La ¡°semana fren¨¦tica¡± que acab¨® con la buena suerte del homicida de Diana Quer
Las pruebas obtenidas tras el asalto frustrado a otra mujer el d¨ªa de Navidad fueron clave en la detenci¨®n de El Chicle
Si desde noviembre de 2016 era "el principal sospechoso", desde noviembre de 2017 los investigadores del caso Diana Quer estaban "completamente seguros" de que Jos¨¦ Enrique Abu¨ªn, alias El Chicle, era el hombre que se hab¨ªa llevado a Diana. Estaban preparando informes, organizando sobre el papel los resultados del an¨¢lisis de dos millones de datos de telefon¨ªa m¨®vil, y atando flecos para presentar ante el titular del juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de Ribeira, F¨¦lix Isaac Alonso, evidencias s¨®lidas que lo empujaran a reabrir el caso que hab¨ªa cerrado por falta de pruebas en abril. Nadie pensaba resolver el crimen en plenas celebraciones navide?as, pero "las cosas se precipitaron" en la ¨²ltima "semana fren¨¦tica", explica el coronel jefe de la Guardia Civil de A Coru?a, Javier Jambrina. Los agentes tuvieron que "tomar decisiones" y saltarse atropelladamente "el guion" que se hab¨ªan marcado para las pr¨®ximas semanas e incluso meses. Dos hechos condicionaron la marcha de los acontecimientos y torcieron definitivamente la buena suerte que El Chicle hab¨ªa tenido hasta ahora.
El primero fue el intento de secuestro de otra mujer en Navidad, ese crucial desliz del "avispado" delincuente, que hab¨ªa pasado meses extremando las precauciones porque se sab¨ªa investigado. Este intento de secuestro de una mujer joven, pero unos 10 a?os mayor que Diana Quer, el pasado d¨ªa 25 en Boiro, una localidad situada a medio camino entre A Pobra y Rianxo, fue el pistoletazo de salida de esta carrera contra el reloj de la Guardia Civil. Los investigadores creen que con la v¨ªctima mortal El Chicle despleg¨® el mismo modus operandi que con esta mujer. Pero "toda la suerte que tuvo con Diana la perdi¨® completamente con esta chica", relata un mando de la Guardia Civil en A Coru?a.
En la esquina de la calle exist¨ªa una c¨¢mara que grab¨® n¨ªtidamente c¨®mo el delincuente dio la vuelta con su coche tras fijarse en su nueva v¨ªctima para seguirla. Ella caminaba concentrada en la pantalla de su m¨®vil, igual que iba Diana Quer en el momento en que envi¨® su ¨²ltimo mensaje de advertencia a una amiga. Ya fuera del plano de esta c¨¢mara, tal y como ha revelado esta ma?ana en rueda de prensa Jambrina, la escena que sigui¨® despu¨¦s continu¨® siendo registrada gracias a que la mujer, que estaba enviando un WhatsApp, mantuvo aferrado su tel¨¦fono contra el pecho, con el bot¨®n de mensaje de voz presionado. Es as¨ª como grab¨® (y despu¨¦s la propia aplicaci¨®n envi¨® al amigo con el que se estaba comunicando), el momento en que El Chicle intent¨® supuestamente secuestrarla (usando incluso una herramienta que le puso en la nuca simulando que era un cuchillo), un hecho que ¨¦l ha negado ante la Guardia Civil.
En un primer momento, el agresor le pide que le entregue el tel¨¦fono, pero ella se resiste y le ofrece todo el dinero que lleva, 20 euros. M¨¢s tarde, ¨¦l parece desistir y disimula. Le dice: "Ah, ?pero t¨² no eres Carla?", y trata de hacerle creer que el asalto era una broma. Sin embargo, ella se fija en la matr¨ªcula del Alfa Romeo gris de Abu¨ªn, y ¨¦l se da cuenta y empieza un violento forcejeo para introducirla en el maletero. Ella lucha con todas sus fuerzas, empieza a gritar pidiendo auxilio y logra mantener una pierna fuera hasta casi el ¨²ltimo instante. El Chicle no puede con ella. Sigue convaleciente de una operaci¨®n en el hombro derecho que le ha obligado a abandonar su gran afici¨®n al atletismo y no hace bien el juego del brazo. Por eso la mujer aguanta, ya dentro del maletero, empujando con las rodillas para que su secuestrador no cierre la puerta. Dos hombres oyen sus gritos y acuden a socorrerla. Ella salta del maletero y Abu¨ªn monta en el veh¨ªculo y huye veloz. En aquel extremo casi desierto del paseo de A Pobra donde se le perdi¨® el rastro, Diana no tuvo esta fortuna. La mujer denunci¨® los hechos al d¨ªa siguiente e incluso aport¨® datos sobre la matr¨ªcula y el modelo del coche. Recordaba una letra y dos n¨²meros. "Es es del Chicle", concluyeron inmediatamente los agentes locales, que sab¨ªan que Abu¨ªn era sospechoso del caso Quer.
