Granados mete a los diputados en su ducha de niebla
El presunto cabecilla de P¨²nica va al Congreso a ponerse chulo y se escapa sin decir nada en una nube de ri?as, pero al menos sirvi¨® para que le entregaran una citaci¨®n
Francisco Granados tiene una relaci¨®n casi literaria con la niebla, que aparece en escenas clave de su biograf¨ªa pol¨ªtica, como las mariposas amarillas del personaje de Cien a?os de soledad. Cuando recibi¨® un chivatazo de que le estaban investigando en septiembre de 2014 se movi¨® a toda prisa y avis¨® a su socio, David Marjaliza, para que quemara tres carritos de Carrefour de documentos, pero en un d¨ªa de niebla, que si no les pillaba el helic¨®ptero de la Guardia Civil. Cuando proyect¨® su casopl¨®n hollywoodiano-hortera en Valdemoro con piscina de cuarcita dorada, uno de los detalles m¨¢s finos era una ducha con efecto niebla, para difuminarse todo en los vapores del lujo. Y por fin esta ma?ana del martes, cuando le han llamado a la comisi¨®n del Congreso que investiga las finanzas del PP, ha aplicado el efecto niebla, pero a chorro, un chorro de arrogancia y chuler¨ªa hacia quienes le interrogaban, para no decir ni palabra de sus procesos y limpiar el buen nombre de su partido.
Granados ha negado todo, hasta lo de los volquetes de putas, que es verdad que no lo dijo ¨¦l, y acus¨® a Marjaliza de ¡°mentir de la A a la Z¡±. Algunas aclaraciones: ¡°Nunca me he considerado ni la mano derecha ni la mano izquierda de Esperanza Aguirre¡±; ¡°Jam¨¢s he visto un solo euro de dinero negro en partido, ni a nivel local ni regional, ni he visto los famosos sobres¡±. Es m¨¢s, asegur¨® que ha visto muchas otras cosas en el partido, ¡°pero todas buenas¡±. Lo de la financiaci¨®n irregular es ponerse tiquismiquis, porque es ¡°un tema menor en el global de todo lo que uno pueda ver del Partido Popular¡±.
No obstante, la niebla del subconsciente en ocasiones se filtra por alg¨²n resquicio, esta vez de forma muy graciosa: ¡°Me da la sensaci¨®n de que es una comisi¨®n para dilapidar (sic) al Partido Popular¡±. Fue entra?able que lo dijera ¨¦l, que ha sido un gran dilapidador. Resumi¨® as¨ª su trayectoria: ¡°Me siento orgulloso de todo lo que he vivido, no tengo nada que reprochar (¡) Yo me arrepiento de muchas cosa en mi vida, como es l¨®gico, de las ¨²nicas que no me arrepiento es de mis gestiones como alcalde de Valdemoro, miembro del Gobierno de Esperanza Aguirre y secretario general del Partido Popular¡±. Dimiti¨®, de hecho, ¡°por lo poco est¨¦tico del asunto¡±.
No deja de ser llamativo tal declaraci¨®n de amor, porque en sus ¨²ltimas otras declaraciones, ante el juez, ha disparado, entre otros, contra Aguirre, Ignacio Gonz¨¢lez y Cristina Cifuentes. Esta ¨²ltima se ha querellado contra ¨¦l, aunque ayer Granados no se present¨® en el juzgado porque no le encontraron para notific¨¢rselo. Lo suyo es una especie de ducha escocesa, no solo de niebla. A veces agua fr¨ªa y a veces, caliente. Lo cierto es que no ha dicho absolutamente nada, bajo la atenta mirada de su abogado, que es el mismo de El Bigotes, sentado all¨ª delante. Con el PP, ha insistido Granados, ning¨²n mal rollo. ¡°No tengo nada que negociar con mi partido, porque mi partido no necesita nada de m¨ª y yo, dada mi situaci¨®n, no necesito nada del partido¡±, respondi¨® a las insinuaciones de ??igo Errej¨®n sobre una estrategia para buscar un pacto de silencio y no tirar de la manta. Con ¨¦l tuvo un buen momento de retranca cuando el diputado de Podemos le pregunt¨® a qu¨¦ atribu¨ªa su ca¨ªda en desgracia: "Cosas que pasan en pol¨ªtica, ?qu¨¦ quiere que le diga a usted?".
