Arte y pol¨ªtica
Las obras de Sijena nunca llegaron a Barcelona por una donaci¨®n sino para su preservaci¨®n en un momento excepcional
La devoluci¨®n de obras de arte y documentos culturales a sus propietarios leg¨ªtimos u originarios tiene dos soluciones extremas: Un retorno general al punto de origen, con el consiguiente desmantelamiento de los museos del mundo, y la defensa rigurosa del statu quo. Entre ambas viene aplic¨¢ndose recientemente una norma basada en el comportamiento rec¨ªproco, en la prioridad del titular legal de la obra sobre la defensa del comprador de buena fe. Cabe citar varios ejemplos pr¨®ximos en el tiempo. Es as¨ª como el Museo de Antalya, en Turqu¨ªa, recuper¨® el torso de una estatua monumental griega del Museo Paul Getty, el MOMA entreg¨® el espl¨¦ndido vaso de Eufronio al Museo Etrusco de Cerveteri, o el Museo de Hamburgo devolvi¨® el rostro della Pucella, robado de una tumba etrusca de Tarquinia.
De haber aplicado esta norma de la reciprocidad en el buen uso de los patrimonios muse¨ªsticos, el conflicto en torno a las obras de arte del Monasterio de Sijena no hubiera existido. Es de suponer que los responsables culturales de la Generalitat y del Museo Nacional de Catalu?a son conscientes de que Sijena est¨¢ en Arag¨®n, con dos consecuencias. Primera, la apropiaci¨®n catalana de los murales de la Sala Capitular de Sijena no encaja con el car¨¢cter "Nacional" del museo de Montjuic. Segunda y principal, las pinturas nunca llegaron a Barcelona por una donaci¨®n sino para su preservaci¨®n en un momento excepcional. La iglesia hab¨ªa sido incendiada en agosto del 36 por milicias anarquistas, catalanas en su abrumadora mayor¨ªa. Mal puede constituirse as¨ª la base de un Patrimonio Cultural. La ¨²nica conducta moral hubiera sido la devoluci¨®n cuando el monasterio fue reparado y la misma se solicit¨®.
Por otra v¨ªa, la judicial, an¨¢loga conducta debe ser seguida con las 44 adquisiciones posteriores de los a?os 80, siempre en momento excepcional. No ha sido as¨ª y corresponde aplicar la ley, con el resultado conocido.
Y est¨¢ la dimensi¨®n pol¨ªtica, ligada a un concepto ensimismado de lo nacional. Sorprende que el patriotismo de los responsables culturales catalanes hayan olvidado la cruzada que ellos mismos desencadenaron en los a?o 90 para hacerse con los documentos catalanes ¡ªno solo los procedentes de la Generalitat¡ª que formaban parte del Archivo de Salamanca. Fue publicado incluso un libro, firmado creo por un senador, que lo planteaba no solo como una reivindicaci¨®n sino como respuesta al expolio sufrido por Catalu?a tras la guerra civil. Como si Espa?a hubiese sido bendecida por el franquismo. As¨ª que a hechos similares la soluci¨®n es distinta. El expolio de Sijena no es tal si cae en buenas manos (las suyas).
En cuanto al obst¨¢culo de la conservaci¨®n durante el traslado, cabe advertir que ya hay piezas mal conservadas, en cualquier caso no cabe convertirlo en suced¨¢neo del rechazo.
Lo que s¨ª despunta en el documento de los directores de museos catalanes es una objeci¨®n jur¨ªdico-pol¨ªtica por aplicar la resoluci¨®n judicial estando vigente el 155. Irrelevante y significativo. Lo mismo que la declaraci¨®n de la responsable del Museo de Lleida en el sentido de que ahora ellos responder¨¢n apoyando la petici¨®n de la Dama de Elche. Es la ley del tali¨®n, nada de arte y todo pol¨ªtica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.