Una ciudad infiltrada por la droga
La polic¨ªa se da de bruces en el Campo de Gibraltar con una sociedad cimentada en el tr¨¢fico de hach¨ªs y tabaco
Para esta historia ¨¦l decide llamarse ¡°Luis¡±. Es polic¨ªa nacional desde hace mucho tiempo en el Campo de Gibraltar, pero solo recientemente ha comenzado a tener ¡°algo de miedo¡±. Lleva d¨¦cadas luchando contra el tr¨¢fico de drogas en la zona: ¡°Ha habido un cambio generacional y la mayor parte de los j¨®venes de ahora no conoce m¨¢s que un valor, el del dinero, esa es la ¨²nica autoridad a la que respetan y por la que son capaces de pasar por encima de cualquiera, tambi¨¦n de nosotros¡±, dice. Persigue a ¡°esos malos¡±, que son sus vecinos, o familiares de los ni?os que van con su hijo al colegio, o el due?o de la tienda de la esquina, o el de la cafeter¨ªa, o el del desguace, o el del pub, o el del quiosco de chucher¨ªas, o el del chiringuito de la playa, aunque todos ellos est¨¦n a nombre de otros familiares, amigos o conocidos. El dinero negro que no se mete en zulos bajo tierra adquiere toda clase de formas ¡ªla mayor parte ostentosas y horteras¡ª en la L¨ªnea de la Concepci¨®n. ¡°Este es un pueblo peque?o (63.000 habitantes), donde la gente hizo del contrabandeo su modo de vida y donde nos conocemos todos¡±, asegura. Cuando se le pregunta de qu¨¦ vive La L¨ªnea ¡°aparte del narcotr¨¢fico¡±, responde rotundo: ¡°Del narcotr¨¢fico¡±.
Todo el mundo sabe que Los Casta?a, los hermanos Antonio y Francisco Tej¨®n (34 y 39 a?os), los amos del negocio, controladores del 60% del hach¨ªs que entra en Europa y que lo hace por estas playas, est¨¢n viviendo en La L¨ªnea, pese a estar en busca y captura desde hace casi dos a?os. Del mismo modo que lo hace Messi, Abdellah El Haj Sadek, el joven con cuyos abogados lleg¨® a un ins¨®lito y pol¨¦mico acuerdo el Fiscal Jefe de Algeciras, Juan Cisneros, mientras estaba huido. ¡°Era un se?or huido de la justicia, un marroqu¨ª escapado en Marruecos, con medios econ¨®micos, y por medios policiales era imposible detenerlo; el acuerdo fue ponerlo a disposici¨®n judicial y tiene que presentarse diariamente en el juzgado¡±, justifica Cisneros, que reconoce que tambi¨¦n ¡°se ha archivado¡± la investigaci¨®n policial abierta contra el director de la prisi¨®n de Algeciras, Francisco Mart¨ªnez Salaverri. ¡°No se acredit¨® nada que justifique ir m¨¢s all¨¢ de la mera investigaci¨®n¡±, asegura, aunque fuentes policiales se?alan que recientemente ¡°hubo un chivatazo que par¨® todo¡±. Messi pag¨® 80.000 euros. ¡°En realidad, fue un acuerdo promovido desde el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), supuestamente porque El Haj Sadek era uno de sus confidentes, y el fiscal tuvo que acceder, en contra de la propia fiscal antidroga y aprovechando su interinidad en el juzgado¡±, asegura una fuente conocedora del funcionamiento interno de esos tribunales, donde el 70% de los asuntos son por temas de drogas.
La ¡®moda Yamaha¡¯ que se lleva en el Campo de Gibraltar
A la entrada de La L¨ªnea de la Concepci¨®n (C¨¢diz) y, pese a sus porcentajes de paro (30%, y 70% en el caso de los j¨®venes), una enorme valla con relojes de Versace vendidos por una joyer¨ªa local recibe al visitante. En el centro, no hay linense que no conozca el nombre y la ubicaci¨®n de la tienda de moda de la mujer de uno de los lugartenientes de Los Casta?as. Su escaparate es la exaltaci¨®n de la est¨¦tica narco, llamativa y ostentosa, con las marcas (caras) muy visibles. Es la que suelen lucir los que se dedican al negocio y que cada vez est¨¢ m¨¢s extendida por esta zona del Campo de Gibraltar. La marca que triunfa es Yamaha, la misma de los potentes motores de las narcolanchas con las que alijan la droga, es la reina en cualquier ch¨¢ndal que se precie en los humildes barrios de La Atunara, San Bernardo o Los Junquillos. Tambi¨¦n Armani. Y en ri?oneras, gorras o bandoleras de Gucci o Guess¡ La moda del que idolatra al narcotraficante es una especie de moda sport-hortera. Completan el look con vistosos relojes dorados ¡ªsimulados o de oro¡ª, impresionantes cordones de oro y un peinado perfecto. El clich¨¦ se repite tanto que sirve a la polic¨ªa para identificarles: "En cuanto los ves, sabes que es uno de ellos o de su entorno", reconoce un guardia civil de la zona.
