El declive del gran embaucador
Francisco Granados amas¨® poder en la Comunidad de Madrid con simpat¨ªa desbordante y una ambici¨®n desbocada
Francisco Granados Lerena (Valdemoro, 1964) encendi¨® el ventilador una fr¨ªa ma?ana de febrero. Paco, como era conocido por cualquiera que hubiera pisado en los ¨²ltimos a?os el Real Palacio de Correos en Sol, donde se ubica la presidencia de la Comunidad de Madrid, quiso ajustar cuentas con sus compa?eros de partido durante casi una d¨¦cada. Una ¨¦poca convulsa en Madrid. El origen de esa venganza se remonta 15 a?os atr¨¢s, un periodo de intrigas, disputas y pulsos por el poder pol¨ªtico en la Comunidad. Una historia de corruptelas, espionajes y uso indebido del dinero p¨²blico.
Granados, ex secretario general del PP de Madrid bajo el mandato de Esperanza Aguirre, es el principal imputado del caso P¨²nica, la presunta red corrupta de ayuntamientos que adjudicaban contratos a cambio de comisiones en la Comunidad de Madrid. Esta operaci¨®n fue bautizada as¨ª por el nombre cient¨ªfico de la planta de la granada. Por este caso ha pasado m¨¢s de dos a?os y medio en la c¨¢rcel y el juicio a¨²n no se ha celebrado. Seis a?os antes ¨¦l mismo inaugur¨® la prisi¨®n, en Estremera, donde fue recluido.
Granados lleg¨® a serlo casi todo en el PP madrile?o. Fue durante muchos a?os el segundo hombre de Aguirre, tras la larga estela de Ignacio Gonz¨¢lez. Listo, ambicioso y con olfato pol¨ªtico hasta que lo perdi¨®: ¡°Granados era el que le hac¨ªa gracia a la lideresa, Gonz¨¢lez era en quien confiaba¡±, cuenta un compa?ero del Gobierno de aquella ¨¦poca. El exalcalde de Valdemoro era el m¨¢s simp¨¢tico y campechano de entre todos los cargos de sus Gobiernos entre 2003 y 2011. Ocup¨® la consejer¨ªa de Transportes, la de Presidencia y la de Justicia e Interior hasta que cay¨® en desgracia.
¡°Si yo caigo me llevo a Gonz¨¢lez por delante¡±, advert¨ªa el exconsejero durante las frecuentes reuniones que manten¨ªa con periodistas, con los que organizaba cenas y fiestas. Granados nunca ocult¨® su enemistad con Ignacio Gonz¨¢lez. Como el expresidente tampoco escond¨ªa su desprecio por el exalcalde de Valdemoro. Ambos mantuvieron una lucha larvada por el poder. Aspiraban a suceder a Aguirre hasta que la presidenta cort¨® el hilo que sujetaba a Granados en el poder y le dio la cuerda a Gonz¨¢lez. El expresidente tambi¨¦n acab¨® en la c¨¢rcel. Ignacio Gonz¨¢lez es el principal imputado en la operaci¨®n Lezo.
El pasado lunes Granados cumpli¨® su amenaza. En una declaraci¨®n en la Audiencia Nacional implic¨® a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; y a los expresidentes regionales, Esperanza Aguirre e Ignacio Gonz¨¢lez, en la presunta financiaci¨®n irregular del PP. Asegur¨® al juez que en las elecciones auton¨®micas de 2007 y 2011 el partido realiz¨® una campa?a paralela para Aguirre, que no se pag¨® con fondos oficiales.
