Francisco nombra cardenales a dos frailes espa?oles e ignora la sede primada de Toledo
El claretiano Bocos llega a cardenal sin ser obispo y el jesuita Ladaria se consolida como ¡®polic¨ªa de la fe¡¯ pese a haber sido tachado de hereje
Con la decisi¨®n de hacer cardenales a los frailes espa?oles Aquilino Bocos Merino, claretiano, y Luis Ladaria Ferrer, jesuita, Francisco rompe algunas tradiciones. Frente a la Iglesia de los nuevos movimientos (Kikos, Opus Dei, Legionarios, Focolares¡), muy mimados por los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI porque les llenaban plazas y estadios de futbol, el pont¨ªfice argentino apuesta ahora, sin disimulo, por la Iglesia de las congregaciones cl¨¢sicas. Bocos ni siquiera es obispo. Hay que remontarse siglos atr¨¢s para ver un precedente parecido, al menos en Espa?a. S¨ª recibieron esa distinci¨®n sin ser obispos el fraile dominico franc¨¦s Yves Congar, que tanto influy¨® en el Concilio Vaticano II, y el sacerdote suizo, tambi¨¦n te¨®logo, Hans Urs von Balthasar.
Otra convenci¨®n que rompe Francisco con el nombramiento de Bocos y Ladaria, para disgusto de su Iglesia en Espa?a, es la idea nunca desmentida de que determinadas sedes arzobispales merecen para sus titulares el t¨ªtulo de Pr¨ªncipes de la Iglesia, que es como se conoce a los cardenales. La consecuencia, ahora mismo, es que el actual primado de Espa?a y arzobispo de Toledo desde 2009, Braulio Rodr¨ªguez Plaza (Aldea del Fresno, Madrid. 1944), se retirar¨¢ muy probablemente sin el capelo cardenalicio, por primera vez en siglos en la primatura de la cat¨®lica Espa?a. El primado es un rango otorgado a las Iglesias cristianas desde hace siglos, aunque esa tradici¨®n, que parec¨ªa inamovible, ha perdido en Espa?a su precedencia en favor del arzobispado de Madrid, que tiene menos de medio siglo de existencia.
Francisco no se deja llevar por convenciones territoriales, sino que premia a personalidades que le sirvan como ejemplo para la Iglesia que predica para todo el mundo. Un ejemplo es el prelado em¨¦rito de Coro Coro (La Paz. Bolivia), Toribio Ticona Porco. Al hacerlo cardenal, tambi¨¦n con m¨¢s de 80 a?os, Francisco lo erige como la figura m¨¢xima de su Iglesia en Bolivia. Ticona naci¨® en 1937 en la provincia Cornelio Saavedra de Potos¨ª, con una madre humilde que no sab¨ªa leer y un padre a quien no conoci¨® pero supo que era minero. En su ni?ez trabaj¨® de limpiabotas y se dedic¨® a la reventa de peri¨®dicos. Tambi¨¦n fue ayudante de alba?il, camarero en una cervecer¨ªa, mec¨¢nico de coches y minero, adem¨¢s de activista sindical y pol¨ªtico.
"El Papa nos defendi¨® cuando en Roma se dec¨ªa 'La vida religiosa ha muerto, vivan los movimientos¡±, dijo el mi¨¦rcoles 23 el fraile Bocos en una reuni¨®n con periodistas a la que asisti¨® el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro. La larga conversaci¨®n se produjo en el Instituto Teol¨®gico de Vida Religiosa, para subrayar el compromiso del nuevo cardenal con los frailes de todo tipo, demostrada cuando presidi¨® durante cinco a?os muy conflictivos la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de la Ense?anza (FERE). De aquel tiempo viene su amistad con el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, con quien tuvo encuentros de muchas horas, a solas, para tratar del conflicto, que entonces estaba a punto de estallar, entre las congregaciones religiosas cl¨¢sicas, celosas de sus carismas y libertades de acci¨®n, y los obispos diocesanos, que quer¨ªan someterlas a su obediencia. ¡°El cardenal Bergoglio siempre nos defendi¨®¡±, concluye Bocos. En ese mundo de frailes dedicados a la ense?anza, Bocos sobresali¨® durante a?os, hasta asumir en Roma el mando de la congregaci¨®n claretiana entre 1991 a 2003, como Superior General de la orden.
