Los chinos se hacen mayores en Espa?a y as¨ª viven su jubilaci¨®n
Los jubilados del pa¨ªs asi¨¢tico se han duplicado en menos de una d¨¦cada
Xingshan Zheng lleg¨® a Espa?a en 1987, con 43 a?os. Antes de dejar su China natal fue, durante casi dos d¨¦cadas, profesora de Literatura Latinoamericana en Pek¨ªn, pero buscaba un futuro mejor. Como ella, muchos otros compatriotas vinieron en esa ¨¦poca a una Espa?a reci¨¦n integrada en la Uni¨®n Europea, y hoy, 30 a?os despu¨¦s, se han hecho mayores.
¡°Los espa?oles nos preguntan d¨®nde est¨¢n los mayores chinos y yo les respondo que estamos aqu¨ª, pero tal vez se crean que somos m¨¢s j¨®venes por nuestros rasgos¡±, relata. En 2002, con 58 a?os, Zheng decidi¨® fundar un centro en pleno barrio de Usera, conocido como el Chinatown de Madrid, en el que los mayores que no hubieran vuelto al gigante asi¨¢tico pudieran reunirse a diario y entretenerse con los pasatiempos de su cultura. ¡°Nos dimos cuenta de que los padres de los comerciantes chinos se quedaban todo el d¨ªa solos, sin nadie con quien hablar¡±, explica Zheng, que a sus 74 a?os desprende una vitalidad envidiable, la misma que le permiti¨® trabajar a destajo en Espa?a para sacar a su familia adelante. Zheng tuvo que combinar su labor como traductora con trabajos de camarera en restaurantes chinos.
El centro cuenta con m¨¢s de 400 socios. ¡°La media ronda los 60 a?os. El a?o pasado, la? mayor ten¨ªa 94 a?os, ahora la m¨¢s veterana tiene 90¡±, cuenta Xu Songling, actual presidente del centro. Entre sus paredes, practican taich¨ª y bailes, cantan ¨®pera o participan en una orquesta. Otros juegan al ping pong o pasan la tarde con juegos de mesa. ¡°Los hombres se pueden pasar todo el d¨ªa jugando al mahjong¡±, apunta Zheng, en referencia a las partidas de domin¨® chino que encadenan los ancianos varones, cigarrillo en boca. ¡°Pero nosotras hacemos muchas m¨¢s cosas¡±, a?ade orgullosa.?
Pese a que la gran mayor¨ªa de los miembros del centro lleva tres d¨¦cadas viviendo en suelo espa?ol, son muy pocos los que han superado la barrera ling¨¹¨ªstica y cultural, lo que les frena a la hora de mezclarse con personas que no sean de su comunidad.? El colectivo de ancianos chinos es todav¨ªa muy minoritario. Solo cerca de 3.500 de sus m¨¢s de 207.000 miembros tienen m¨¢s de 65 a?os, seg¨²n el INE. Pero en los ¨²ltimos diez a?os, su n¨²mero se ha duplicado.
Mok Ying, una anciana de 87 a?os, es probablemente la que m¨¢s tiempo lleva en Espa?a: 54 a?os. Ella y su marido, ambos de Hong Kong, fueron de los primeros en llegar en la d¨¦cada de los sesenta, cuando al resto de chinos no se les permit¨ªa salir, explica su hija, Manyee Lam, en perfecto castellano. ¡°Al principio, con el trabajo y la familia no tuve tiempo de estudiar. Y siempre pens¨¦ que volver¨ªa a Hong Kong, por eso no aprend¨ª a hablar espa?ol¡±, cuenta Mok en chino, mientras su hija hace de traductora.
¡°Nosotros tenemos un dicho que siempre repetimos: las hojas que caen vuelven a la ra¨ªz¡±, explica Zheng. Se refiere a que en la cultura china, las personas vuelven a su tierra natal para morir. Pero reconoce que muchos, incluida ella, ya no cumplen con esa tradici¨®n porque sus ra¨ªces ahora ya est¨¢n aqu¨ª.¡°Yo no quiero que me entierren junto a mi madre en China, yo morir¨¦ aqu¨ª rodeada de mis hijos y mis nietos¡±, zanja.
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