Casado, protagonista e inc¨®gnita

Si la idea era transmitir algo de unidad e integraci¨®n, la foto antes de empezar el acto de la vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, separada en primera fila por una silla vac¨ªa de la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, lo dice casi todo. La silla esperaba a que el presidente en funciones de Madrid, ?ngel Garrido, terminara su papel de anfitri¨®n.

Sin embargo, la imagen dejaba ver el abismo demoledor que distancia a dos de las ministras estrella del Gabinete de Mariano Rajoy, que se mostraron durante los actos de la festividad de Madrid como si fueran de diferentes partidos. Por la fisura se col¨® el portavoz oficial popular, Pablo Casado, que se erigi¨® a sus 37 a?os y sin haber gestionado pr¨¢cticamente nada como la figura de la recepci¨®n en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol. Portavoz en funciones de casi todo, por huida o incomparecencia del resto y de los te¨®ricos titulares.

Casado se qued¨® hasta el final y no se escurri¨® de ning¨²n corrillo para aplacar la insistencia de los 250 periodistas acreditados. Las conexiones y directos de todas las teles abusaban m¨¢s que nunca de derivas y disertaciones antropof¨¢gicas.

El PP est¨¢ en espera de que Rajoy resuelva el enigma, en pocos d¨ªas, de qui¨¦n presidir¨¢ por unos meses y de manera interina la Comunidad de Madrid, con casi 20.000 millones de presupuesto. La presidenta de la Asamblea, Paloma Adrados, testigo directo del buen rollo indisimulable entre Santamar¨ªa y Cospedal, citar¨¢ el lunes y martes de la semana que viene a los portavoces para conocer sus intenciones hacia la sesi¨®n de investidura. El primero en acudir ser¨¢ el del PP, que lo desconoce todo del pensamiento mariano y de sus planes. La mayor¨ªa de los dirigentes populares, que abandonaron subrepticiamente Sol antes de que salieran los aperitivos fritos, miran hacia los 48 sillones de su bancada, y no ven m¨¢s que agujeros negros y antorchas para un incendio a¨²n mayor. ?ngel Garrido, en ese supuesto, es el mal menor y conocido para un par¨¦ntesis hasta que Rajoy, tras el verano, concluya si merece la pena forzar la inclusi¨®n de una cabeza de lista de gran peso en esa candidatura a costa de lo que sea, incluso dentro de su Gobierno.

Casado, sediento de tanto confesar a los periodistas su desconocimiento total sobre la sucesi¨®n de Cristina Cifuentes, con una Cibeles (cerveza local) en la mano, recordaba el consejo que le dio su maestro pol¨ªtico, Manuel Pizarro, en su frustrante campa?a de 2008: ¡°A un pol¨ªtico se le mata como a una mosca, con un peri¨®dico¡±. Pizarro sosten¨ªa entonces, antes de ser vapuleado en un debate por Pedro Solbes, que los pol¨ªticos en Espa?a solo caen por ¡°la bragueta y por la cartera¡±. Casado dice que no teme nuevas investigaciones sobre su pasado, en ning¨²n sentido.