ETA y el coche bomba: los atentados m¨¢s sangrientos
Hipercor, la casa cuartel de Zaragoza, Rep¨²blica Dominicana: a mediados de los 80 la organizaci¨®n terrorista trat¨® de doblegar al Estado con decenas de muertos sobre la mesa
Beatriz S¨¢nchez Seco cumpl¨ªa cinco a?os ese d¨ªa. Una gran tarta aguardaba en la nevera, lista para la celebraci¨®n. Llevaba tan solo cinco meses en Zaragoza, donde hab¨ªan trasladado a su padre. Ten¨ªan una vivienda en la ciudad, pero los conductores de la Guardia Civil, como ¨¦l, estaban obligados a vivir en la casa cuartel. As¨ª que all¨ª le acompa?aron todos: su madre, su hermano mayor y ella. Beatriz dorm¨ªa junto a la puerta de la habitaci¨®n que compart¨ªa con su hermano; ¨¦l, de 11 a?os, ten¨ªa la cama junto a la ventana..
A las 6.13 de la ma?ana del 11 de diciembre de 1987, los cristales saltaron por los aires. Hab¨ªa explotado junto al cuartel un Renault 18 con 250 kilos de amonal. ¡°Mis recuerdos son poco precisos¡±, relata Beatriz, 30 a?os despu¨¦s. ¡°Me vienen im¨¢genes del techo, la puerta, mi hermano escondido debajo de la cama, mi padre sac¨¢ndonos de all¨ª por unas escaleras llenas de polvo, cosas destrozadas... y angustia, mucha angustia¡±. Su tarta de cumplea?os revent¨®, al igual que el frigor¨ªfico. Sus padres no murieron porque se hab¨ªan cambiado de cuarto gracias a que una vecina cos¨ªa con m¨¢quina y se o¨ªa mucho, pero la que tendr¨ªa que haber sido su habitaci¨®n qued¨® hecha escombros.
Fuera, el escenario era apocal¨ªptico. Cad¨¢veres sepultados, gente gritando, viviendas destrozadas. La explosi¨®n acab¨® con la vida de 11 personas, seis de ellos menores de edad que dorm¨ªan pl¨¢cidamente en sus camas cuando sucedi¨® todo. ETA mat¨® a dos gemelas de tres a?os, Esther y Miriam Barrera; a Silvia Pino, una ni?a de siete; a Silvia Ballar¨ªn, de 6; a Roc¨ªo Capilla, de 12; y a ?ngel Alcaraz, de 17. Otro chiquillo, Emilio Jos¨¦ Capilla, de 9 a?os, sobrevivi¨® pero se qued¨® solo en el mundo: murieron su madre, su padre y su ¨²nica hermana. Otros salvaron la vida de milagro. En la casa cuartel resid¨ªan unas 40 familias (180 personas) y algunas decenas de estudiantes en la residencia que alojaba el edificio.
Casi 90 personas m¨¢s resultaron ese d¨ªa heridas de distinta gravedad. La banda terrorista hab¨ªa decidido dar un salto cualitativo en su estrategia y masacrar a familias enteras utilizando coches bomba con los que llevaba ensayando desde hac¨ªa dos a?os. Entre 1986 y 1987 ETA provoc¨® sus tres mayores matanzas, que incluyeron mujeres embarazadas y ni?os peque?os. Rep¨²blica Dominicana, en Madrid; Hipercor, en Barcelona; y la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza se convirtieron en s¨ªmbolo de la barbarie terrorista mientras la banda pretend¨ªa sumar puntos para coaccionar al Gobierno dentro del marco de las conversaciones previas a las negociaciones de Argel. Era la primera vez que atentaba de forma indiscriminada no solo contra los guardias civiles sino contra sus familias. Seis meses antes lo hab¨ªa hecho en un centro comercial, Hipercor, donde solo mat¨® civiles.
El primer paso de su mort¨ªfera estrategia hab¨ªa comenzado antes, en el oto?o de 1985. Los autores: el comando Madrid liderado por Jos¨¦ Ignacio de Juana Chaos.