Una vieja rivalidad
El inicio de esa rivalidad entre Granados y Gonz¨¢lez nace con el primer Gobierno de Aguirre. Entonces, la ex presidenta nombra a Granados consejero de Transportes. Una cartera al frente de la cual inicia la ampliaci¨®n del metro de Madrid. Pero en 2004, Aguirre lanza una ofensiva para hacerse con las riendas del PP de Madrid. Se enfrenta en una cruenta batalla con el entonces alcalde Alberto Ruiz-Gallard¨®n. Cuando Aguirre se convierte en la lideresa del PP madrile?o designa a Granados como secretario general. Gonz¨¢lez, el hombre que susurraba a Aguirre, presiona para que el ex alcalde de Valdemoro no acumule tantos cargos. No quiere que ostente tanto protagonismo en el partido. Finalmente, pierde la cartera de Transporte pero a cambio le conceden una descafeinada consejer¨ªa de Presidencia, sin apenas competencias. Las grandes ¨¢reas de poder, como el Canal de Isabel II, la empresa de suelo p¨²blico Arpegio o la agencia de comunicaciones ICM, se mantienen al alcance de Gonz¨¢lez.
Un a?o antes, Granados hab¨ªa llamado la atenci¨®n de la expresidenta regional. Entonces el clima pol¨ªtico en Madrid era irrespirable por el turbio episodio del tamayazo, la traici¨®n de dos diputados socialistas que impidieron la investidura del socialista Rafael Simancas tras las elecciones auton¨®micas de mayo de ese a?o. Granados fue el presidente de la comisi¨®n de investigaci¨®n que se celebr¨® ese mismo verano en la c¨¢mara regional. Con su simpat¨ªa logr¨® a ratos bajar la tensi¨®n, seg¨²n reconocieron diputados de la oposici¨®n, que tambi¨¦n recordaron como ayud¨® al PP a cortar algunas comparecencias inc¨®modas.
Un alcalde populista
Dio el salto a la pol¨ªtica en Valdemoro. Fue el primer alcalde del PP en hacerse con un eslab¨®n del cintur¨®n rojo de Madrid. Ten¨ªa 35 a?os. Hasta 1999 todo el sur de la comunidad estaba dominada por los socialistas. Granados logr¨® la mayor¨ªa absoluta en Valdemoro, un pueblo de 75.000 habitantes en la corona sur de Madrid. All¨ª se convirti¨® en un personaje popular. Era un alcalde querido de una familia conocida del pueblo. Ten¨ªa un punto populista, le gustaba la calle y pasaba el d¨ªa con los vecinos. Los socialistas le acusaban de cacique. En el pueblo tiene su vida. Vive all¨ª desde que dio el salto a la pol¨ªtica. All¨ª ten¨ªa a sus amigos de toda la vida. Entre ellos, David Marjaliza, constructor y uno de los cabecillas de la trama P¨²nica. Ahora esa amistad se ha ido marchitando conforme avanzaba el juicio y el constructor inculpaba al pol¨ªtico como estrategia de defensa.
Hab¨ªa trabajado como analista financiero especializado en el¨¦ctricas y desempe?¨® un alto cargo en Societ¨¦ Generale, donde, seg¨²n dijo al juez, gan¨® mucho dinero. En esa ¨¦poca de ejecutivo financiero vivi¨® unos meses en Jap¨®n y Francia. Por eso, frecuentaba los restaurantes nipones para sus reuniones con periodistas u otros compa?eros de partido. Ese car¨¢cter campechano y cosmopolita a la vez le sirvi¨® para hacerse hueco en el endog¨¢mico PP madrile?o, dominado por las mismas familias pol¨ªticas durante a?os. Granados, hincha del Atl¨¦tico de Madrid, no desperdiciaba la ocasi¨®n para iniciar una tertulia deportiva en la que alardeaba de su amistad con Enrique Cerezo.
