Espa?a no ir¨¢ a ninguna cumbre donde est¨¦ Kosovo

Espa?a, bajo la presidencia de Mariano Rajoy, no ir¨¢ a ninguna cumbre ni europea ni de ning¨²n signo donde est¨¦ presente Kosovo como pa¨ªs con entidad propia. Esa es la posici¨®n firme e inalterable del Gobierno para evitar participar en la cita informal sobre la situaci¨®n en los Balcanes que est¨¢ preparando Bulgaria, pa¨ªs que preside este semestre la Uni¨®n Europea, para mediados de mayo en Sof¨ªa. Espa?a no reconoce a Kosovo por su declaraci¨®n unilateral de independencia y por haber modificado sus fronteras por la fuerza.

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El ejecutivo de Rajoy, que es m¨¢s bien anodino y poco conflictivo en general en sus relaciones con otros pa¨ªses y en el seno de la Uni¨®n Europea, a¨²n quiere guardar las formas en p¨²blico pero tampoco oculta que la palabra y el concepto Kosovo le producen urticaria. Y m¨¢s ahora, cuando sigue sin resolverse la crisis institucional, pol¨ªtica y social en Catalu?a.

Espa?a nunca ha querido ni se plantea reconocer la independencia de la antigua provincia de Kosovo, como ayer volvi¨® a recordar el ministro portavoz del ejecutivo, ??igo M¨¦ndez de Vigo, tras la reuni¨®n semanal del Gabinete.

La Asamblea de Kosovo aprob¨® el 17 de febrero de 2008 y por unanimidad una declaraci¨®n unilateral de independencia de Serbia que concit¨® una dividida reacci¨®n internacional. Hasta ahora 112 estados miembros de Naciones Unidas han reconocido a esa rep¨²blica como independendiente pero no lo ha hecho Espa?a ni tampoco Grecia, Chipre, Ruman¨ªa o Eslovaquia. En total un grupo de pa¨ªses habitados por unos 100 millones de europeos. Cada uno por sus propias razones pero en el caso de Espa?a porque se sostiene el criterio general de que no se admiten declaraciones unilaterales de independencia ni tampoco modificaciones de fronteras en pa¨ªses por la v¨ªa de la fuerza.

Fuentes gubernamentales subrayan que esa posici¨®n es ¡°¨¦tica¡± y de ¡°principios¡± y que no tiene que ver directamente con la situaci¨®n conflictiva que se vive en Catalu?a, especialmente en los ¨²ltimos meses. Una justificaci¨®n m¨¢s para la galer¨ªa que real porque una de las principales batallas que se libraron durante los ¨²ltimos meses relacionadas con Catalu?a ha sido precisamente la de evitar cualquier reconocimiento o respaldo internacional. Algo que se ha conseguido.

Sobre la cumbre en Bulgaria de Kosovo en fuentes gubernamentales se matiza, para empezar, que no se trata de una reuni¨®n oficial de la Uni¨®n Europea sino impulsada de manera informal por el pa¨ªs anfitri¨®n, que el d¨ªa anterior s¨ª alberga un consejo europeo formal, al que s¨ª tiene pensado acudir Rajoy como presidente espa?ol. Las autoridades b¨²lgaras tienen lo que se considera una especie de agujero negro en su frontera con los balcanes occidentales y por eso querr¨ªan aprovechar la presencia de los l¨ªderes de los 28 pa¨ªses socios de la UE para debatir sobre Kosovo. Esa idea no ha gustado nada en La Moncloa ni en el Ministerio de Exteriores espa?ol. Fuentes oficiales justifican la necesidad del ejecutivo b¨²lgaro de intentar enderezar su problema pero lamentan con malestar el error de querer implicar a los dem¨¢s en ese asunto que se quiere limitar al m¨¢ximo.

El Gobierno de Rajoy no quiere oficializar a¨²n su rechazo a esa cumbre y negocia la posibilidad muy remota de que Kosovo no est¨¦ en Sof¨ªa ese d¨ªa ni como pa¨ªs propio (sino dentro de una comisi¨®n de la UNMIK, la misi¨®n de administraci¨®n provisional de las Naciones Unidas en Kosovo), ni con bandera propia ni con sus m¨¢ximos representantes actuales, sobre los que se tienen muchos reparos y a los que se ve incursos en procesos judiciales que podr¨ªan acabar antes de que finalice 2018 ante el Tribunal de Derechos Humanos de La Haya.