De la base militar a la feria de Rota: estadounidenses fascinadas por las casta?uelas y el traje de faralaes
La Feria de Rota se convierte en un ejemplo de imbricaci¨®n cultural con estadounidenses de la Base que participan de su folclore
Tomoko Hall quiere saberlo ¡°todo¡± del flamenco. La estadounidense no es que se est¨¦ documentando para una tesis sobre el folclore espa?ol como Nancy, la c¨¦lebre protagonista de la saga de novelas de Ram¨®n J. Sender, aunque poco parece faltarle. Ci?e la cuerda de las casta?uelas a sus manos, se coloca en posici¨®n sobre el amarillo albero del recinto ferial de Rota (C¨¢diz) y se arranca a bailar la primera parte de una sevillana. No est¨¢ sola, otras seis amigas americanas de la Base le acompa?an con una soltura que ya quisiera para s¨ª m¨¢s de un local.
¡°Llevo ya dos a?os en clases. Quiero bailar todo el flamenco y aprender toda la cultura espa?ola¡±, confiesa Hall sonriente, poco antes de arrancarse por sevillanas, justo en la puerta de la caseta municipal. Lisa, Christie, Hiromi, Chistina, Hima y Lorelei, ataviadas con trajes de flamenca de estreno, completan el cuadro. Las siete son alumnas aventajadas de la bailaora flamenca rote?a Laura Pirri y se han citado en el D¨ªa de la Mujer de la Feria de Rota, celebrado el pasado jueves, para bailar unas sevillanas colectivas con el resto de f¨¦minas de una localidad que ha celebrado su fiesta m¨¢s destacada a lo largo de este pasado fin de semana.
Las amigas no son las ¨²nicas americanas presentes. Basta un paseo por la calle principal de la feria para descubrir a decenas de familias estadounidenses de paseo o de fiesta y, en el caso de mujeres y ni?as, ataviadas con el traje de gitana. Incluso hay casetas como la ¡®Empire¡¯ que, con ritmos latinos y fiestas tem¨¢ticas en ingl¨¦s, son punto de encuentro habitual del p¨²blico americano. Son una muestra m¨¢s de la imbricaci¨®n cultural de una ciudad de 33.000 habitantes que, desde hace 65 a?os comparte t¨¦rmino municipal, ocio y costumbres con los m¨¢s de 2.800 militares norteamericanos y sus 1.600 familiares.
Con esos mimbres, no es de extra?ar la ciudad tenga una singular y amplia oferta hostelera de gastronom¨ªa mundial, que celebre una feria de la pizza o que acogiese la apertura de uno de los primeros restaurantes chinos de Espa?a, el?Shangh¨¢i 1968. Y los influjos se dejan sentir tambi¨¦n en localidades cercanas. En la feria de El Puerto de Santa Mar¨ªa, donde algunos estadounidenses viven en urbanizaciones cercanas a la base, tambi¨¦n es com¨²n la presencia de estadounidenses en su Feria de la Primavera que coincide en d¨ªas con la de Rota y concluye en la noche de este lunes. Luego, a partir del 5 de mayo, llegar¨¢ el turno de vestir de nuevo los volantes para la de Jerez de la Frontera.
¡°Mucha gente viene a la feria, pero solo nosotras bailamos¡±, bromea Hall, de ra¨ªces japonesas y casada con un militar americano. Pirri le da la raz¨®n en eso de que ¡°son las alumnas m¨¢s aplicadas¡±; pero a?ade: ¡°Le doy clase a unas 20 norteamericanas de la base. Las cosas han cambiado, antes se dec¨ªa ¡®mira esa es guiri¡¯, pero ahora es dif¨ªcil saberlo. Se preocupan por aprender, conocer el flamenco y mezclarse¡±. Tanto es as¨ª que con Tomoko y las suyas hace tiempo que ya super¨® la barrera de lo b¨¢sico en el baile. ¡°Hace dos meses que empezamos con las casta?uelas y ya saben bailar canti?as o buler¨ªas¡±, matiza la bailaora.
Tanto es as¨ª que Hall incluso ya se anima a ayudar a otras compatriotas como Ver¨®nica Folkers a desentra?ar los misterios del flamenco. La norteamericana, instructora de zumba en la Base, est¨¢ destinada desde hace a?os en la provincia con su marido militar. De sus tres hijos, dos han nacido en Rota y es una de las grandes defensoras de la imbricaci¨®n cultural que en estos d¨ªas luce la feria de la localidad. ¡°Me encanta la cultura relajada y alegre de Espa?a. Soy de las que hace vida fuera de la base desde primera hora, con un buen desayuno de pan, tomate y aceite¡±, relata Folkers, ataviada con un traje de gitana de dise?ador.
Cada a?o, la joven norteamericana estrena vestimenta t¨ªpica. Y no es la ¨²nica, Tomoko tiene varios y confiesa que con cada edici¨®n puede llegar a comprarse hasta dos. En el Ayuntamiento de Rota lo saben bien. Por eso, la delegaci¨®n de Turismo -bajo su oficina ¡®Welcome to Rota¡¯- organiza actividades en los d¨ªas previos a la feria con la idea de que las mujeres destinadas en la base se integren en las costumbres locales y conozcan la oferta comercial que ofrece la ciudad en este sector. Tras varios a?os en los que celebraba un ¡®showroom¡¯ en el Castillo de Luna, este a?o han optado por organizar un tour por comercios de moda flamenca, zapatos o complementos. A D¨¦borah Anderson no le ha dado tiempo siquiera a estrenar traje, pero Folkers no ha desaprovechado estos d¨ªas de feria para hacerle de Cicerone. ¡°Llegu¨¦ hace dos meses y me fascina vuestra cultura. Tengo que aprender a bailar flamenco y ya tengo decidido el color de mi traje para el a?o que viene. De momento, he podido vestirme gracias a que amigas de aqu¨ª me han ayudado¡±, reconoce Anderson entre risas. A¨²n le quedan muchos meses de experiencias, mucho m¨¢s all¨¢ de la feria. ¡°No nos perdemos el Carnaval de C¨¢diz, la Semana Santa o las fiestas del Carmen¡±, relata Folkers.
Si pudiese elegir, la instructora de zumba lo tiene claro: ¡°No me gustar¨ªa quedarme a vivir aqu¨ª¡ Me encantar¨ªa¡±. Sin embargo, sabe que un a?o tocar¨¢ cambiar de destino. De hecho, esta feria ser¨¢ la ¨²ltima de Amy Stuart. Lleg¨® con su familia hace cinco a?os y, a pocos pasos de Folkers pasea por las calles del recinto ferial por ¨²ltima vez. ¡°Me gusta la cultura, la gente y esta ciudad. Estoy muy muy triste por tenerme que marchar¡±, remacha con una sonrisa triste.
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