El morbo vende
En los 16 meses que dur¨® el caso de Diana Quer, en Espa?a hubo 1.500 violaciones en las que nadie repar¨®
La atracci¨®n por los episodios que manifiestan la crueldad humana es evidente: ah¨ª est¨¢n las audiencias televisivas ante casos como el de Diana Quer para confirmarlo. Naturalmente, las cadenas generalistas anhelan aumentar el n¨²mero de espectadores. Conclusi¨®n: alimentemos el morbo, esa tendencia obsesiva hacia lo cruel que, a su vez, alimentar¨¢ la malsana atracci¨®n. Es la pescadilla que se muerde la cola siempre que con ello se engorden los beneficios.?
En el terrible caso de Diana Quer, sin duda la estrella medi¨¢tica del momento tras la cuesti¨®n catalana, conviene se?alar un par de datos: en los 16 meses que transcurrieron desde su desaparici¨®n hasta el descubrimiento del cad¨¢ver, en Espa?a se produjeron, aproximadamente, unas 1.500 violaciones documentadas, es decir, denunciadas, y alrededor de 70 mujeres asesinadas por violencia machista. ?Por qu¨¦ Diana Quer fue la protagonista de las televisiones y no el resto de las v¨ªctimas? Probablemente por razones de status familiar. Lo que afecte a la clase adinerada tiene, al parecer, un valor a?adido.
No es una norma general. Hay que recordar los no menos terribles casos de las ni?as de Alc¨¤sser, tres menores secuestradas, violadas y asesinadas en noviembre de 1992 que, adem¨¢s, tuvo el lamentable origen de lo que se vino en llamar la telebasura como consecuencia del programa De t¨² a t¨² (Antena 3) de 27 de enero de 1993 presentado por Nieves Herrero. Pocas veces la televisi¨®n fue m¨¢s indigna que en ese tratamiento informativo en el que se retransmiti¨® en directo el dolor de las familias de las ni?as. Sin olvidarnos del caso de Marta del Castillo, un asesinato irresuelto que nutri¨® durante meses las televisivas dosis de morbo.
Cierto es que se aprecia una cierta evoluci¨®n en los valores morales de la sociedad no as¨ª en los que rigen en las cadenas generalistas, siempre ¨¢vidas de sensacionalismos. Pese a ello resulta descorazonador que, como recog¨ªa una encuesta del CIS de enero de 2015, para conocer como perciben la violencia de g¨¦nero los adolescentes y j¨®venes, ¡°el 33% de los j¨®venes espa?oles de entre 15 y 29 a?os, es decir, uno de cada tres, considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amistades, no permitirles que trabajen o estudien o decirles lo que pueden o no pueden hacer¡±. Algo huele a podrido.
En el caso de Diana Quer, el comportamiento de las televisiones dej¨® claro dos cosas: que el morbo vende y que, como dijo en su d¨ªa Rupert Murdoch, y se ha citado en varias ocasiones, ¡°ning¨²n programa debe de ser m¨¢s inteligente que sus anuncios¡±. Escuchar en La Sexta, por ejemplo, que ¡°ofrecemos en exclusiva¡± lo que fue una multitudinaria rueda de prensa de dos coroneles de la UCO, no deja de ser una disparatada concepci¨®n del periodismo. Leer o escuchar a diversos periodistas fantasear con informaciones en torno a la familia de la v¨ªctima, de sus relaciones personales o comentar noticias falsas sobre sus h¨¢bitos, averg¨¹enzan al ser humano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.