Las dos horas de sesi¨®n fueron una confusa nube de discusiones, desplantes e interrupciones que envolvieron a los presentes y cuando se quisieron dar cuenta Granados se les hab¨ªa escapado vivo. Tambi¨¦n hay que decir que le preguntaron bastante mal. Se salv¨® Toni Cant¨®, de Ciudadanos, que tir¨® mejor con preguntas precisas. El resto se enred¨® en ret¨®rica o detalles complicad¨ªsimos. Sobre la trama P¨²nica y lo que ha ido declarando ante el juez Granados no quiso decir nada, ni siquiera confirmarlo. Neg¨®, por ejemplo, haber dicho hace unas semanas que exist¨ªa ¡°un n¨²cleo de hierro¡± que se encargaba de hacer campa?as para reforzar la imagen p¨²blica de Esperanza Aguirre.
Que en esta y otras comisiones el compareciente se ponga chulo empieza a no ser ni noticia. De B¨¢rcenas a Correa, pasando por Camps y Rato. El d¨ªa que llegue uno normal, intimidado por el sagrado lugar de la representaci¨®n popular, se levantar¨¢n todos los diputados a darle un abrazo. Porque es que hasta les echan broncas. Granados discut¨ªa cada dos por tres lo que era objeto de la comisi¨®n y lo que no, defend¨ªa su libertad de expresi¨®n y hasta hac¨ªa sarcasmos. Era el due?o de la escena. El presidente, el canario Pedro Quevedo, se desesperaba y le amonest¨® una decena de veces. Granados le lleg¨® casi a consolar, con un viejo ramalazo de relaciones p¨²blicas, al cogerle el brazo de forma fraternal con una sonrisa: ¡°No tengo inter¨¦s en complicarle a usted el trabajo¡±. En un momento dado, hasta se gir¨® hacia Txema Guijarro, de Unidos Podemos, que estaba a su lado en la mesa: ¡°?Qui¨¦n es este se?or que me interrumpe todo el rato? ?pero usted modera?¡±. Nueva bronca. ¡°?Pero bueno ya tenemos otro desorden!¡±, clamaba Quevedo levantando las manos. Hubo mucho circo y poca investigaci¨®n.
Granados ya estaba hablando a los cinco minutos de empezar por encima del que preguntaba, solapando las intervenciones, en un pulso s¨®nico a ver qui¨¦n quedaba por encima, y es que ¨¦l estaba por encima de todo el mundo. Es m¨¢s, en el caso de los portavoces de ERC y EH Bildu consider¨® que era ¡°el mundo al rev¨¦s¡±, eso de tener que estar ¨¦l ah¨ª dando explicaciones, a unos por independentistas y a otros por no condenar los asesinatos de ETA. Por eso se neg¨® a contestar al representante abertzale. ¡°Yo nunca he dicho qu¨¦ co?o es la UDEF¡±, le espet¨® a la portavoz de Esquerra, Ester Capella, en referencia a la famosa frase de Jordi Pujol. A Unidos Podemos les dijo que ellos ¡°van a ver a prisi¨®n a gente que prepara bombas¡±. Y cuando en alguna ocasi¨®n le preguntaban bien, ganaba tiempo, discut¨ªa un poco o se iba por la tangente con chascarrillos: ¡°?Paellas gratis? Las paellas del PP que he ido he pagado siempre cinco o seis euritos al entrar¡±.
?Para qu¨¦ sirvi¨® la comparecencia de Granados? Pues al menos, como confirm¨® ¨¦l mismo a la salida, para que dos agentes le entregaran una citaci¨®n judicial cuando pasaba por delante de los leones del Congreso, porque a este hombre no hay manera de pillarle, ni siquiera en casa.
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