Las ¡®mafias del Rivotril¡¯ ganan decenas de millones con recetas p¨²blicas
La venta del f¨¢rmaco en Madrid crece un 113% en dos a?os por la actividad de grupos organizados
El tr¨¢fico ilegal de Rivotril, un potente ansi¨®l¨ªtico obtenido en las farmacias con recetas falsas y vendido luego en Marruecos, se ha convertido en un negocio de m¨¢s de 100 millones de euros al a?o, seg¨²n c¨¢lculos policiales. Unos beneficios subvencionados en parte por el Sistema Nacional de Salud por el uso de decenas de miles de prescripciones robadas a la red p¨²blica. En la Comunidad de Madrid, la acci¨®n de las mafias ha disparado un 113% el consumo de Rivotril 2 miligramos cofinanciadas por la sanidad p¨²blica, seg¨²n ha podido saber EL PA?S.
En su viaje desde las boticas espa?olas a los barrios populares de Marruecos, donde es consumido con hach¨ªs en una droga llamada karkubi, el Rivotril ¡ªmarca comercial del clonazepam, de los laboratorios Roche¡ª no solo cambia de continente. Tambi¨¦n pasa de ser un f¨¢rmaco barato y sometido a la estricta regulaci¨®n de los psic¨®tropos a un producto estrella del mercado negro cuyo precio se dispara varios cientos de veces.
Una caja de 60 comprimidos de 2 miligramos ¡ªla preferida en el mercado negro, al ser la que m¨¢s principio activo contiene¡ª cuesta en la farmacia 1,08 euros con receta p¨²blica y 2,7 euros si esta es privada. ¡°En Marruecos la venden por entre 200 y 300 euros¡±, informan fuentes de la Unidad T¨¦cnica de la Polic¨ªa Judicial de la Guardia Civil. Finalmente, las pastillas se acaban vendiendo?en la calle a entre 5 y 8 euros la unidad. El gigantesco negocio que estas cifras suponen se acerca ¡°a los 100 millones de euros al a?o¡±, calcula Javier Molinera, inspector jefe de la Secci¨®n de Consumo, Medioambiente y Dopaje de la Polic¨ªa Nacional.
Todas las fuentes consultadas destacan que el tr¨¢fico de Rivotril se ha disparado en los ¨²ltimos a?os, aunque resulta casi imposible hacer una estimaci¨®n precisa de las cajas captadas por los traficantes y del porcentaje de ellas adquiridas con recetas p¨²blicas. Roche no informa sobre las ventas del f¨¢rmaco en Espa?a y las administraciones ¡ªMinisterio de Sanidad y las comunidades de Andaluc¨ªa, Catalu?a y Madrid, las tres m¨¢s pobladas¡ª tampoco ofrecen datos de las recetas cofinanciadas por la sanidad p¨²blica.
Las cifras obtenidas por este diario, sin embargo, confirman un escenario preocupante. Solo en la Comunidad de Madrid ¡ªcon 3.000 de las 22.000 farmacias espa?olas¡ª, las ventas de Rivotril 2 miligramos pagadas en parte por la sanidad p¨²blica han pasado de 75.000 cajas en 2015 a 160.000 el a?o pasado, confirman fuentes sanitarias. Un crecimiento ¡°solo explicable por la actividad de estas bandas¡±, a?aden estas fuentes. Javier Molinera comparte esta apreciaci¨®n: ¡°Un solo grupo de los que hemos desarticulado coloc¨® 50.000 recetas falsas¡±, explica. Y ofrece otro dato llamativo: ¡°Cada a?o son robadas m¨¢s de 25.000 recetas a la red sanitaria p¨²blica y en su mayor¨ªa acaban en manos de las bandas¡±.
El karkubi no es una droga nueva en Marruecos ¡ªtampoco el tr¨¢fico a peque?a escala de benzodiazepinas¡ª, pero las autoridades detectaron que algo nuevo e importante ocurr¨ªa a principios de 2016. El 7 de enero, un control rutinario de la Guardia Civil de Ceuta descubri¨® m¨¢s de 26.000 comprimidos de Rivotril 2 miligramos en un coche procedente de Algeciras. ¡°Nos sorprendi¨® el tama?o del alijo y que todas las pastillas fueran iguales. Lo habitual eran incautaciones menores y de f¨¢rmacos diferentes¡±, explican fuentes de la Guardia Civil. En esas mismas fechas, la Polic¨ªa Nacional intercept¨® decenas de recetas y cajas del f¨¢rmaco en Madrid. ¡°Era evidente que los grupos hab¨ªan puesto el foco en ¨¦l¡±, a?ade Javier Molinera. Una raz¨®n que explica la preferencia de estos grupos por el Rivotril, adem¨¢s de su potente efecto, es ¡°la gran rapidez con la que act¨²a sobre los receptores cerebrales¡±, apunta Luis Amaro, secretario general del Consejo de Colegios Farmac¨¦uticos.
Tras m¨¢s de dos a?os de investigaciones y constantes detenciones, Polic¨ªa Nacional y Guardia Civil destacan la dificultad de frenar a unas bandas con una gran capilaridad sobre el territorio nacional. ¡°No son grandes estructuras jerarquizadas, sino c¨¦lulas y canales informales que van cambiando, movi¨¦ndose y sustituy¨¦ndose tras cada detenci¨®n¡±, explica Javier Molinera. ¡°Cualquiera que lleve Rivotril a Marruecos logra venderlo. Existe una gran demanda y en Espa?a siempre habr¨¢ gente dispuesta a satisfacerla¡±.