Otra rareza es que el neo cardenal Bocos ha cumplido ya 80 a?os, es decir, su nombramiento es puramente honor¨ªfico, sin derecho a voto en un hipot¨¦tico c¨®nclave por razones de edad. El mi¨¦rcoles no hab¨ªa decidido si aceptar¨¢ ordenarse obispo. Lo har¨¢ solo si se lo pide Francisco, con quien tiene una relaci¨®n muy fluida. Nacido en Canillas de Esgueva (Valladolid) en 1938, no es el ¨²nico fraile claretiano distinguido por Francisco con el capelo cardenalicio al margen de criterios habituales. En 2014, nada m¨¢s acceder al pontificado, hizo cardenal a Fernando Sebasti¨¢n Aguilar (Calatayud, 1929), que ya hab¨ªa cumplido 84 a?os.
El inquisidor tachado de hereje
En cuanto a Ladaria (Manacor, Mallorca. 1944), Francisco rompe otra convenci¨®n. Los jesuitas no pueden aceptar cargos y distinciones seg¨²n las Constituciones emitidas hace 500 a?os por su fundador, el guipuzcoano Ignacio de Loyola. El propio Bergoglio, jesuita como Ladaria, es una excepci¨®n a esa norma, escrita y predicada, pero ignorada en muy se?aladas ocasiones. De hecho, Francisco anunci¨® el pasado domingo que tambi¨¦n hace cardenal a otro jesuita, el peruano Pedro Ricardo Barreto.
Con Ladaria y Barreto, la Compa?¨ªa de Jes¨²s, durante siglos la m¨¢s famosa, numerosa y pol¨¦mica de las congregaciones religiosas, cuenta con cuatro cardenales, dos no electores por tener m¨¢s de 80 a?os (el indonesio Julius Darmaatmadjam y el franc¨¦s Albert Vanhoye) y 68 obispos.
Pero Ladaria no es solo un nombramiento de prestigio en la Curia romana. Desde hace cuatro a?os es tambi¨¦n un prelado de m¨¢xima confianza de Francisco, que le ha encargado el gobierno, como prefecto, de la poderos¨ªsima Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, que es como se llama ahora el Santo Oficio de la Inquisici¨®n. Antes era vicerrector de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, entre 1986 a 1994. Fue Benedicto XVI quien apost¨® por ¨¦l en 2008 como el n¨²mero dos de la Congregaci¨®n doctrinal.
Para entonces, Ladaria estaba siendo investigado en Espa?a como supuesto hereje por el libro Teolog¨ªa del pecado original y de la gracia, que le hab¨ªa publicado la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC. Madrid, 1993). "Creemos que la explicaci¨®n del profesor Ladaria no logra estar conforme, aunque lo intente, con la doctrina de la Iglesia", escrib¨ªa sobre ese libro Jos¨¦ Mar¨ªa Iraburu Larreta, sacerdote diocesano de Pamplona y ¨¦l mismo gran te¨®logo.
¡°La Iglesia cree desde antiguo que los ni?os deben ser bautizados, para que la regeneraci¨®n limpie en ellos lo que por la generaci¨®n contrajeron. ?sta es doctrina tenida como de fe. Por el contrario, el profesor Ladaria, jesuita, estima que no debemos afirmar que la generaci¨®n sea formalmente la causa de la transmisi¨®n del pecado original. La transmisi¨®n de este pecado de origen ¨¦l la entiende no en clave ontol¨®gica, sino hist¨®rica", escrib¨ªa Iraburu, entonces profesor en la Facultad de Teolog¨ªa del Norte de Espa?a, con sede en Burgos. En apoyo de sus tesis y contra las de Ladaira, citaba un decreto del concilio de Trento (a?o 1546), una enc¨ªclica de P¨ªo XI de 1930, y otra de Pablo VI corrigiendo en 1968 el famoso Catecismo holand¨¦s.
Las tesis de Ladaria sobre el pecado original corrigen, en cambio, las cl¨¢sicas de san Agust¨ªn y se han impuesto finalmente en Roma, plasmadas en la correcci¨®n de la idea del Limbo como el lugar al que iban a parar quienes mor¨ªan sin uso de raz¨®n y sin haber sido bautizados. Cuando EL PA?S se hizo eco en 2008 de esta disputa de altos vuelos, el padre Iraburu neg¨® que hubiera llamado "hereje" a Ladaria. Escribi¨®: "Simplemente, en una breve obra de 2005, al tratar de la teolog¨ªa del pecado original y de la gracia, afirmo que la explicaci¨®n del profesor Ladaria [sobre el modo de transmisi¨®n del pecado original] no logra estar conforme, aunque lo intente, con la doctrina de la Iglesia".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.