Su trayectoria en el Gobierno de Aguirre siempre estuvo envuelta en pol¨¦micas. Ya fuera por los continuos roces con Gonz¨¢lez como por otras historias m¨¢s peliagudas. En el oto?o de 2006 uno de sus coches, un Mini Cooper descapotable, aparece calcinado en el garaje de su casa. El veh¨ªculo estaba a nombre de una constructora de Valdemoro. El ex consejero argument¨® entonces que no hab¨ªa dado tiempo a hacer el cambio del titular. A?os m¨¢s tarde, el juez del caso P¨²nica investiga al constructor, Ramiro Cid, que ten¨ªa el coche a su nombre por ayudar supuestamente a Granados a ocultar que ten¨ªa una mansi¨®n en Valdemoro. Cid tambi¨¦n fue arrestado en la operaci¨®n P¨²nica. Por aquella ¨¦poca comenzaron a circular por la Comunidad de Madrid unos dossiers sobre actividades supuestamente il¨ªcitas de Granados y Gonz¨¢lez. Aguirre pidi¨® explicaciones y se content¨® con las excusas de sus hombres de confianza. Nunca los investig¨®.
Poco despu¨¦s estalla uno de los episodios m¨¢s oscuros en la historia de la Comunidad, el del espionaje. El Gobierno de Aguirre orden¨® supuestamente el seguimiento y escuchas a sus adversarios pol¨ªticos en la primavera de 2008, seg¨²n el caso que a¨²n se investiga en los juzgados. En aquella ¨¦poca Aguirre amagaba con disputar a Rajoy la presidencia del PP nacional, pero finalmente nunca se atrevi¨®. El caso se enred¨® en los tribunales. Pero qued¨® probado que Granados contrat¨® a tres ex guardias civiles y tres ex polic¨ªas a los que se les orden¨® realizar los seguimientos, seg¨²n la investigaci¨®n policial y judicial. Durante el juicio tambi¨¦n se acus¨® a Gonz¨¢lez de ordenar supuestamente otros seguimientos a altos cargos del PP. Y a ambos pol¨ªticos de espiarse mutuamente.
Del espionaje a la G¨¹rtel
Al espionaje le sucedi¨® el caso G¨¹rtel, los recortes de la crisis y la batalla por la sucesi¨®n de Aguirre. La expresidenta mostr¨® s¨ªntomas de cansancio en 2011 y el pulso entre Gonz¨¢lez y Granados se recrudece. Aguirre disfruta con la bicefalia pero en el momento decisivo tras ganar las elecciones auton¨®micas de ese a?o, las terceras consecutivas, expulsa a Granados de su Gobierno. La presidenta ya pensaba en una retirada m¨¢s c¨®moda en el Ayuntamiento y quer¨ªa hacer una transici¨®n tranquila dejando colocado a Gonz¨¢lez en la presidencia de la Comunidad. Para eso construy¨® un equipo a imagen y semejanza de su mano derecha, que no quer¨ªa ver a Paco cerca. Para compensarle, Aguirre le ofreci¨® la portavoc¨ªa en el parlamento regional. Fue la primera vez que Granados le dijo que no a Aguirre. Ah¨ª se rompi¨® todo definitivamente.
Tras la salida del Gobierno regional, Granados pierde mucho poder. Pero mantiene la secretaria general del PP de Madrid, que pone a disposici¨®n de Mariano Rajoy para las legislativas de noviembre de 2011. Ese movimiento despierta suspicacias en el equipo de Aguirre y al poco tambi¨¦n lo destituye de su cargo en el partido. Solo le queda un esca?o en el Senado.
Desde ese momento comienza a deambular por las tertulias televisivas, donde se siente como pez en el agua, hasta que a mediados de 2014 se conoce que ten¨ªa una cuenta en Suiza con 1,4 millones de euros. Pocos meses m¨¢s tarde fue detenido en una macrooperaci¨®n junto a varios constructores y pol¨ªticos por el pago de dinero a cambio de favores pol¨ªticos. Durante la investigaci¨®n, la Guardia Civil encontr¨® un malet¨ªn con cerca de un mill¨®n de euros en uno de los altillos de un armario de la casa de sus suegros. Todo en la vida de Granados ha tenido un punto rocambolesco e inexplicable, como el hecho de encender el ventilador en pleno invierno.
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