Sito Mi?anco, un adicto al narcotr¨¢fico
Sito Mi?anco no ha podido renunciar al liderazgo de su multinacional de la coca¨ªna y el estatus econ¨®mico que alcanz¨® con 25 a?os
El capo con mayor potencial en el tr¨¢fico de coca¨ªna en Espa?a y que ya estaba conquistando Europa, ha pasado m¨¢s tiempo dentro que fuera de la c¨¢rcel. Con cuatro detenciones, la primera en la redada del contrabando de tabaco en 1983 y la ¨²ltima el pasado lunes, Jos¨¦ Ram¨®n Prado Bugallo, Sito Mi?anco, es el caso m¨¢s paradigm¨¢tico de la estad¨ªstica criminal que coloca al narcotr¨¢fico como el delito con mayor porcentaje de reincidencia. En una operaci¨®n policial con intervenci¨®n de los Geos al estilo de las hist¨®ricas redadas en las R¨ªas Baixas, la captura de Mi?anco, de 62 a?os, ha sido como regresar al mismo escenario del crimen, en el que un narco en serie repite los mismos m¨¦todos y errores para mover los alijos. Incluso la reiteraci¨®n de los delitos en su almanaque penitenciario son un s¨ªntoma de su adicci¨®n fatal: Si en 2001, su segunda detenci¨®n por casi cinco toneladas de coca¨ªna, le faltaban 16 d¨ªas para cancelar su anterior condena, ahora se arriesg¨® con mayores cantidades de droga cuando s¨®lo le quedaban cuatro meses para ser libre y a tres semanas de ser juzgado por blanqueo de dinero.
La diferencia con el pasado, y tal vez la m¨¢s adversa para Sito Mi?anco, est¨¢ en el fichaje de nuevos c¨®mplices que no acaban de encajar en su formato de banda que ¨¦l dise?o marcando sus propias normas y c¨®digos de conducta. La entrada de David P¨¦rez Lago como superintendente de su organizaci¨®n, m¨¢s conocido como confidente confeso de la polic¨ªa que por ser hijo de la difunta mujer de Laureano Oubi?a, es una se?al de que el capo ten¨ªa serios problemas en los negocios de su multinacional y ya se comportaba de forma err¨¢tica.
De hecho, los nervios se hab¨ªan apoderado de la banda, sobre todo de la facci¨®n colombiana que cerraba los env¨ªos con los proveedores al otro lado del Atl¨¢ntico. La muerte semanas antes de uno de los intermediarios en la ciudad colombiana de Pereira (un hormiguero de narcotraficantes), motiv¨® que uno de los detenidos recibiera a tiros a la polic¨ªa, dejando secuencias cinematogr¨¢ficas de la redada. El exceso de confianza en si mismo y tal vez en alguno de sus peones, ha sido, una vez m¨¢s, el punto d¨¦bil de Mi?anco y lo que permiti¨® a la polic¨ªa vigilarle con pinchazos y micr¨®fonos, pese a los medios que empleaba en su seguridad.
As¨ª perdi¨® el control de la organizaci¨®n en su empe?o por conquistar otros mercados europeos con ramificaciones en Holanda, Turqu¨ªa y Bulgaria (eje tambi¨¦n de la hero¨ªna) que le llev¨® a endeudarse con los carteles colombianos cuando dos alijos consecutivos de coca¨ªna fueron apresadas por la polic¨ªa. ¡°Hay dos tipos de reincidentes, los que quieren cambiar su estatus por dinero y los que intentan mantenerlo, y Sito es de los segundos, lo lleva en su ADN¡±, comenta un excolaborador de Mi?anco. ¡°Es su ¨²nica adicci¨®n porque este hombre no toma ni una cerveza, y espero que salga de todo esto¡±, a?ade.
El Mi?anco mariscador de Cambados se estren¨® como jefe del contrabando con apenas 25 a?os. Del grupo que fund¨® con otros dos socios fue el ¨²nico que acab¨® en prisi¨®n. Cuando sali¨®, estos le hab¨ªan dejado ¡°sin un duro¡±, seg¨²n el propio Sito. Ah¨ª comenz¨® la verdadera carrera en solitario del capo, poniendo a prueba todo su potencial y alternando los alijos de tabaco con los de estupefacientes. ?l siempre quiso estar en la ¨¦lite del negocio. Lleg¨® a dirigir la mayor organizaci¨®n que ha existido en Galicia y su infraestructura fue un rompecabezas para Aduanas.
El apresamiento de uno de sus buques contrabandistas, el Smit LLoyd Cairo, un mes antes de la Operaci¨®n N¨¦cora, fue un desaf¨ªo de su potente flota. Todo iba a bordo: un mill¨®n y medio de cajetillas, los porteadores del alijo y dos lanzaderas, lo que en el argot militar se conoce como asalto anfibio. Con ello evitaba el viaje arriesgado hasta el nodriza de las planeadoras. Ocho meses despu¨¦s. Sito era detenido en Madrid cuando mov¨ªa un alijo del cartel de Medell¨ªn. En prisi¨®n conoci¨® el que hasta hoy ha sido su socio colombiano, Enrique Arango, Quique, que tambi¨¦n cay¨® en la redada, el que le abri¨® las puertas del cartel de Cal¨ª.
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