Una aldea asediada por el c¨¢ncer planta cara al gas rad¨®n
Los vecinos de Cruceiro de Roo, con 23 tumores diagnosticados en una recta de 29 casas, medir¨¢n la presencia de este gas cancer¨ªgeno ante la desidia del Gobierno
Mar¨ªa Jos¨¦ Gonz¨¢lez computa 23 diagn¨®sticos de c¨¢ncer en las 29 casas habitadas que jalonan los 800 metros de carretera que atraviesan Cruceiro de Roo, la aldea de 313 vecinos en la que vive. ¡°Algo raro est¨¢ pasando y la gente est¨¢ muy preocupada¡±, concluye esta maestra tras el recuento de los golpes que ha asestado la enfermedad a este n¨²cleo del municipio gallego de Serra de Outes (A Coru?a). ¡°Y si ampliamos el radio m¨¢s all¨¢ de esta recta, los casos aumentan¡±.
Tanto sus moradores como el m¨¦dico que ha estudiado el fen¨®meno sospechan que uno de los posibles culpables de tal maligna concentraci¨®n puede ser el rad¨®n, un gas radiactivo que emana del subsuelo gran¨ªtico. Y se han puesto manos a la obra para combatirlo.
¡°El objetivo es darle respuestas a la gente de lo que est¨¢ sucediendo aqu¨ª¡±, explica Xos¨¦ Mar¨ªa Dios, el m¨¦dico del centro de salud de Serra de Outes que ha detectado la alta incidencia de c¨¢ncer en Cruceiro de Roo. ?l admite que los tumores diagnosticados en esta aldea son dispares y las investigaciones circunscriben los da?os del rad¨®n a los pulmones. ¡°La ¨²nica evidencia cient¨ªfica hasta la fecha es que el rad¨®n multiplica solo la probabilidad de sufrir c¨¢ncer de pulm¨®n¡±, afirma Juan Miguel Barros, director del Laboratorio de Rad¨®n de Galicia y profesor de Medicina Preventiva y Salud P¨²blica de la Universidad de Santiago. El doctor Dios cree que quiz¨¢s las pesquisas en Cruceiro de Roo ayuden a abrir otra l¨ªnea de investigaci¨®n.
Con el asesoramiento del Laboratorio de Rad¨®n de Galicia, los vecinos de Cruceiro de Roo han instalado en sus viviendas un centenar de aparatos que medir¨¢n durante tres meses los niveles de esta radiaci¨®n natural, que multiplica la probabilidad de sufrir c¨¢ncer de pulm¨®n en mayor medida que el humo del tabaco. Lo han hecho por su cuenta, afirman, ante la ¡°desidia¡± de la Administraci¨®n.
La directiva de la Comisi¨®n Europea que, despu¨¦s de tres d¨¦cadas de alertas cient¨ªficas, obliga por primera vez a los Estados a actuar contra este gas cancer¨ªgeno en territorios de riesgo como Galicia, Extremadura o Madrid entr¨® en vigor hace m¨¢s de dos meses, pero el Gobierno de Mariano Rajoy a¨²n no ha aprobado la normativa para ponerla en pr¨¢ctica. El doctor Dios se queja tambi¨¦n de que el Servizo Galego de Sa¨²de (Sergas) de la Xunta no ha atendido su petici¨®n de ayuda. Este departamento auton¨®mico no ha respondido al requerimiento de este peri¨®dico para ofrecer su versi¨®n.
Fue Mar¨ªa Jos¨¦ Gonz¨¢lez la primera habitante de Cruceiro de Roo que se percat¨® de la ins¨®lita afecci¨®n de c¨¢ncer entre sus vecinos. Empez¨® a inquietarse cuando, tras enfermar su padre, a sus o¨ªdos no hac¨ªan m¨¢s que llegar nuevos diagn¨®sticos a pocos metros de su casa. Esta maestra coment¨® tales temores a su m¨¦dico de cabecera, Xos¨¦ Mar¨ªa Dios, quien desde 2015 ha hecho dos estudios sobre el terreno para intentar desentra?ar el misterioso agente que est¨¢ magullando la salud de sus pacientes. En el primero, el doctor Dios dibuj¨® un di¨¢metro de 800 metros desde el cruceiro de piedra que da nombre a la aldea y realiz¨® una encuesta a 81 personas de las 23 casas que cayeron dentro del ¨¢rea acotada. 23 de los interrogados sab¨ªan lo que era sufrir c¨¢ncer, con una prevalencia de tumores del 28,39% frente a una media espa?ola, dice este m¨¦dico, que se mueve entre el 3% y el 4%. El segundo estudio consisti¨® en entrevistas a 59 habitantes de esta zona de Serra de Outes para intentar encontrar ¡°alguna asociaci¨®n¡± en sus vidas que explique la alta incidencia. No se lleg¨® a conclusiones claras.
