Los resistentes en la Euskadi de plomo y miedo
Muchos concejales de peque?os ayuntamientos y activistas de Gesto por la Paz o Basta ya soportaron la violencia sin contagiarse
En marzo de 1997, Jos¨¦ Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux segu¨ªan secuestrados por ETA. La kale borroka acompa?aba en su escalada de terror cada fin de semana con decenas de ataques pintadas y amenazas. El 24 de ese mes dos botellas incendiarias intentaron colarse en el domicilio del concejal del PP de Santurtzi, F¨¦lix Velasco. Su mujer estaba en casa. ¡°Nuestras ideas no se pueden quemar¡±, proclam¨® aquel d¨ªa.
¡°Yo aguant¨¦ porque cre¨ªa en la libertad de todos los vascos frente a aquellos que despu¨¦s de 40 a?os de franquismo nos quer¨ªan volver a quitar la libertad¡±, explica Paco Garc¨ªa Raya, el socialista que durante 28 a?os represent¨® a los vecinos de Mondrag¨®n en varias instituciones. Once a?os despu¨¦s del ataque que sufri¨® Velasco, tambi¨¦n en marzo pero de 2008, Garc¨ªa vio pr¨¢cticamente morir a su amigo y exconcejal socialista en esa localidad, Isa¨ªas Carrasco. Se lo encontr¨® en la calle, en un charco de sangre despu¨¦s de que ETA le descerrajara tres tiros cuando arrancaba el coche para ir a trabajar.
Velasco, Garc¨ªa y muchos otros concejales con nombre y apellido, pero an¨®nimos en su sufrimiento, han logrado sobrevivir en Euskadi junto a los atrevidos pacifistas que se concentraban en silencio contra ETA, pese a la dolorosa y generosa apuesta personal que hicieron cuando la violencia lo inundaba todo en las calles vascas: la resistencia, activa o pasiva.
A lo largo del tiempo de su militancia pol¨ªtica y social sufrieron todo tipo de vejaciones, amenazas, desprecios, pintadas e insultos en medio de una soledad que muchas veces solo romp¨ªa el grito de silencio de asociaciones como Gesto por la Paz, la presencia en limitadas solapas del inc¨®modo y peligroso lazo azul que representaba el desacuerdo con los m¨¦todos de ETA y HB, y ya, con posterioridad, en 1999, de otras asociaciones como Basta Ya, que pasaron a engrosar la lista de amenazados por su lucha contra el nacionalismo y en defensa de la Constituci¨®n Espa?ola. Miembros de ambas asociaciones sufrieron ataques y atentados durante sus a?os de resistencia.
Gesto lleg¨® a celebrar 8.150 concentraciones durante el tiempo en que estuvieron secuestrados Jos¨¦ Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux. Garc¨ªa Raya se queda con que despu¨¦s de todo, de tanto dolor y sufrimiento, de tantos amigos asesinados "ni ETA ni sus c¨®mplices han logrado sus objetivos. Despu¨¦s de tanta amenaza y presi¨®n, la libertad ha ganado, la violencia ha sido derrotada".
En Mallabia, Bizkaia, un pueblo de 1.100 habitantes, las concentraciones de Gesto por la Paz comenzaron a ser muy molestas. Era un pueblo m¨¢s en una Euskadi en la que todo pasaba por la izquierda abertzale. Cualquier reivindicaci¨®n ten¨ªa que pasar por las organizaciones que orbitaban en torno a la izquierda abertzale. Parad¨®jicamente tambi¨¦n las de sus derechos humanos: solo se reclamaban las de presos y terroristas. Los asesinatos de ETA, sus v¨ªctimas, eran invisibles.
Gesto por la Paz, que naci¨® en la m¨¢s absoluta soledad en 1985 tras el asesinato de cuatro personas en 24 horas a manos de ETA, se convirti¨® en una presencia inc¨®moda primero, y en un peligro para el poder que ETA y su entorno ejerc¨ªan en las calles de Euskadi, despu¨¦s. "Salir a la calle a concentrarse fue rompedor", explica Maite Leanizbarrutia. No era mayor de edad y ya se concentraba, primero en el vecino pueblo de Ermua, y despu¨¦s en Mallabia. "Hubo d¨ªas, demasiados, en los que pod¨ªamos sentir en aliento de los contramanifestantes grit¨¢ndonos a escasos cent¨ªmetros, "ETA m¨¢talos", "Asquerosos", "Asesinos", nos dec¨ªan. Pero seguimos adelante".
Gesto por la Paz? se disolvi¨® en junio de 2013, casi dos a?os despu¨¦s de que ETA anunciara el final de la violencia, arropada por todas las fuerzas pol¨ªticas, sociales y sindicales, salvo por la izquierda abertzale. Ellos no compartieron que es decente protestar contra la indecencia de los asesinatos de ETA, y contra la violencia y el odio que extendieron HB alent¨® y socializ¨® en las calles de Euskadi. Les tocaba muy de cerca.
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