El ¨²ltimo juicio de Jos¨¦ Castro
El instructor del 'caso N¨®os' cuelga la toga tras 27 a?os al frente del mismo juzgado de instrucci¨®n y 41 en ejercicio
¡°Mi jubilaci¨®n estaba prevista hace dos a?os y cre¨ªa haberme preparado an¨ªmicamente para esto, pero no¡±. En un segundo piso del sombr¨ªo edificio que acoge los juzgados penales y de instrucci¨®n de Palma, antiguo colegio con rampa y patio trasero, Jos¨¦ Castro Arag¨®n (C¨®rdoba 1945) ha celebrado su ¨²ltimo juicio de faltas antes de colgar la toga para jubilarse sin quererlo a los 72 a?os. Dos a?os ha durado la pr¨®rroga a la que consigui¨® acogerse tras una reforma de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial y que le permiti¨® aplazar la inevitable retirada para cerrar casi todas las piezas que a¨²n quedaban abiertas por la macro causa del Palma Arena, que ha sentado varias veces en el banquillo al expresidente de Baleares Jaume Matas.
Al borde de los 72 a?os -que cumple este mi¨¦rcoles- se jubila siendo el magistrado que m¨¢s tiempo ha estado al frente del mismo juzgado de instrucci¨®n en Palma, al que lleg¨® en 1991 tras pasar por varios destinos y tras una etapa como funcionario de prisiones. Una labor que siempre ha reconocido que le marc¨® y le hizo reflexionar cada vez que dictaba una orden de ingreso en la c¨¢rcel. En sus primeros a?os, disfrut¨® en la sala de vistas con las refriegas judiciales entre vecinos, aunque con el paso de los a?os no pudo escapar de las causas medi¨¢ticas.
En 1992 impuls¨® el caso Calvi¨¢, un intento de soborno por parte de dos militantes del PP y un comisionista a un concejal del PSOE para intentar cambiar la vara de mando del municipio del mismo nombre. Su instrucci¨®n deriv¨® en una condena ratificada por el Tribunal Supremo de entre cuatro y seis meses de arresto y cien millones de pesetas de multa para los tres acusados que cre¨® jurisprudencia. Fue su bautizo medi¨¢tico y su primer gran asunto por corrupci¨®n pol¨ªtica en Baleares.
15 a?os despu¨¦s lleg¨® el gran caso, la investigaci¨®n sobre el desv¨ªo millonario en la construcci¨®n de un vel¨®dromo durante el malogrado Gobierno de Matas. En el caluroso agosto de 2009 estallaba el Palma Arena, principio del fin para el exministro de Aznar acorralado por la investigaci¨®n de Castro y su entonces inseparable compa?ero de fatigas, el fiscal anticorrupci¨®n Pedro Horrach. Una macrocausa que tuvo que ser dividida en 27 piezas y que tom¨® otros derroteros cuando un expediente hallado durante el registro del vel¨®dromo puso sobre la mesa el nombre de I?aki Urdangarin.
Conocido por el 'caso N¨®os'
Nac¨ªa entonces el caso N¨®os, que tambi¨¦n trajo consigo el salto de Castro de una exposici¨®n medi¨¢tica local y de provincias al reconocimiento en buena parte el pa¨ªs. La rampa de Urdangarin, el interrogatorio a la infanta Cristina con sus casi 300 ¡°no me acuerdo¡±, la ruptura total con el fiscal Horrach y un camino para sentar a Cristina de Borb¨®n en el banquillo de la Audiencia Provincial que recorri¨® pr¨¢cticamente solo con el apoyo del pseudosindicato Manos Limpias. ¡°No me quedo con ning¨²n caso concreto, ni quiero ser el juez que imput¨® a una persona determinada, porque ha habido muchos casos y con los que me quedo a nivel de sensibilidad no son los m¨¢s notorios¡±, ha dicho el magistrado, que no quiere ser recordado como el juez que imput¨® a la infanta Cristina. ¡°He pasado treinta y pico a?os sin imputar a esta se?ora, solo en los ¨²ltimos tres o cuatro a?os ha sido cuando ha ocurrido esto. No quisiera pasar, pero ustedes dir¨¢n si paso, no paso, o paso al olvido que ser¨ªa lo m¨¢s razonable¡±.
Durante a?os el magistrado ha combinado en su d¨ªa a d¨ªa la instrucci¨®n de las grandes investigaciones por corrupci¨®n con los juicios de faltas por robos, alcoholemias o peque?os altercados. Tambi¨¦n tuvo tiempo de entrar en el poblado marginal de Son Banya y levantar con excavadoras el suelo de la vivienda de la matriarca del principal clan de la droga de las islas, Francisca Cort¨¦s Picazo La Paca, para desenterrar m¨¢s de cuatro millones de euros. De car¨¢cter explosivo pero afable, Castro nunca ha querido cambiar de destino ni se ha postulado para cargo alguno. Sin afiliaci¨®n conocida a las asociaciones judiciales, ha trabajado con la puerta del despacho abierta para quien ha querido tocar. ¡°La prensa me ha juzgado con mucha justicia¡±, dec¨ªa esta ma?ana a los periodistas que le ped¨ªan por sus ¨²ltimas horas en el juzgado y a quienes recordaba ¡°alg¨²n que otro varapalo¡± que admit¨ªa haber asumido ¡°como merecido¡±.
Puerta cerrada a la pol¨ªtica
Duro en sus interrogatorios, todav¨ªa algunos se acuerdan de los lamentos de un investigado en el Palma Arena que rememoraba su encuentro con el juez como una de las peores experiencias vividas. Rechaz¨® ser l¨ªder electoral de Podemos en las islas y escuch¨® alguna propuesta de Izquierda Unida que termin¨® desechando. La puerta a una incursi¨®n pol¨ªtica est¨¢ cerrada a cal y canto. ¡°La pol¨ªtica no es una opci¨®n, ya lo dije en su momento y no ser¨ªa leal ahora chaquetear¡±, ha zanjado.
C¨®rdoba le hizo hijo predilecto el pasado mes de noviembre, un nombramiento que dedic¨® ¡°a las altas instituciones del Estado que con tanta visceralidad y con resortes no siempre legales arremetieron contra un acto de absoluta normalidad procesal¡±. Los d¨ªas previos a la jubilaci¨®n los ha pasado entre alguna guardia nocturna y los flecos de asuntos a¨²n por cerrar. No tiene claros sus planes a partir de ahora, cuando dice que tendr¨¢ ¡°mucho tiempo libre¡± aunque continuar¨¢ dando clases en una universidad privada ¡°y si alguien me ofrece algo, pues bien y si no, me quedo en mi casa o me voy al gimnasio¡±.
Castro se jubila exprimiendo todo el tiempo en ejercicio que le permite la ley y sin ganas de descansar ¡°porque no me siento agotado¡±. Esta ma?ana ha dictado tres sentencias, todas condenatorias. El intento de robo de gambones y bacalao en una gran superficie comercial y los desperfectos causados al sustraer un disco duro en una tienda de electr¨®nica han precedido a su ¨²ltimo juicio, una vista simulada por sus amigos y compa?eros, que han entrado para despedirse. Funcionarios, fiscales, jueces y trabajadores del edificio han llenado por ¨²ltima vez la sala de vistas. Castro dice que le habr¨ªa gustado continuar porque su trabajo no es tan duro como estar subido a un andamio. ¡°Estando en una mesa con un ordenador, creo que todav¨ªa puedo hacerlo. Pero es la ley y ya est¨¢¡±.
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