"Anestesia emocional y agresividad"
J¨®venes que optan por "anestesiarse emocionalmente durante unas horas" en los barrios populares de Marruecos para entrar luego en "fases agudas de sobreexcitaci¨®n y agresividad" cuando pasa el efecto del Rivotril, en un proceso recurrente que se agrava cuando la dependencia ya es un hecho. Es la otra cara del tr¨¢fico ilegal del f¨¢rmaco, la de los consumidores, descrita por Cleopatra Rkaina, jefa de servicio de conductas adictivas de la Ciudad Aut¨®noma de Ceuta. "Son j¨®venes que se mueven en ambientes de marginalidad, a los que el karkubi puede acabar de arrastrar hacia la delincuencia", a?ade.
Rkaina niega, como ha sido difundido, que el karkubi sea vendido en Marruecos en forma de pastillas rojas hechas con Rivotril y hach¨ªs por adolescentes en talleres ilegales. "Esto solo aumentar¨ªa el riesgo de ser pillados por la polic¨ªa. Tampoco es necesario, porque se logra el mismo efecto tomando las dos cosas a la vez pero por separado", afirma. "A lo que llaman karkubi es al propio Rivotril u otros ansiol¨ªticos. Y prefieren tomar la pastilla tal cual. As¨ª est¨¢n seguros de que no consumen algo adulterado", concluye.
Las recetas falsas son la base que aguanta todo el negocio. Investigadores y colegios de farmac¨¦uticos distinguen tres fases en la forma como estos grupos las han obtenido. ¡°Primero eran recetas falsas privadas¡±, apunta la Guardia Civil. ¡°Eran copias algo burdas que, sin la conciencia del problema que hay hoy, a veces pasaban por buenas¡±, explica ?scar L¨®pez, vocal del Colegio de Farmac¨¦uticos de Madrid.
La irrupci¨®n masiva de recetas p¨²blicas marc¨® el inicio de la segunda fase. ¡°Hubo un gran robo de talonarios en un centro de salud de Algeciras. Aprendieron a cumplimentarlas y durante meses estuvieron circulando¡±, explica Alberto Viru¨¦s, del Colegio de C¨¢diz. Robos similares, aunque de menor tama?o, se han repetido en muchos puntos de Espa?a, confirman fuentes policiales.
La fase m¨¢s reciente est¨¢ protagonizada ¡°otra vez por recetas privadas, pero ahora son casi imposibles de diferenciar de las buenas¡±, relata ?scar L¨®pez. El cambio se debe ¡°al aumento de los controles y a la extensi¨®n de la receta electr¨®nica, que dificulta el uso de las recetas p¨²blicas¡±.
Si la forma de conseguir las recetas falsas ha cambiado con el tiempo, la de hacerse con el f¨¢rmaco? sigue siendo la misma. Es la funci¨®n del eslab¨®n m¨¢s bajo de las bandas, los ¡°machacas¡± o ¡°mochileros¡±. ¡°Van con decenas de recetas a barrer zonas, donde visitan todas las farmacias¡±, explica la Guardia Civil. Estas personas reciben 10 euros por caja lograda.
Las constantes visitas de los ¡°mochileros¡± se han convertido en una pesadilla para los farmac¨¦uticos. ¡°Es un acoso. No hemos tenido un problema as¨ª en muchos a?os¡±, afirma ?scar L¨®pez. La presi¨®n empez¨® en las provincias cercanas al Estrecho, irrumpi¨® luego en Madrid y ha acabado extendi¨¦ndose al resto de Espa?a. En Catalu?a, por ejemplo, las bandas tardaron m¨¢s en actuar, pero han llegado con fuerza. El Colegio de Farmac¨¦uticos de Barcelona registr¨® en 2015 un solo aviso por intento de comprar Rivotril con receta falsa. Al a?o siguiente, fueron 31. En 2017, 117. Y en los cuatro primeros meses de este a?o ya van 166.
Farmac¨¦uticos, administraciones y polic¨ªas conf¨ªan ahora en que el trabajo de coordinaci¨®n de los dos ¨²ltimos a?os d¨¦ sus frutos. ¡°Cada receta es mirada con lupa. Pero el problema durar¨¢, sobre todo con las privadas. Hay que mejorar los canales de comunicaci¨®n hasta que podamos saber casi al momento si el m¨¦dico ha hecho realmente la receta¡±, concluye Luis Amaro.
Mientras, los boticarios recurren a peque?as argucias. ¡°Aunque la receta sea perfecta, lo mejor es hacer preguntas al comprador e insistir sobre sus datos personales. Si se sienten vigilados, suelen irse¡±, explica ?scar L¨®pez. ¡°Y en caso de duda, les decimos que no lo tenemos. Aunque hay que ser muy cauto con esto. Para quien lo necesita, el Rivotril es muy importante y no podemos arriesgarnos a dejar sin el f¨¢rmaco a quien lo necesita¡±, concluye.
Investigacion@elpais.es
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