Tambi¨¦n anda por las calles de La L¨ªnea Samuel Crespo, el chaval ¡ªcon tres ¨®rdenes de busca y captura¡ª que ¡°liberaron¡± un grupo j¨®venes del hospital de esa localidad en febrero pasado, mientras lo custodiaban dos polic¨ªas, tras haber sido detenido al sufrir un accidente. ¡°Lo sacaron porque mueve mucho dinero, sin ¨¦l en la calle hay mucha gente que no cobra¡±, aclara una persona que trabaja con ellos. Su moto, con GPS incorporado, sigue arrumbada en la saturada comisar¨ªa de Polic¨ªa Nacional de La L¨ªnea, junto a los restos de lanchas neum¨¢ticas, voluminosos motores y decenas de coches robados de alta gama, a¨²n con arena de playa en los maleteros pelados ¡ªvaciados¡ª, donde alijaron toneladas de droga. Ellos, los narcos, hablan de que meten tres o cuatro alijos diarios. Polic¨ªa y Guardia Civil estiman que solo se incauta el 20% de lo que entra. En los primeros cuatro meses de este a?o, r¨¦cord: 75.000 kilos y 225 detenidos por el hach¨ªs (295 si incluimos los del tabaco). ¡°No les interesa pasarse a la coca, les va muy bien con el negocio local, lo controlan y regulan a la perfecci¨®n, est¨¢n acostumbrados a tratar con los moros, pero hacerlo con colombianos son palabras mayores¡±, advierte el polic¨ªa.
Los Casta?a en moto, Messi de camino de los juzgados, Crespol con las secuelas del accidente y muchos m¨¢s, detenidos y en libertad pendientes de juicio. ¡°Les ven por la calle, ya han salido huyendo m¨¢s de una vez, pero las penas son bajas, tres a?os, no les asusta ir a prisi¨®n¡±, dice el polic¨ªa.
Leyendas de barrio
En La L¨ªnea, donde es mayor la extensi¨®n de viviendas ilegales ¡ªconstruidas en suelo r¨²stico¡ª que la de viviendas legales, las persecuciones, redadas y registros en los barrios de La Atunara, San Bernardo, Los Junquillos, o El Zabal, deliberadamente endiablados, con muros y calles intrincadas y bien pagados a las paradisiacas playas para alijar la mercanc¨ªa c¨®modamente, no han hecho sino hacer crecer la leyenda. ¡°Son h¨¦roes populares, dan trabajo y dinero a much¨ªsima gente¡±, aseguran polic¨ªas y personas pr¨®ximas a los narcos. El ayuntamiento (endeudado) da charlas en colegios (¡°Jornadas de aproximaci¨®n al sistema judicial¡±) sobre las consecuencias penales de meterse en el mundo de la droga, cuenta el alcalde, Juan Franco (La L¨ªnea 100 x100). De turismo mejor ni hablamos. No existe.
Los narcos, convertidos en una especie de atractivos villanos con alma de Robin Hood, invirtiendo ¡ªseg¨²n quienes trabajan con ellos¡ª buena parte de sus millonarias ganancias en estas tierras y sus gentes abandonadas por la Administraci¨®n durante a?os ¡ªcon una de las rentas per c¨¢pita m¨¢s bajas de Espa?a y los ¨ªndices de paro m¨¢s altos (el 70% de la poblaci¨®n joven)¡ª, se mueven con un aura de impunidad que ha generado la complicidad de sus vecinos y silenciado a otra mayor¨ªa. Casi todos callan por no meterse en problemas, ¡°al fin y al cabo, el hach¨ªs solo pasa por aqu¨ª y no es tan malo¡±, confiesan. Cintas como El Ni?o y series como Narcos han contribuido a darles un car¨¢cter peliculero. ¡°Algunos tienen complejo de Pablo Escobar y muchos quieren ser narco de mayor¡±, se?ala el polic¨ªa, que ve en una mayor dotaci¨®n de ¡°medios especializados¡±, por ejemplo de blanqueo de capitales, parte de la soluci¨®n: ¡°Son muy poderosos porque tienen mucho dinero, si se lo quitamos...¡±.
La inacci¨®n de la Administraci¨®n ¡ªlocal, regional y estatal¡ª responde, seg¨²n quienes asisten a las reuniones de seguridad peri¨®dicas, a una falta de voluntad pol¨ªtica: ¡°Muchos creen que es m¨¢s grave el problema que pueden crear que el que resuelven, ?qu¨¦ alternativa le dar¨ªan a toda esta gente?¡±.
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