El acoso sexual aflora en las Fuerzas Armadas
El Observatorio de la Vida Militar hace la primera radiograf¨ªa de un problema oculto hasta ahora en los cuarteles
¡°Las Fuerzas Armadas, que forman parte de la sociedad, no son ajenas a las conductas relacionadas con el acoso y han comenzado recientemente a tratarlas¡±. Con estas palabras rompe el Observatorio de la Vida Militar el manto de silencio que hasta ahora ha cubierto las situaciones de acoso sexual, laboral y profesional en el seno de los ej¨¦rcitos.
Los responsables de Defensa mantuvieron tradicionalmente la pol¨ªtica de negar el problema, mirar a otro lado o lavar los trapos sucios en casa, hasta que estall¨® el caso de la comandante Zaida Cantera, hoy diputada del PSOE.
Un voto por los derechos de las v¨ªctimas
El informe remitido al Congreso por el Observatorio incluye por vez primera el voto particular de uno de sus miembros, Mariano Casado, adjunto a la secretar¨ªa general de la Asociaci¨®n de Militares Espa?oles (AUME), mayoritaria en las Fuerzas Armadas.
Casado, letrado de profesi¨®n, considera que las v¨ªctimas de acoso est¨¢n en desventaja frente a sus presuntos agresores en los expedientes disciplinarios castrenses, ya que solo se les permite declarar como testigos, pero no pueden intervenir en el procedimiento ni recurrir a los tribunales si este es archivado o no est¨¢n de acuerdo con sus conclusiones.
Casado defiende que se deber¨ªa reconocer expresamente el derecho de la v¨ªctima a intervenir en todo momento en el procedimiento disciplinario militar, asistida por un letrado y ¡°con las mismas garant¨ªas y derechos que su presunto acosador¡±.
Hasta 2014, el acoso ni siquiera estaba tipificado como falta disciplinaria y su introducci¨®n en el C¨®digo Penal Militar se produjo en 2015 (anteriormente este delito se subsum¨ªa en otros gen¨¦ricos, como abuso de autoridad), mientras que el primer protocolo de actuaci¨®n frente al acoso sexual y por raz¨®n de g¨¦nero fue aprobado en noviembre de 2015, dos a?os y medio despu¨¦s que el de la Guardia Civil.
El Observatorio de la Vida Militar, un organismo adscrito a las Cortes, ha elaborado el primer estudio sobre la aplicaci¨®n de este protocolo y tambi¨¦n la primera radiograf¨ªa, a¨²n borrosa, sobre el calado del problema en el seno de los ej¨¦rcitos.
El estudio, que coincide con el 30 aniversario de la incorporaci¨®n de la mujer a las Fuerzas Armadas, constata que ¡°en la inmensa mayor¨ªa de los casos, la v¨ªctima del acoso, en sus distintas acepciones, es una mujer¡±.
En el primer a?o de aplicaci¨®n del protocolo se han abierto 16 procedimientos penales (11 est¨¢n en fase de instrucci¨®n, y cinco se han elevado a sumario). Tambi¨¦n se han instruido seis expedientes disciplinarios (dos han pasado al ¨¢mbito penal y cuatro est¨¢n en tr¨¢mite).
Estas cifras suponen un aumento espectacular respecto al a?o 2015, cuando solo se abrieron dos procedimientos penales (en ambos casos el acosador era un suboficial y la v¨ªctima una soldado) y ninguno disciplinario.
El estudio reconoce la dificultad de comparar con periodos anteriores a la aprobaci¨®n del protocolo, pero incluye datos del Tribunal Militar Central seg¨²n el cual entre 2004 y 2015 se presentaron 174 denuncias, se abrieron 46 procedimientos penales y se dictaron 22 condenas: 12 por acoso sexual, una por acoso por raz¨®n de sexo y nueve por acoso profesional. Es decir, el 63% de las denuncias acabaron archivadas y solo el 12,5% en condena.
¡°El protocolo merece una valoraci¨®n positiva como primer paso en la acci¨®n de las Fuerzas Armadas para hacer frente al acoso, pero debe ser completado y perfeccionado¡±, concluye el informe. Critica, por ejemplo, que no incluya el acoso profesional, no se aplique al personal civil de Defensa o no contemple medidas de protecci¨®n de testigos.
Tolerancia cero
El Observatorio reconoce que se ha producido ¡°un incremento en la sensibilizaci¨®n de la cadena de mando y del resto del personal¡± respecto al acoso, pero admite que carece de datos para valorar la eficacia de las medidas de prevenci¨®n, formaci¨®n y apoyo adoptadas hasta ahora, por lo que reclama un estudio en profundidad que permita conocer la verdadera ¡°dimensi¨®n y caracteres del problema¡±.
Advierte, en todo caso, que el tema no puede abordarse con regulaciones aisladas, sino que requiere una aut¨¦ntica pol¨ªtica, pues no se trata solo de sancionar a los acosadores sino de ¡°prevenir conductas que potencien un clima propicio al acoso¡±.
La ¡°represi¨®n temprana¡± de actitudes que incluyan el uso de t¨¦rminos despectivos u ofensivos por raz¨®n de g¨¦nero, no solo puede erradicar lo que denomina ¡°acoso difuso¡± sino tener efectos disuasorios y evitar conductas m¨¢s graves, recomienda.
¡°La experiencia demuestra que la mejor manera de luchar contra el acoso es estimulando la reacci¨®n no solo del acosado sino de los que lo presencian¡±, subraya. La tolerancia cero que proclama el protocolo debe ser asumida por todos los militares.
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