Ensayo del horror
9 de septiembre de 1985. ¡°?bamos 16 guardias civiles en el microb¨²s: el conductor, siete parejas que se dirig¨ªan a las embajadas rusa, italiana y estadounidense, y yo, que estaba asignado al dep¨®sito de estupefacientes del Ministerio de Sanidad. Salimos de la calle Guzm¨¢n el Bueno a las 7.10 de la ma?ana, atravesamos Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde y nada m¨¢s llegar a Rep¨²blica Argentina, a las 7.20¡ Buuuuuuum. De pronto, era de noche. Recuerdo verlo todo negro, amarillo, rojo. Los t¨ªmpanos se nos reventaron a todos. Se escuchaban disparos a lo lejos. Quer¨ªan rematarnos. Busqu¨¦ una metralleta, salt¨¦ fuera del autob¨²s y empec¨¦ a disparar al aire. Son d¨¦cimas de segundo durante las cu¨¢les la muerte est¨¢ demasiado cerca como para pensar. Me met¨ª detr¨¢s de un ¨¢rbol para ubicarme y quitarme la sangre de la cara, porque no ve¨ªa nada. Ten¨ªa el pelo, parte de la cara y el brazo quemados, heridas de metralla¡ Cuando cesaron los disparos me incorpor¨¦ y vi a un hombre con camiseta blanca y pantal¨®n corto en un charco inmenso de sangre. Conseguimos entre varios meterlo en un autob¨²s de l¨ªnea para que le llevara a la Cruz Roja. Muri¨® dos d¨ªas despu¨¦s¡±.
Alfonso S¨¢nchez Rodrigo recuerda ¡°fotograma a fotograma¡± lo que ocurri¨® aquel d¨ªa. Ten¨ªa apenas 19 a?os, y hab¨ªa salido de la Academia tres meses antes. Hijo y hermano de guardias civiles, no hab¨ªa pensado mucho en ETA ni en los peligros que corr¨ªa cada ma?ana. Y no sab¨ªa entonces que su atentado, en el que muri¨® el ciudadano estadounidense Eugene Kenneth Brown y los guardias civiles quedaron heridos con distinta gravedad, inauguraba una nueva forma de matar por parte de la banda terrorista.
Las v¨ªctimas, en esos momentos, se sent¨ªan muy solas. ¡°Yo tard¨¦ tres meses en recuperarme de las heridas y volver a trabajar, y me lo reprocharon¡±, recuerda S¨¢nchez Rodrigo. ¡°En ese momento no ¨¦ramos nada para nadie. Est¨¢bamos solos. ?ramos como apestados. Ni la instituci¨®n nos hac¨ªa caso. Un jefe me llam¨® dici¨¦ndome que ten¨ªa que espabilarme, que hac¨ªa falta gente para trabajar. Nos iba en el sueldo, y no hab¨ªa muchos miramientos¡±. ?l, que ahora es presidente de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, tiene reconocida una minusval¨ªa del 60%.
Se perfecciona la forma de matar
Poco a poco ETA fue perfeccionando este tipo de atentados. El siguiente ocurri¨® siete meses despu¨¦s, el 25 de abril de 1986, en el cruce de las calles madrile?as de Juan Bravo y Pr¨ªncipe de Vergara. Mat¨® a cinco guardias civiles e hiri¨® a cuatro de gravedad. Esa vez los terroristas utilizaron una furgoneta bomba con seis ollas expr¨¦s con Goma 2 y Amonal y 48 kilos de metralla. ¡°Las ollas iban dispuestas a modo de ca?ones, una peque?a dentro de una grande, para matar m¨¢s. ETA iba afinando y perfeccionando su t¨¦cnica. Los que murieron eran gente de mi unidad, que ya hab¨ªa sufrido antes el de Rep¨²blica Argentina, con los que trabajaba a diario¡±, explica S¨¢nchez Rodrigo. "Dos de los muertos eran chavales muy j¨®venes que hab¨ªan sido compa?eros m¨ªos de promoci¨®n de la academia¡±. Uno de ellos era Alberto Alonso G¨®mez, que ten¨ªa tan solo 21 a?os cuando muri¨®. Su madre, Hortensia G¨®mez, 32 a?os despu¨¦s sigue rota de dolor, como tantas madres y padres que pararon su vida en el momento en el que perdieron prematura e injustamente a sus hijos.
Rep¨²blica Dominicana: 12 muertos en Madrid
Finalmente, el 14 de julio de ese a?o, ETA logr¨® la gran matanza que buscaba. Sucedi¨® en la plaza de la Rep¨²blica Dominicana. Un furg¨®n con 35 kilos de Goma 2 accionado a distancia mat¨® a 12 guardias civiles ¡ªjovenc¨ªsimos, entre los 18 y los 26 a?os, estudiantes de la Escuela de Tr¨¢fico¡ª e hiri¨® a 45 personas, siete de ellas civiles que esperaban en una parada de autob¨²s. Fue el atentado m¨¢s sangriento de la banda terrorista hasta ese momento, y supuso dos cosas: un despliegue de fuerza del comando Madrid y la constataci¨®n de que el mort¨ªfero coche bomba hab¨ªa llegado para quedarse dentro de la sanguinaria estrategia de la banda terrorista a pesar de que se trataba de un mecanismo que pod¨ªa provocar f¨¢cilmente v¨ªctimas que no eran objetivo de ETA. Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, hab¨ªa dado ¨®rdenes al comando Madrid de aumentar la presi¨®n con el mayor n¨²mero de muertos posible.
