Divorciado espa?ol busca ¡®criada¡¯
La mitad de los matrimonios en Ceuta son con extranjeros y algunos ocultan uniones de conveniencia en las que mujeres marroqu¨ªes soportan abusos
¡°?l no pensaba hacerme los papeles porque aqu¨ª creen que son alas para volar. Y sin papeles yo solo era la criada¡±. Para que F¨¢tima, de 40 a?os, haya llegado a esta cruda deducci¨®n ¡ªdesvelada bajo seud¨®nimo entre la resignaci¨®n y la rabia¡ª ha tenido que expiar el calvario que arranc¨® un d¨ªa de verano de hace m¨¢s de 14 a?os en una playa de Ceuta. Ella, por entonces una joven tetuan¨ª de 28 a?os en situaci¨®n irregular, le conoci¨® a ¨¦l, un divorciado ceut¨ª de 55. Se casaron un a?o despu¨¦s en una uni¨®n que conven¨ªa t¨¢citamente a ambos, aunque F¨¢tima prefiera seguir pensando que hab¨ªa ¡°amor a su manera¡±.
Pronto llegaron las ¨®rdenes ¡°como si fuese el servicio dom¨¦stico¡±, los gritos, los golpes. Tambi¨¦n una denuncia falsa, para intentar arrebatarle la custodia de los dos hijos que tuvieron en com¨²n. En 2015, F¨¢tima se convirti¨® definitivamente en ¡°una mujer libre¡± ¡ªcomo ella se define¡ª cuando un juez impuso a su ya entonces exmarido una orden de alejamiento. Pero no todas las mujeres marroqu¨ªes que han pasado un trance como el suyo en Ceuta alcanzan su final. Sus historias est¨¢n tan normalizadas como silenciadas, en una ciudad de 84.500 habitantes donde la mitad de sus matrimonios se producen entre espa?oles y extranjeros: de 209 uniones celebradas en el primer semestre de 2017, 111 eran mixtas, seg¨²n datos del INE.
Tanto en el Registro Civil como en la Fiscal¨ªa de Ceuta est¨¢n ya habituados a que una parte de estos casamientos escondan un juego de intereses en el que, normalmente, es ella la que intenta conseguir la nacionalidad espa?ola. ¡°Est¨¢ tan extendido y la sociedad es tan machista que se ve como normal que ocurran situaciones que no lo son¡±, reconoce Maribel Lorente, presidenta de Digmun, la ONG a la que F¨¢tima recurri¨® para escapar de su situaci¨®n.
El imaginario colectivo suele reservar a la mujer marroqu¨ª el papel de ¨²nica beneficiaria de los matrimonios de conveniencia. Pero Lorente discrepa: ¡°Si ocurriese porque ambos quieren¡ El problema viene cuando ellos se benefician de la vulnerabilidad de ellas para ejercer un patriarcado efectivo en todos los niveles¡±. De hecho, en la mayor parte de los casos suelen ser j¨®venes, con escasa formaci¨®n y dinero, que intentan conseguir la residencia y escapar as¨ª de los dos precarios escalafones a los que solo podr¨¢n acceder en Ceuta sin papeles: asistenta dom¨¦stica o porteadora.
Al otro lado se encuentran a ¡°viudos o separados con hijos, mayores, con recursos y en busca de nuevas experiencias¡±, como detalla Lorente con evidente iron¨ªa. ¡°Ellas creen haber encontrado una bicoca con un hombre que gana dinero y las atender¨¢ bien¡±, a?ade la presidenta de Digmun. Los perfiles de hombre mayor espa?ol y mujer joven marroqu¨ª son bien conocidos por Jos¨¦ Luis Puerta, fiscal jefe de ?rea de Ceuta: ¡°Es un problema de pobreza y desigualdad, de explotaci¨®n de una persona sobre la otra¡±.
Y no es f¨¢cil de atajar. En el Registro Civil reconocen que pueden realizar hasta tres entrevistas en audiencia reservada para intentar descubrir el fraude y que ¡°entre un 20% y un 30%¡± de las peticiones de matrimonio se deniegan. En otras ocasiones, no pasa de una sospecha que no se puede comprobar. Son los casos en los que la pareja se conoce bien, incluso porque es habitual que ella ya haya trabajado para ¨¦l antes como servicio dom¨¦stico. ¡°El matrimonio es un derecho y un juez no lo puede denegar si no hay argumentos s¨®lidos¡±, reconocen desde el Registro.
No es f¨¢cil conocer el destino de estos matrimonios. A veces, acaban bien. Otras, la mujer se ve atrapada en situaciones como las que vivi¨® F¨¢tima: ¡°Yo era el servicio dom¨¦stico de toda su familia. Un d¨ªa me despertaron a la una de la madrugada para que les cocinase pollo¡±.
Pocas denuncias
Puerta recuerda un caso que lleg¨® a su despacho de una menor de edad emparejada con un hombre mayor que intent¨® abusar de ella. ¡°Se neg¨® y ¨¦l le clav¨® como represalia una batidora en el brazo¡±, relata el fiscal. Pero en la mayor parte de los casos no hay denuncias porque las mujeres no conocen sus derechos o porque las situaciones de explotaci¨®n y abuso, ocurridas en el ¨¢mbito de lo privado, no son f¨¢cilmente demostrables. ¡°Y eso en los casos que hay matrimonio. En muchos otros, se conforman con vivir con ¨¦l porque ¨¦ste y su entorno no acepta que se casen¡±, reconoce Lorente.
La presidenta de Digmun rememora el caso de una joven separada de un funcionario ceut¨ª que, al no conocer el idioma, ¡°a punto estuvo de firmar un convenio de divorcio muy poco justo para ella y su hijo¡±. O situaciones en las que si la mujer aporta ni?os de parejas anteriores y sin la nacionalidad espa?ola, ¡°si ¨¦l la repudia se ven todos en la calle¡±. Tampoco regresar a sus localidades de origen es una opci¨®n, como a?ade la activista: ¡°Si ha estado viviendo con un cristiano sin casarse, la familia puede repudiarla¡±.
Cuando F¨¢tima recibi¨® su primera bofetada, su primera hija ten¨ªa seis meses. ¡°Pero fue ¨¦l el que me denunci¨® con una denuncia falsa. Quer¨ªa quitarme a mi hija¡±, a?ade la mujer. Fue entonces cuando acudi¨® a Digmun. Vivi¨® en una casa de acogida y un garaje, antes de volver a acabar conviviendo con su exmarido, con el que tuvo otro hijo. Tras otra nueva agresi¨®n, en 2015, rompi¨® definitivamente los lazos con ¨¦l.
Para ese entonces, la tetuan¨ª ya asist¨ªa a los talleres de alfabetizaci¨®n de espa?ol que Digmun imparte cada a?o. Justo en este mes, en las aulas del instituto de ense?anza secundaria Puertas del Campo, m¨¢s de un centenar de mujeres residentes en Ceuta o transfronterizas se encaminan ya hacia el final de este curso. All¨ª fue donde F¨¢tima aprendi¨® su resuelto castellano. De ¨¦l se sirve ahora para contar, lenguaraz y con coraje, lo libre que hoy se siente: ¡°Ya llor¨¦ demasiado, ahora quiero contar mi historia para ayudar a otras mujeres que puedan verse en mi situaci¨®n¡±.
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