El Bigotes, un falso campechano
La espont¨¢nea y torrencial confesi¨®n de ?lvaro P¨¦rez apunta a Camps, pero ya es un cad¨¢ver pol¨ªtico y cualquier acusaci¨®n habr¨ªa prescrito


Ricardo Costa, exn¨²mero dos del PP valenciano de Francisco Camps, esperaba ayer el inicio del juicio sentado mirando al suelo, junto a su mujer, sacando y metiendo su anillo de matrimonio del dedo. Parec¨ªa un boxeador a punto de vender un combate o de saltarse el pacto en uno ama?ado. Se neg¨® a contestar a los periodistas, que le preguntaban si hab¨ªa recibido presiones de Camps. En la sala se coloc¨® tres botellas de agua bajo de la silla. El vest¨ªbulo ya era un pulular de abogados desde una hora antes, ultimando pactos, habl¨¢ndose al o¨ªdo. Los de la G¨¹rtel iban a cantar. Empez¨® Pablo Crespo, mostrando su predisposici¨®n. "Muy bien, vamos a ver si se materializa", dijo el juez.
El n¨²mero dos de Correa larg¨® todo de forma profesional. Los pagos eran "Alicante" o "Barcelona", en A y en B. El eufemismo t¨¦cnico del d¨ªa fue el de "minorar" la deuda del PP con pagos en negro de empresarios. Crespo hac¨ªa viajes entre Valencia y Madrid llevando "paquetes" de dinero. Ricardo Costa era "Rick". Crespo dej¨® caer de pasada el nombre de Camps, pero traslad¨® el peso de los marrones al Bigotes, el que ten¨ªa los contactos con los pol¨ªticos. Le describi¨® como alguien desesperado, que persegu¨ªa a los altos cargos del PP para cobrar. Frase memorable: "El PP era el que decid¨ªa lo que se pagaba en A y en B (¡) No es un ente abstracto, es muy concreto, de hecho ha estado acusado en otro juicio de ser part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo, no s¨¦ por qu¨¦ no est¨¢ aqu¨ª en esa condici¨®n¡±.
Lleg¨® la hora de comer y le tocaba a ?lvaro P¨¦rez, el Bigotes. Su abogado pidi¨® una hora de pausa para comer, pero los abogados valencianos met¨ªan prisa para coger luego el tren, y pensaban que no hac¨ªa falta una comida de dos platos y postre: "Hombre, hay un Mercadona aqu¨ª al lado". El juez dej¨® 45 minutos y luego sali¨® el Bigotes desatado a contarlo todo, anunci¨®. Casi le met¨ªa prisa al fiscal para confesar, lo hac¨ªa aunque no se lo preguntara. Hasta el juez le par¨® los pies: "Espere que le pregunten". "Es que si no se me olvida, se?or¨ªa". La verdad es que, aunque anunci¨® varias veces que no quer¨ªa callarse nada, ni el fiscal, ni el abogado del Estado, le preguntaron m¨¢s all¨¢ de lo protocolario, aunque ten¨ªan ah¨ª delante al Bigotes en racha, en pleno despelote. Adem¨¢s, a la hora de dar nombres de quienes le entregaban dinero del PP, endos¨® parte del muerto a un fallecido, el exconsejero valenciano popular Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa Ant¨®n.
P¨¦rez cont¨® que currar para el PP en Madrid era una presi¨®n tremenda, "hac¨ªa da?o al h¨ªgado y a la vida". Hasta que coincidi¨® con Camps en un mitin y le dijo: "Vente a Valencia, vas a tener una calidad de vida que no tienes en Madrid". Prof¨¦ticas palabras. El Bigotes a partir de ah¨ª mordi¨® a Camps y ya no lo solt¨®. Empez¨® a dar titulares que iban de cabeza a su top ten, ya muy disputado. Se re¨ªan hasta los otros acusados. En este alarde de sinceridad abri¨® tanto el foco que casi le da una hernia: los empresarios que "soltaban la mandanga", dijo, "son todos los que est¨¢n, pero no est¨¢n todos los que son", y asegur¨® que de los contratos del PP, ellos se llevaban "las miajas", hab¨ªa muchas otras empresas. Sigui¨® en una espiral escatol¨®gica de sin¨®nimos: "ni cacahuetes, las heces, la caca de la vaca". Es un caso ¨²nico de acusado que habla peor en el juicio que en sus propias escuchas telef¨®nicas.
Pero sobre todo el Bigotes es un caso de falso campechano, aparentemente espont¨¢neo. Lo cierto es que la pelota ha ido pasando de unos a otros, para quitarse a?os, pero de c¨¢rcel, en una jugada as¨ª: los empresarios confiesan y la pasan a Correa, que confiesa un poquito m¨¢s y la deja a Crespo, que adorna con unos toques y se la coloca al Bigotes, que chuta con todas sus fuerzas, en uno de sus d¨ªas grandes de chascarrillos, para fusilar a su amiguito Camps y de paso salvar a todo el banquillo... pero quiz¨¢ demasiado tarde. Habr¨ªa prescrito. Llega nueve a?os despu¨¦s, para ser precisos, de aquella rueda de prensa del 11 de febrero de 2009, tras estallar el caso G¨¹rtel, cuando Mariano Rajoy declar¨®: "Esto no es una trama del PP, es una trama contra el PP". Y detr¨¢s ten¨ªa a Camps. De todos modos a¨²n debe rematar Ricardo Costa. Sabe que le toca. Acab¨® el d¨ªa y no le lleg¨® el turno de declarar. A ¨¦l le queda ahora la pelota. El Bigotes le dio la mano al salir.
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