La mayor¨ªa de los habitantes de Cruceiro de Roo est¨¢n convencidos de que sus problemas de salud no son como los del resto. ¡°La gente dice que esto pasa tambi¨¦n en otros sitios. ?Pero tan concentrado? Yo creo que no. Alguien tiene que dar la voz de alarma¡±, afirma una de las vecinas que participa en el estudio y que prefiere no revelar su identidad.
Retraso en la legislaci¨®n
La Comisi¨®n Europea decidi¨® en 2013 obligar a los Estados miembros a realizar mediciones de rad¨®n en viviendas, edificios p¨²blicos y lugares de trabajo y combatir la contaminaci¨®n por este gas en aquellos espacios donde el promedio anual de concentraci¨®n supere los 300 becquerelios por metro c¨²bico, una unidad de medida que equivale a la desintegraci¨®n at¨®mica que se produce en un segundo. El Gobierno de Espa?a, sin embargo, se hace el remol¨®n. Pese a que el Real Decreto para luchar contra esta radiaci¨®n natural que tanto preocupa a la poblaci¨®n deber¨ªa estar listo, seg¨²n establece la Directiva 2013/59/Euratom, desde el pasado 6 de febrero, el Ministerio de Energ¨ªa admite que a¨²n est¨¢ ¡°en tramitaci¨®n¡±.
¡°No tenemos fecha de aprobaci¨®n ni los detalles del mismo hasta que no se apruebe definitivamente, que ser¨¢ cuando informemos¡±, responde un portavoz oficial del departamento que dirige ?lvaro Nadal. El decreto debe concretar d¨®nde ser¨¢ obligatorio medir, qu¨¦ medidas se deber¨¢n tomar y qui¨¦n debe sancionar los incumplimientos. ¡°Sospechamos que ha generado bastantes problemas a nivel interno¡±, apunta Pedro Linares, responsable de Salud Laboral de Comisiones Obreras sobre las razones del retraso del Gobierno de Mariano Rajoy.
Mientras el Ejecutivo opta por el silencio sobre las causas de la demora, Linares se?ala ¡°posibles diferencias de criterio¡± entre los diferentes departamentos implicados ¡°sobre c¨®mo abordar las exigencias de la directiva europea¡±. El asunto afecta no solo al Ministerio de Energ¨ªa sino tambi¨¦n al de Sanidad, al de Empleo y al de Fomento, este ¨²ltimo por los cambios que se deben introducir en el c¨®digo de edificaci¨®n para que los nuevos inmuebles se dise?en con sistemas de evacuaci¨®n del rad¨®n. En CC OO admiten que la nueva legislaci¨®n ¡°mejorar¨¢ la situaci¨®n actual¡± y ¡°reforzar¨¢¡± a los representantes de los trabajadores a la hora de exigir mediciones en los centros de trabajo pero confiesan sus ¡°dudas¡± de que se alcance un ¡°control efectivo¡± de las radiaciones de este gas cancer¨ªgeno.
Fulgencio Fern¨¢ndez conoce bien c¨®mo han esquivado hasta ahora las Administraciones el invisible pero espinoso asunto del rad¨®n. Es delegado de prevenci¨®n del sindicato CIG y lleva cinco a?os, desde que se aprob¨® la directiva europea, llamando a la puerta de diversas autoridades p¨²blicas para reclamar que se midan los becquerelios a los que est¨¢n expuestos los trabajadores de la Xunta. En Santiago son muchos los empleados p¨²blicos que llevan a?os respirando ocho horas al d¨ªa dentro de oficinas ubicadas en s¨®tanos gran¨ªticos y la inquietud entre ellos por los efectos del rad¨®n en su salud se ha extendido. Fern¨¢ndez cuenta que en la sede del Consello Galego de Relaci¨®ns Laborais, en pleno casco viejo compostelano, se detectaron concentraciones de 900 becquerelios, el triple del tope que marca la UE, y se tuvieron que hacer obras de ventilaci¨®n. Pero en la Inspecci¨®n de Trabajo le han contestado a este sindicalista que no tienen competencias para conminar al Gobierno gallego a realizar las mediciones. Fern¨¢ndez ha tenido un d¨¦j¨¤ vu: ¡°Los t¨¦cnicos de la mutua privada a los que la Xunta encarga la prevenci¨®n de riesgos dicen que no hay relaci¨®n con el c¨¢ncer de pulm¨®n. Es lo mismo que pas¨® con el amianto: mientras Europa lo se?alaba como causa, aqu¨ª nos dec¨ªan que la gente enfermaba por fumar¡±.
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