Un luxemburgu¨¦s compra una isla en Formentera por 18 millones de euros

El islote balear de S¡¯Espalmador, uno de los pocos privados que existen en Espa?a, ha encontrado comprador despu¨¦s de varios meses a la venta. Una familia luxemburguesa ha adquirido este espacio natural protegido, entre Formentera e Ibiza, por 18 millones de euros con la obligaci¨®n de respetar la normativa, tanto estatal como auton¨®mica, que regula los usos del espacio y proh¨ªbe llevar a cabo cualquier tipo de construcci¨®n. El Consell de Formentera y el Gobierno balear rechazaron hace unas semanas pujar por el islote debido al elevado precio exigido por la familia y la falta de apoyo econ¨®mico del Gobierno central, reprochan.

La isla era hasta ahora propiedad de los hermanos Norman y Rosy Cinnamond, que la heredaron hace a?os de su abuelo, el ciudadano brit¨¢nico Bernard Cinnamond. Este la compr¨® en 1932 por 42.500 pesetas al que entonces era su propietario, el ibicenco Carlos Tur. El islote cuenta con 137 hect¨¢reas de terreno (con casi tres kil¨®metros de longitud y apenas 800 de anchura) enclavadas en el parque natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera y cuenta con un elevado nivel de protecci¨®n que restringe al m¨¢ximo la edificaci¨®n en la zona. De hecho, el mes pasado la comisi¨®n de Medio Ambiente y Ordenaci¨®n del Territorio del Parlamento balear inst¨® al Ejecutivo a aprobar un plan sectorial para el islote y decidi¨®, mientras tanto, prohibir las excursiones mar¨ªtimas al paraje para trasladar a ba?istas. Tambi¨¦n se prohibieron los ba?os de barro que atra¨ªan a buen n¨²mero de visitantes.

Los antiguos propietarios y la Administraci¨®n insular mantuvieron conversaciones durante meses para intentar cerrar la compraventa del enclave para que pasara a manos p¨²blicas. La familia Cinnamond ofreci¨® en mayo de 2016 cerrar la venta de la propiedad al Consell de Formentera por 18 millones de euros en un solo pago o 20 millones fraccionados. El Consell recurri¨® entonces al Gobierno balear para explorar las posibilidades de hacerse con este paraje natural ya que no contaba con fondos para afrontar la compra. Y ambas Administraciones decidieron luego pedir ayuda al Gobierno central.

¡°Los propietarios nos dijeron que ten¨ªan una oferta, as¨ª que nos dirigimos a la vicepresidencia del Gobierno central para pedir apoyo para la compra. Verbalmente nos dijeron que lo estudiar¨ªan pero no contestaron, y finalmente los propietarios aceptaron la oferta de los compradores¡±, relata ahora la consejera de Presidencia, la socialista Pilar Costa.

M¨¢s informaci¨®n

El combate ¡®pactado¡¯ entre dos menores en pleno centro de Oviedo

Oubi?a demanda a la productora de ¡®Fari?a¡¯ por las escenas sexuales de su personaje

Una mujer cobr¨® 130.000 euros por la pensi¨®n de su padre fallecido hace 23 a?os

Tras varios encuentros y despu¨¦s de constatar la falta de apoyo econ¨®mico del Gobierno central, tanto el Ejecutivo aut¨®nomo como el Consell de Formentera renunciaron a la compra de S¡¯Espalmador. La familia Cinnamond volvi¨® a poner la propiedad en el mercado y ha logrado vender finalmente la isla por un precio final de 18 millones a una familia luxemburguesa que, seg¨²n asegura su representante, es ¡°plenamente consciente de toda la normativa que afecta a la isla¡±.

Lo mismo recuerda la consejera Costa que, aunque lamenta que el paraje no haya pasado finalmente a manos p¨²blicas, recalca que el islote tiene ¡°total protecci¨®n¡± desde el punto de vista ambiental y no se puede ejecutar ning¨²n cambio. ¡°Otra cosa es que la Administraci¨®n tuviera la propiedad de ese espacio, porque entonces tendr¨ªas la garant¨ªa del uso que se puede hacer en ¨¦l¡±, se?ala la consejera. En la isla existen dos peque?as casas.

¡°Estoy convencida de que la han comprado sabiendo lo que hay. No creo que nadie sea tan ingenuo¡±, dice la diputada de Gent per Formentera, Silvia Tur, que ha pedido al Gobierno regional que se re¨²na cuanto antes con los nuevos propietarios para informarles de primera mano de las normas de protecci¨®n que rigen el enclave. ¡°Desde Formentera nos habr¨ªa gustado que se quedara en manos p¨²blicas, pero tampoco es una hecatombe¡±, alega Tur, que espera que los nuevos due?os participen en los planes de conservaci¨®n.