Todo se pudre alrededor de El Chicle
La familia del presunto asesino de Diana Quer sufre un brutal acoso mientras algunos de sus miembros reniegan de ¨¦l
El 22 de agosto de 2016 la Guardia Civil emiti¨® una alerta por la desaparici¨®n de una chica de 18 a?os en A Pobra do Carami?al. El 3 de enero de 2018 una mujer entr¨® en Facebook, vio la foto de una ni?a de 12 a?os y le dese¨® la muerte. ?sta es una historia de odio y de ni?as inocentes. Sobre la muerte f¨ªsica y la muerte civil. Sobre un asesino y un asesinato.
Diana no era la m¨¢s rebelde de las hermanas Quer, dos chicas de 18 y 14 a?os con los conflictos propios de la adolescencia y del divorcio de sus padres. Su desaparici¨®n se produjo en un entorno id¨ªlico, el paseo mar¨ªtimo de Areal en su lugar de veraneo, A Pobra. Por all¨ª sobreviven las ruinas de la discoteca Boomerang, un viejo lugar de culto de los 80 del que se pod¨ªa salir para ba?arse en la playa y volver. Diana Quer se esfum¨® cerca, a la altura de un restaurante italiano. Era una noche de fiesta grande en un paseo iluminado junto a la playa; Diana vest¨ªa un pantal¨®n corto rosa, camiseta blanca, sudadera y zapatillas con cordones. Su casa en Xobre, Monte Curota, domina las vistas del pueblo. Cuando sali¨® el sol y su madre vio que la chica no estaba en su dormitorio, cogi¨® el coche y se dirigi¨® al puesto de la Guardia Civil. Los agentes se desplazaron con ella a casa para iniciar una peque?a investigaci¨®n que resolviese lo que podr¨ªa ser una larga noche de fiesta. Pero all¨ª mismo se encendieron las alarmas: nunca hab¨ªa hecho eso, ni hubiera tardado en llegar sin dejar aviso. Se hab¨ªa ido de casa alguna vez, pero siempre tras una gran discusi¨®n y un portazo. No era el caso.
24 horas m¨¢s tarde, la prensa se hizo eco t¨ªmidamente de la noticia: ¡°joven madrile?a¡±, ¡°chica de 18 a?os¡±, ¡°joven desaparecida¡±. Es imposible saber qu¨¦ estaba pasando entonces por la cabeza de Jos¨¦ Enrique Abu¨ªn, alias El Chicle o Chikil¨ªn, vecino de Tarago?a (Rianxo) de 41 a?os, casado y con una hija. Ten¨ªa oficios precarios, ilegales en su mayor¨ªa; acud¨ªa a comer a diario a casa de sus padres. Cerr¨® la temporada de maratones en junio de 2016 con su equipo de Mora?a acompa?ado de su hija, que estaba en el mismo equipo. A principios de julio acudi¨® a las fiestas de San Antonio de Catoira, lugar de origen de su mujer, Rosario Rodr¨ªguez; all¨ª el matrimonio se reuni¨® con una de las hermanas de Rosario y su marido, los cu?ados que posteriormente, junto a la propia Rosario, le proporcionaron una coartada para la noche de la desaparici¨®n de Diana Quer (¨¦l les dijo que no ten¨ªa nada que ver pero tampoco nada que le exculpase; luego los acabar¨ªa amenazando). El s¨¢bado 23 de julio, Abu¨ªn, su mujer y su hija disfrutaron de un d¨ªa en Padr¨®n y se fotografiaron en el puente colgante de O Xirimbao. A mediados de agosto, Abu¨ªn cubri¨® de andamios su casa de Tarago?a, una llamativa construcci¨®n de color verde, para repintarla junto a un amigo. El domingo 21 de agosto le dijo a su mujer sobre las diez de la noche que sal¨ªa a robar gasoil y entre las dos y las tres de la ma?ana meti¨® por la fuerza en su coche a una chica de 18 a?os, Diana Quer y, seg¨²n una declaraci¨®n espont¨¢nea sin validez judicial cuando dijo d¨®nde estaba el cuerpo, la estrangul¨® al no ser capaz de violarla.
Los niveles de destrucci¨®n de un asesinato son masivos. Todo lo que ha quedado estos d¨ªas en Rianxo es tierra quemada. Un silencio casi funerario despu¨¦s de dos semanas que sus vecinos no podr¨¢n olvidar nunca. Bajo ese silencio trata de recomponer su vida la familia de Abu¨ªn. Las pintadas en su casa (¡°Asesinos¡±, ¡°c¨®mplice¡±, ¡°Chikil¨ªn est¨¢s morto¡±) son la punta del iceberg de un acoso masivo a trav¨¦s de las redes sociales. Comentarios que han llegado a apuntar a su hija, de 12 a?os, a la que una mujer le desea la muerte para que Abu¨ªn pague como est¨¢ pagando la familia de Diana Quer. Un hombre, al ver la misma foto de la ni?a, le dej¨® este mensaje: ¡°Hija de asesino¡±. Son comentarios respondidos autom¨¢ticamente por usuarios que reclaman que se deje en paz a la familia. Pese a estas peticiones, tambi¨¦n se han compartido fotos de la ni?a, de su madre y de sus t¨ªos advirtiendo de qui¨¦nes se trata. Al sobrino de Abu¨ªn, un chico de 19 a?os, una mujer le escribi¨®: ¡°La misma cara y los mismos dientes¡±. Otra colg¨® el comentario: ¡°Sois todos de la misma sangre y ¨¦ste se parece al asesino¡±. El chico, que ten¨ªa mala relaci¨®n con su t¨ªo, ha pedido la pena de muerte para violadores y asesinos: ¡°Si antes le ten¨ªa asco, ahora m¨¢s¡±. Decenas de comentarios se han ido repartiendo en las cuentas de cualquier perfil que tuviese relaci¨®n con El Chicle, y miles de comentarios en el suyo; alguien con acceso a su cuenta ha borrado hilos de m¨¢s de 2.000 mensajes en los que se pod¨ªa encontrar toda clase de expresi¨®n de odio, especialmente insultos hom¨®fobos debido a su estancia en la c¨¢rcel.
La f¨¢brica abandonada en la que apareci¨® el cuerpo de Diana Quer, hundido por unos lastres en un pozo de agua dulce, se ha convertido en el altar improvisado a la memoria de la joven. Flores frescas y mensajes de la misma gente que la busc¨® con ah¨ªnco en los ¨²ltimos d¨ªas de agosto de 2016. A doscientos metros de los padres de un hombre que, sabi¨¦ndose sospechoso del asesinato, y tras ser interrogado y vigilado, volvi¨® a atacar con el mismo procedimiento a una joven parecida f¨ªsicamente. De ah¨ª que no haya nada cerrado en relaci¨®n a Jos¨¦ Enrique Abu¨ªn: se investiga todo. Las consecuencias del asesinato ya transcurren en dos planos paralelos: por un lado la justicia, por el otro el dolor de su familia. Fuera de esos focos, la toxicidad del crimen pudre todo lo que est¨¦ cerca de ¨¦l.
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