¡°Mira para atr¨¢s y ver¨¢s a otros dos con una metralleta¡±

Roberto Lertxundi caminaba por el casco viejo de Bilbao el 3 de abril de 1981 cuando le pararon dos veintea?eros con gafas oscuras y le entregaron un papel. "Tu mujer y tu hijo est¨¢n en nuestro poder", rezaba aquella nota que ley¨® el entonces secretario general del Partido Comunista de Euskadi, antes de preguntar "?Va en serio?" a los terroristas y mientras uno de ellos le insinuaba con un gesto que llevaba una pistola en el bolsillo. "Mira para atr¨¢s y ver¨¢s a otros dos con una metralleta", le respondieron. A su espalda, dos j¨®venes aguardaban con una bolsa de la que sobresal¨ªa lo que parec¨ªa el ca?¨®n de un arma.

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"He repasado muchas veces aquellos momentos. Era una acci¨®n de propaganda de un comando que aspiraba a entrar en ETA militar, que aun no lo hab¨ªa conseguido como tal, pero que ya hab¨ªa hecho muchas barbaridades: atracado a joyeros en Barakaldo, explosionado bombas en alguna central el¨¦ctrica...", recuerda Lertxundi, casi cuarenta a?os despu¨¦s de que le condujeran hasta el ¨²ltimo piso de un chal¨¦ semiderruido del barrio de Neguri, en Getxo (Bizkaia). All¨ª, rodeado por pintadas donde se le¨ªa "Vosotros, los reformistas, sois los terroristas" o "Gora ETA Militar", le interrogaron. "Fue la constataci¨®n de la ignorancia absoluta. El terrorismo etarra siempre ha sido despreciable. Entre otras cosas, por su bajo nivel intelectual. Y estos chavales no ten¨ªan ni puta idea de nada. No ten¨ªa ni pies ni cabeza lo que preguntaban", rememora.

Su relato forma parte de otro de los cap¨ªtulos m¨¢s cruentos de la historia de ETA: los 86 secuestros que perpetr¨® la banda, seg¨²n los datos recopilados por Francisco Llera y Rafael Leonisio, investigadores de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV), en el informe Los secuestros de ETA y sus organizaciones afines. Este documento radiograf¨ªa una pr¨¢ctica que dej¨® im¨¢genes tan impactantes como la liberaci¨®n de Jos¨¦ Antonio Ortega Lara, que pas¨® casi dos a?os encerrado en un zulo, y episodios tan crueles como el asesinato en 1997 de Miguel ?ngel Blanco, edil del PP de Ermua al que dispararon dos tiros en la cabeza tras dos d¨ªas de cautiverio. Fue el ¨²ltimo secuestro de la organizaci¨®n.

27 a?os antes hab¨ªan cometido el primero. El 30 de octubre de 1970, ocho integrantes de ETA entraron en la casa de Jos¨¦ ?ngel Aguirre, director de la sucursal del Banco Guipuzcoano en Elgoibar (Gipuzkoa), y le retuvieron toda la noche para que les abriera la caja fuerte de la oficina a la ma?ana siguiente. Se llevaron unos cuatro millones de pesetas. "La gran mayor¨ªa de secuestros tuvieron una motivaci¨®n econ¨®mica", concluye el estudio de la UPV, donde se expone que 67 de estas v¨ªctimas eran empresarios, directivos, profesionales de empresas o sus familiares. ¡°Se buscaba el cobro de un rescate o la apertura de alguna caja fuerte de un banco¡±, contin¨²a el informe, que apostilla: "Pero no solo serv¨ªan para recaudar dinero, sino tambi¨¦n como aviso para los empresarios que eran reticentes a pagar la extorsi¨®n terrorista". Los investigadores calculan que la banda recaud¨®, al menos, 6.420 millones de pesetas (38,6 millones de euros) con estos delitos.

"El secuestro de Ortega Lara fue tortura pura y dura"

Pero ETA tambi¨¦n busc¨® castigar y presionar pol¨ªticamente a trav¨¦s del cautiverio. "El secuestro de Ortega Lara, por ejemplo, fue tortura pura y dura", sentencia Rafael Leonisio. Fue el secuestro m¨¢s largo. Dur¨® 532 d¨ªas. "Pero, dentro de lo que cabe, acab¨® bien", apostilla el investigador. En diez casos, los terroristas mataron a sus v¨ªctimas. Y en 14, las liberaron tras pegarle un tiro en la pierna.

"En los heridos prevalece despu¨¦s el estr¨¦s postraum¨¢tico", explica Natalia Moreno, psic¨®loga de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (AVT), que detalla c¨®mo algunos est¨ªmulos ¡ªcomo encontrarse solos o en habitaciones peque?as¡ª puede desencadenar ese estr¨¦s. "Y, en el caso de los familiares de personas a las que mataron tras su secuestro, no observamos enormes diferencias de las v¨ªctimas de atentados. S¨ª que en algunos puede aparecer la pregunta de qu¨¦ habr¨¢ pasado durante esos d¨ªas de cautiverio o de si se podr¨ªa haber hecho algo m¨¢s. Pero la conclusi¨®n al final es que le mataron", apostilla, antes de relatar c¨®mo el apoyo social resulta determinante en su tratamiento: "Y, claro, en los setenta y ochenta, ese apoyo no exist¨ªa".

"Esta gente se mov¨ªa con una impunidad absoluta en aquellos a?os", rememora Lertxundi, militante de ETA a finales de los sesenta, que tambi¨¦n fue secuestrado durante unas horas en 1980, antes de encontrarse con el presidente Adolfo Su¨¢rez. Le capturaron cuando se dirig¨ªa a su coche. En 1981, despu¨¦s de aparcar. ?Temi¨® por su vida? "S¨ª. Pero no de una forma principal".

"Encuadro mi secuestro en el contexto de la militancia en el Partido Comunista de Euskadi, del que era secretario general", contin¨²a Lertxundi, antes de relatar c¨®mo se liber¨® de las cuerdas con las que le ataron las manos y tobillos dentro de un saco de dormir, y le unieron a una viga del edificio donde le abandonaron. Hace 37 a?os. ?Y c¨®mo valora ahora los ¨²ltimos comunicados de la banda? "Bienvenido que se vayan. El tema del perd¨®n y la ret¨®rica no me importa. Hay una responsabilidad y tienen que cumplir sus penas. Lo que yo quiero es que la sociedad est¨¦ orgullosa de haberles ganado la batalla. ETA ya no le importa a la sociedad vasca".