?LTIMAS NOTICIAS SOBRE EL 'CASO DIANA QUER'
Consulta la informaci¨®n m¨¢s actualizada del caso Diana Quer:?reportajes en profundidad, an¨¢lisis, entrevistas, cronolog¨ªa de los hechos...
El segundo hecho clave se produjo el viernes pasado. Fue un titular que public¨® un medio gallego de prensa escrita en el que se dec¨ªa que 30 agentes de la UCO (Unidad Central Operativa) hab¨ªan desembarcado de nuevo en Galicia para tender el cerco al supuesto autor de la desaparici¨®n de Diana Quer, que pod¨ªa ser tambi¨¦n el agresor de la otra chica en Boiro (A Coru?a). Esa misma ma?ana, ante la "grav¨ªsima filtraci¨®n que ahora se est¨¢ investigando", el grupo que llevaba 16 meses componiendo minuciosamente "el puzle" de la desaparici¨®n de Diana convoc¨® una reuni¨®n de urgencia y decidi¨® detener al Chicle y a su pareja, que sosten¨ªa, junto a dos cu?ados, la coartada del presunto criminal.
Despu¨¦s ya sobrevino todo en cascada: el desmentido de la compa?era, que acab¨® reconociendo el s¨¢bado pasado en el cuartel de A Coru?a que el 22 de agosto de 2016, cuando desapareci¨® la joven madrile?a de 18 a?os, no hab¨ªa estado con ¨¦l robando combustible en el puerto de A Pobra do Carami?al. Tras "perder esta cobertura", en una primera declaraci¨®n ante la Guardia Civil Abu¨ªn dijo que hab¨ªa atropellado accidentalmente a Diana Quer, que hab¨ªa abandonado el cuerpo en el pol¨ªgono empresarial de A Pobra y que luego hab¨ªa vuelto para recogerlo y echarlo al mar en el muelle de Tarago?a (Rianxo), a pocos cientos de metros del lugar en el que hab¨ªa aparecido el tel¨¦fono de la joven.
Horas despu¨¦s, al filo de la medianoche, el detenido volvi¨® a llamar a los agentes desde los calabozos del barrio de Lonzas (A Coru?a) y pidi¨® volver a declarar, esta vez ya en presencia de su abogado. Lo hizo a la una de la madrugada del domingo y mantuvo la versi¨®n del atropello fortuito, pero esta vez indic¨® otro lugar para encontrar el cuerpo. La Guardia Civil, que no se hab¨ªa cre¨ªdo el relato del cuerpo arrojado al mar en Tarago?a, s¨ª dio cr¨¦dito a la ¨²ltima revelaci¨®n.
El cuerpo de Diana estaba all¨ª, en aquel aljibe de 10 metros de profundidad en el s¨®tano de una nave de Asados (Rianxo), un dep¨®sito en desuso lleno de agua fr¨ªa y dulce, sin alteraciones ni fauna y temperatura constante que ayud¨® a la conservaci¨®n del cad¨¢ver en un estado que los forenses denominan "saponificaci¨®n". Un pozo cerrado con una pesad¨ªsima losa de metro y medio de di¨¢metro que los bomberos solo pudieron mover amarr¨¢ndola a un cami¨®n, pero con una trampilla m¨¢s peque?a que habr¨ªa levantado en la madrugada del 22 de agosto de 2016 el autor de la muerte de Diana para arrojarla al fondo. El perro adiestrado marc¨® claramente el lugar. Introdujeron una c¨¢mara submarina y confirmaron que all¨ª estaba el cad¨¢ver. El cuerpo apareci¨® despu¨¦s del drenado con un bloque de cemento atado a la cintura y otro a los hombros. Sin m¨¢s pertenencias personales que su bolso. Y junto a una brida pl¨¢stica suelta que ahora el antrop¨®logo forense Fernando Serrulla, con base de trabajo en Ver¨ªn (Ourense), trata de determinar si sirvi¨® para estrangularla o para maniatarla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.