La falta de educadores en un colegio de Valencia deja sin clases a un menor con una discapacidad

Aithor, alumno de 3? de Primaria en el colegio Cavite-Isla de Hierro de Valencia, tiene ocho a?os y una discapacidad del 79% debido a una enfermedad neuromuscular poco com¨²n. Su colegio, que sobre el papel tiene asignados dos educadores, lleva meses con una de esas plazas vacante porque la Administraci¨®n auton¨®mica no la cubre. Cuando la ¨²nica cuidadora del centro cae enferma, Aithor, que sea alimenta por sonda y carece de movilidad, se queda sin asistencia especializada y, por tanto, sin poder ir al colegio.

¡°Aithor tiene unos derechos y la Administraci¨®n tiene que garantiz¨¢rselos¡±, exclama indignada su madre, Raquel Roca. La Generalitat Valenciana no cubre el puesto vacante de la segunda cuidadora y los alumnos con necesidades educativas especiales se resienten. La Consejer¨ªa de Educaci¨®n valenciana responde que estos trabajadores p¨²blicos dependen de otra consejer¨ªa, la de Justicia y Administraciones P¨²blicas. En el colegio Cavite, uno de los dos educadores en plantilla renunci¨® al puesto y Educaci¨®n pidi¨® a Administraci¨®n P¨²blica que lo sustituyera. ¡°Estamos haciendo todos los esfuerzos para que se haga¡±, aseguran en el departamento.

La madre de Aithor, jubilada por enfermedad y con otro hijo de 14 a?os, se rebela contra una situaci¨®n que le parece injusta. ¡°Me da igual de quien sea responsabilidad; mi hijo tiene que estar atendido en el colegio. No estoy hablando de que me traigan un ordenador o un megapupitre¡±, enfatiza carg¨¢ndose de raz¨®n.

¡°Me da igual de quien sea responsabilidad; mi hijo tiene que estar atendido¡±, protesta la madre

Cavite es el colegio de Aithor desde que lo matricularon con tres a?os. Sus padres han hecho frente a m¨¢s de una eventualidad. ¡°Pero ya no m¨¢s, porque a mi hijo le hacen un flaco favor. Que yo vaya a atenderlo al colegio es un parche. En esos casos, estoy todo el d¨ªa pendiente del tel¨¦fono, yendo y viniendo para cambiarlo, darle el almuerzo, la comida¡­ Es la educadora o yo. Ni monitores de comedor ni nadie m¨¢s, por lo que cuando ella falta mi hijo no puede ir al cole. O va, pero sin las debidas garant¨ªas¡±, describe Raquel.

El peque?o de ocho a?os tiene las facultades cognitivas al ciento por ciento; su problema es de car¨¢cter neuromuscular [padece Miopat¨ªa Nemal¨ªnica]. De hecho, la visita de Aithor tres veces por semana a la Unidad de Da?o Cerebral del Hospital del Carmen, en la Malva-rosa, le ha reportado avances. Va a rehabilitaci¨®n y a logopedia porque tiene alguna dificultad de habla pero el ni?o lee, escribe y se entera de todo, cuenta su madre.

Tanto es as¨ª que hace unos d¨ªas, cuando el peque?o tuvo que quedarse en casa ¡ªsu educadora estuvo tres d¨ªas de baja¡ª, Aithor le traslad¨® su inquietud a Raquel: ¡°¡¯Mam¨¢, todo esto es culpa m¨ªa¡¯ me dijo. Y yo le contest¨¦: ¡®No, hijo m¨ªo. Esto no es culpa tuya sino de los que nos gobiernan, que no ponen medios para que puedas ir al colegio¡¯¡±. Aithor no quiere otro centro escolar porque all¨ª est¨¢n sus amigos, est¨¢ en el barrio y ¨¦l es uno m¨¢s. El centro necesita un educador m¨¢s y as¨ª lo ha reiterado a la Generalitat.

Veinte vacantes de cuidadores

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A prop¨®sito de este y otros casos, la federaci¨®n de Asociaciones de Madres y Padres de Valencia, se ha reunido con la Generalitat para pedirle que subsane este problema. En la actualidad hay una veintena de plazas de cuidadores sin cubrir a lo largo y ancho de la Comunidad Valenciana. La Administraci¨®n les garantizan que en 15 d¨ªas tendr¨¢n la segunda educadora que les corresponde. Raquel se alegra del resultado del encuentro pero advierte de que si no lo solucionan saldr¨¢ de nuevo a pedirlo.

En el colegio de Cavite, en pleno distrito mar¨ªtimo de Valencia, faltan brazos y manos para los alumnos con necesidades educativas especiales porque, en tanto que centro inclusivo, tiene un aula CYL (de Comunicaci¨®n y Lenguaje), con ocho alumnos ¡ªalgunos de ellos con autismo o d¨¦ficit de atenci¨®n¡ª que absorben todo el tiempo de pedagoga y logopeda, que echan muy en falta la presencia de otra educadora en el colegio.

El grito de alarma lanzado por Raquel y las acciones de Ampas y otros familiares de ni?os con necesidades educativas especiales han conseguido que el departamento responsable convoque de urgencia un procedimiento extraordinario para dotar de personal las plazas vacantes.

En la provincia de Alicante, la Plataforma de Educadores de alumnos de Educaci¨®n Especial e Infantil intervinieron hace unos d¨ªas en el pleno del Ayuntamiento alicantino de Ibi para solicitar apoyo a unas demandas por las que luchan desde hace 21 meses. Quieren integrarse en los equipos educativos de los centros y una retribuci¨®n acorde con la titulaci¨®n que se les exige, la de T¨¦cnico Especialista en Educaci¨®n Infantil.