Ramiro Reig, el jesuita que baj¨® a las f¨¢bricas para cambiar el mundo
El cura valenciano, estudioso del movimiento obrero, particip¨® en la fundaci¨®n de CC OO
El movimiento obrero, las grandes compa?¨ªas industriales del siglo XX y el escritor y pol¨ªtico Vicente Blasco Ib¨¢?ez han perdido a uno de sus principales expertos. El profesor de Historia de las Instituciones Econ¨®micas Ramiro Reig falleci¨® en Valencia el pasado s¨¢bado a los 81 a?os tras una complicaci¨®n respiratoria. Jesuita, cura obrero, sindicalista, comunista, escritor, docente¡ La vida le exigi¨® compromisos en muchos frentes y no rehuy¨® ninguno de ellos.
Reig deja notables ensayos sobre el capitalismo del siglo pasado, la relaci¨®n de la sociedad valenciana con la Iglesia, la clase obrera o los sulfurados choques entre los republicanos de Vicente Blasco Ib¨¢?ez y los clericales. Incluso una biograf¨ªa sobre el autor de Los cuatro jinetes del Apocalipsis en la que rescata al novelista universal de debajo de la l¨¢pida de pamplinas y suspicacias en la que lo ha sepultado el tiempo y, quiz¨¢, su propio temperamento.
Hijo de un peque?o empresario chocolatero, Reig naci¨® en X¨¤tiva (Valencia), en el complicado a?o de 1936, y estudi¨® en los jesuitas en Valencia con los hijos de las ¨¦lites. Entonces dedicaba los domingos a impartir doctrina a los pobres y a darles los bocadillos que no se com¨ªan sus selectos saciados compa?eros. Pero fue en la Universidad de Innsbruck (Austria), donde culmin¨® su formaci¨®n teol¨®gica, donde tuvo todas las claves de que ese mundo al que dedicaba sus energ¨ªas todos domingos es donde estaba la verdad.
Con Pedro Arrupe como superior general la Compa?¨ªa de Jes¨²s recuper¨® su perfume social que desemboc¨® en la Congregaci¨®n General n¨²mero 32, en la que la fe en Dios y la lucha contra las injusticias se convirtieron en una misma materia indivisible. Ese compromiso en que ¡°el mundo se transforma desde abajo, en la lucha por la justicia¡±, como expres¨® en una entrevista en EL PA?S en 2002, marc¨® su rumbo rectil¨ªneo, que no estuvo exento de tropiezos con la dictadura.
A finales de los sesenta ejerci¨® la docencia en las Escuelas Profesionales San Jos¨¦ Obrero de Valencia, donde impart¨ªa literatura y formaci¨®n human¨ªstica y hab¨ªa una ¡°m¨ªstica de formar l¨ªderes obreros¡±. Seg¨²n explic¨® en 2008 a Xavier Corrales en el libro De la misa al tajo, la experiencia de los curas obreros, all¨ª ¡°las clases ten¨ªan sentido no solo para darles formaci¨®n profesional, sino para formar gente que despu¨¦s dentro del movimiento obrero, tuviera una actuaci¨®n destacada¡±.
Ese compromiso no tardar¨ªa en llevarlo a la c¨¢rcel. Tras pasar tres meses de prisi¨®n preventiva con motivo del juicio de Burgos en 1970, decidi¨® aparcar la ense?anza y llevar el apostolado a ras de suelo. ¡°Para m¨ª, el seguimiento de Jes¨²s de Nazaret y del evangelio es b¨¢sico, es el eje fundamental de mi vida, pero esto debe concretarse en el compromiso temporal. Si hay que hacer un mundo m¨¢s justo, hay que hacerlo al lado de los hombres y mujeres que tratan de conseguirlo¡±, justific¨® en la entrevista a EL PA?S.
Durante cinco a?os trabaj¨® en f¨¢bricas del sector del metal y la madera, una actividad que lo aproxim¨® a CC OO, en cuya fundaci¨®n particip¨®, y al Partido Comunista. Hasta los ¨²ltimos a?os, totalmente insertado en su labor de profesor universitario y escritor, incluso ya jubilado, Reig se mantuvo ¡°muy vinculado¡± al sindicato pese a no ser ¡°un militante de f¨¢brica¡±. Tambi¨¦n al Partido Comunista, aunque se consideraba un socialdem¨®crata tradicional ¡°no de la tercera v¨ªa¡±. Y no solo porque estaba convencido de que ¡°ten¨ªa que haber una izquierda a la izquierda del PSOE¡±, sino porque, como el historiador marxista Eric Hobsbawm, consideraba que ¡°ser¨ªa una traici¨®n abandonar un barco donde ha habido tanta gente generosa que ha luchado por los dem¨¢s¡±. Que es lo que Reig hizo siempre.
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