La legi¨®n de los se?ores y las se?oras normales
A Rajoy le ha fallado el c¨¢lculo y todav¨ªa le falla cuando piensa en t¨¦rminos pol¨ªticos con la preocupaci¨®n social de las pensiones
A Josele Santiago le gusta tocar en sus conciertos la canci¨®n Fractales que habla de ¡°un se?or normal¡± que vive en ¡°un tiempo normal, pasando normal por un d¨ªa m¨¢s de plomo¡±. Fractales describe al padre del m¨²sico, un jubilado que forma parte de los nueve millones de pensionistas espa?oles. Podr¨ªa ser uno de esos jubilados que llevan boina, como esos personajes eternos de Forges que mostraban la maldita gracia que tiene todo, o podr¨ªa ser uno de los muchos que hoy se sentaban en la parte alta del Congreso de los Diputados junto a se?oras con paraguas y bolsos.
Los pensionistas se han sentado donde habitualmente est¨¢n los estudiantes con ojos entre incr¨¦dulos y so?olientos. Su mirada era m¨¢s bien desafiante cuando Rajoy, con un retraso de diez minutos, ha comparecido en el hemiciclo como dirigi¨¦ndose a ellos, pero en realidad se estaba dirigiendo a s¨ª mismo, justificando por qu¨¦ no revalorizar¨¢ las pensiones de acuerdo al IPC y supeditando su mejora a los apoyos de la oposici¨®n en la aprobaci¨®n de los Presupuestos Generales. Los se?ores y las se?oras meneaban la cabeza o re¨ªan con desaprobaci¨®n mientras el presidente del Gobierno dec¨ªa que iba hacer todo lo que estuviese en su mano.
Al se?or normal de Josele Santiago le sucede que llega un momento que dice basta. Eso a lo que se refer¨ªa Albert Camus cuando afirmaba que ¡°el hombre rebelde es aqu¨¦l que dice no¡±. Sucede que el se?or normal de la canci¨®n es ¡°un hombre susurrando canciones solo¡±, pero que, despu¨¦s de ver cosas que ¡°est¨¢n pasando constantemente¡± y que ¡°nadie querr¨¢ creer¡±, monta en rebeli¨®n. Y lo hace con el siguiente grito en el balc¨®n: ¡°Mi nombre es legi¨®n¡±.
A Rajoy le ha fallado el c¨¢lculo y todav¨ªa le falla cuando piensa en t¨¦rminos pol¨ªticos con la preocupaci¨®n social de las pensiones. Pens¨® que esos se?ores y se?oras normales se resignar¨ªan a sus d¨ªas de plomo, como si cada uno de ellos y ellas fueran el viejo coronel y la esposa asm¨¢tica de El coronel no tiene qui¨¦n le escriba, esos personajes universales y solitarios de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez que esperan la pensi¨®n con paciencia metaf¨ªsica entre octubres ¡°aciagos para los intestinos¡± y diciembres ¡°que marchitan la flora de las v¨ªsceras¡±. Pensionistas que, jug¨¢ndoselo todo a la suerte del gallo, se preguntan finalmente ¡°qu¨¦ comemos¡± para responder ¡°mierda¡±.
Mierda es lo que est¨¢n dispuestos a comer los pesimistas, como explicaba recientemente el soci¨®logo y fil¨®sofo franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Lenoir en una entrevista con el periodista Enric Gonz¨¢lez. Lenoir rechazaba de pleno que los optimistas fueran ingenuos en nuestra cada d¨ªa m¨¢s descre¨ªda visi¨®n de la vida. ¡°La diferencia est¨¢ en que el pesimista cree que el mundo est¨¢ muy mal, y el optimista piensa en c¨®mo mejorarlo¡±, se?alaba.
Los pensionistas han tra¨ªdo optimismo a nuestra sociedad. Sus manifestaciones han pillado de sorpresa a todos y, sobre todo, a Rajoy, que se ha visto obligado a comparecer hoy en el Congreso. Su nombre es legi¨®n. Este s¨¢bado estos se?ores y se?oras normales volver¨¢n a salir a la calle a decir no. A recordar que no est¨¢n dispuestos a resignarse como viejos coroneles porque su resignaci¨®n es la mierda de todos los dem¨¢s.
Ucr¨®nica es una secci¨®n semanal que arranca este 14 de marzo. Ser¨¢n art¨ªculos escritos por periodistas de EL PA?S de diferentes secciones en los que narrar¨¢n los plenos del Congreso desde su ¨®ptica como expertos en m¨²sica, cine, libros, deportes, etc.
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