En ese momento estaba a punto de comenzar la segunda legislatura del Gobierno del PSOE encabezado por Felipe Gonz¨¢lez, con una amplia mayor¨ªa absoluta, y dos d¨ªas antes del atentado, el Ejecutivo franc¨¦s hab¨ªa deportado a Gab¨®n al m¨¢ximo dirigente de ETA, Domingo Iturbe Abasolo, Txomin, el mismo que en septiembre fue trasladado a Argelia y en noviembre se entrevist¨® con un enviado del Gobierno espa?ol.
Llega Hipercor: el mayor crimen de ETA
Jordi Morales no recuerda su vida previa al atentado de Hipercor, en Barcelona, el 19 de junio de 1987, ni lo que sucedi¨® durante el a?o y dos meses despu¨¦s. Ten¨ªa solo siete a?os cuando se qued¨® hu¨¦rfano de padre y madre. Los dos hab¨ªan ido a hacer la compra al centro comercial, como tantas veces. Murieron asfixiados en el aparcamiento. Su madre estaba embarazada. Jordi no logra acordarse de ellos a pesar de que no era tan peque?o. Los psic¨®logos le han dicho que es algo que sucede a veces; un bloqueo. ¡°Solo s¨¦ c¨®mo son por dos fotos que tengo, nada m¨¢s. En mi familia, adem¨¢s, ha sido un tema tab¨². He ido a psic¨®logos varias veces a lo largo de mi vida, y tengo momentos en los que recaigo. Cuando me gradu¨¦, cuando me cas¨¦... todos los momentos felices de mi vida han tenido un punto de amargura porque ellos no estaban. Cuando naci¨® mi hija, a los dos d¨ªas la llev¨¦ al cementerio. Ten¨ªa la necesidad de que mis padres la conocieran¡±.
Su vida qued¨® marcada por este atentado, el mayor crimen de la historia de ETA. Una matanza indiscriminada que seg¨²n la banda terrorista no se ten¨ªa que haber producido porque avisaron de que hab¨ªa un coche bomba con antelaci¨®n... pero que se produjo. ETA mat¨® a 21 personas ¡ªentre ellos 4 ni?os¡ª y caus¨® 45 heridos. El ide¨®logo ¡ªde nuevo, Santi Potros¡ª, fue detenido meses despu¨¦s. Tambi¨¦n lo fueron los autores: Domingo Troiti?o, Rafael Caride y Josefa Ernaga.
La dureza de la matanza de Hipercor provoc¨® la primera gran crisis dentro de la izquierda abertzale. Pero, seis meses despu¨¦s, ETA volvi¨® a dar un paso adelante en la casa cuartel de Zaragoza con un coche bomba dirigido contra familias enteras. Sin embargo, su intenci¨®n de doblegar al Estado con estas masacres de cara a una negociaci¨®n tuvo un efecto inesperado: el Pacto de Ajuria Enea en enero de 1988 y la uni¨®n en la lucha contra ETA de los partidos democr¨¢ticos, incluyendo al Partido Nacionalista Vasco. Un acuerdo que, aunque se produjo muchos a?os antes del cese definitivo de la violencia ¡ªen 2011¡ª sent¨® las bases para el fin.
Beatriz S¨¢nchez a¨²n se despierta sobresaltada, cada d¨ªa, a las 6.13 de la ma?ana. Alfonso S¨¢nchez lleva siempre medicinas encima por si siente palpitaciones o se pone nervioso, y Jordi Morales sigue buceando en sus recuerdos por si encuentra im¨¢genes de sus padres, aunque cuando lo logra no sabe siquiera si son reales. Son v¨ªctimas distintas ¡ªpoco hay comparable a quedar hu¨¦rfano con tan solo siete a?os¡ª de una banda terrorista que mat¨® durante 40 a?os.
1991: El horror en la casa cuartel de Vic
Tres a?os despu¨¦s de los atentados de Hipercor y la casa cuartel de Zaragoza, el horror volvi¨® a golpear en forma de coche bomba contra familias. El 29 de mayo de 1991 el comando Barcelona mat¨® a nueve personas, entre ellos cinco menores, en la casa cuartel de la Guardia Civil de Vic, a 60 kil¨®metros de Barcelona. La explosi¨®n provoc¨® decenas de heridos y una persona muri¨® atropellada por un veh¨ªculo de rescate.
De nuevo, ETA se dirig¨ªa contra mujeres e hijos de guardias civiles que se convert¨ªan en objetivo y el pa¨ªs contemplaba una vez m¨¢s las im¨¢genes atroces de min¨²sculos cad¨¢veres entre los escombros mientras otros ni?os quedaban hu¨¦rfanos. Se trata del cuarto atentado de la banda terrorista en n¨²mero de v¨ªctimas mortales despu¨¦s de Hipercor (21), plaza de la Rep¨²blica Dominicana (12) y la casa cuartel de Zaragoza (11).