lo ley¨® todo de principio a fin. Los acusados se emocionaron, alguno de ellos llor¨® y se fundieron en abrazo mientras el p¨²blico se levant¨® a estirar las piernas al aire g¨¦lido de Pamplona.
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