As¨ª 'hacke¨®' cuentas bancarias en 27 pa¨ªses la red de Bab¨¢, el nigeriano
La trama se sirvi¨® de 60 mulas para convertir Madrid en un centro mundial de recepci¨®n de dinero robado a clientes de bancos
Bab¨¢ vive en Nigeria, le apodan El nigeriano, y lo poco que se sabe de ¨¦l es que ocupa la c¨²spide de una sofisticada trama mundial de hackeo de cuentas bancarias. Y que ¨¦l y su jerarquizada red est¨¢ detr¨¢s del robo de dinero de clientes de 27 pa¨ªses de los cinco continentes. Bab¨¢ instal¨® el epicentro mundial de su red, como destino temporal del dinero esquilmado, en cuatro municipios del sur de Madrid. Desde ellos, su lugarteniente en Espa?a, Hakeem Aluwasen Taiwo, alias Michael, reclut¨® entre desempleados espa?oles y peque?os empresarios en apuros a 60 mulas (subalternos que perciben una comisi¨®n de hasta un 20 % por aceptar en sus cuenta lo robado para luego transferirlo a otras).
La polic¨ªa alerta sobre la extraordinaria complejidad de esta red, cuyos tent¨¢culos, tras ser desmantelados en Espa?a, siguen en activo en pa¨ªses como Lituania, Reino Unido, Estados Unidos y Turqu¨ªa. Penetran en los ordenadores a trav¨¦s de correos maliciosos masivos.
Hakeem Aluwasen Taiwo,? reclut¨® entre desempleados espa?oles y peque?os empresarios en apuros a 60 mulas
La filial espa?ola de esta trama, liderada por Michael, fue desmantelada por la polic¨ªa espa?ola en abril de 2016. Cuarenta detenidos y 60 imputados, que se enfrentan a un pr¨®ximo macrojuicio en la Audiencia Nacional. En pocos meses lograron robar 30 millones adentr¨¢ndose mediante ingeniosas maquinaciones en las cuentas de clientes bancarios de 27 pa¨ªses. Incluida Espa?a. Por ejemplo, a una vecina de Palma de Mallorca le saquearon 134.000 euros tras conseguir sus claves secretas. Y no ha vuelto a saber del dinero. El juez de la Audiencia Nacional Jos¨¦ de la Mata ha acabado ya la investigaci¨®n de este caso. Y ha procesado a medio centenar de implicados.
?C¨®mo actuaba la banda? El cometido de las mulas es abrir cuentas bancarias de forma indiscriminada a las que transferir el dinero hackeado en otros pa¨ªses por expertos inform¨¢ticos en n¨®mina de la red. Tales cuentas serv¨ªan de?puente al recorrido del dinero. Lo primero que hac¨ªa la banda de Bab¨¢ era enviar correos masivos maliciosos por todo el mundo. La finalidad, conseguir la contrase?a secreta bancaria de sus destinatarios. Y el cebo, un mensaje indicando a la v¨ªctima que ha recibido un documento nuevo de Google. ¡°Por favor, revise el documento y haga clic aqu¨ª, pero para abrirlo identif¨ªquese con su correo electr¨®nico. Gracias¡±.
Pinchazos telef¨®nicos
Los jefes de la banda en Espa?a tuvieron pinchados los tel¨¦fonos durante m¨¢s de un a?o. Hay una conversaci¨®n entre dos de los investigados y tiene que ver con las sospechas que muestra la directora de un banco sobre una transferencia a un cliente. Hablan Jos¨¦ Blanca y Luis Suosa de la Torre. La directora le pide al cliente, que en realidad es una mula y la suya una cuenta puente, que justifique la llegada de ese dinero desde el extranjero. Suosa ha recibido en la cuenta de su constructora 836.605 d¨®lares, procedentes de la Rep¨²blica de Tanzania.
La conversaci¨®n telef¨®nica fue interceptada por la polic¨ªa el cinco de abril de 2016. Ambos interlocutores conciertan que Sousa le indique a la directora de la sucursal que el dinero proviene de un negocio de venta de madera ("la madera esa, co?o" (...) "Hay que estar a la que salta, ya me entiendes, que esta t¨ªa es muy retorcida".
Al hacer clic, se abr¨ªa una web radicada en el extranjero, en este caso, en Argentina. Esa web es en realidad una copia perfecta de una nube de Google Docs. Abierta la falsa nube, se pide al usuario, para acceder al documento, poner la contrase?a de su cuenta personal de correo electr¨®nico. Si la v¨ªctima cae en el enga?o la banda consigue el contenido de sus correos, sus contactos y lo que dialoga con ellos. Es decir, ya puede saber con qui¨¦n se comunica, cu¨¢l es su banco y otros datos personales.
Obtenido el correo electr¨®nico, la banda simula ser due?o de ese correo y contacta con el banco argumentando que le env¨ªe una nueva clave de acceso por p¨¦rdida de la anterior. Y luego resta dejar vac¨ªa la cuenta mediante transferencias a otros bancos donde las mulas tienen sus propias cuentas. Pero el nivel de sofisticaci¨®n de la banda no se detiene ah¨ª. Llam¨® la curiosidad policial que entre las v¨ªctimas y las mulas tambi¨¦n hab¨ªa peque?os empresarios en delicada situaci¨®n econ¨®mica. Son los favoritos de los piratas. Les hacen seguimientos de sus operaciones y comunicaciones con los proveedores leyendo su correo y viendo si hablan de pagos. Cuando la empresa va a materializar un pago, por ejemplo, los piratas simulan ser el acreedor y, a ¨²ltima hora, piden que se efect¨²e el pago en otra cuenta aduciendo un supuesto problema con Hacienda. El acreedor se conf¨ªa al creer que habla con el proveedor habitual y le manda el dinero a la cuenta facilitada. Ya no se vuelve a saber de ¨¦l.
Los colaboradores cobraban hasta un 20 por ciento de lo robado
Entre el medio centenar de mulas reclutadas en Madrid hay un joyero. Este pone sus propias cuentas ¡°puente¡± a disposici¨®n de la red de hackeadores, supervisados por Bab¨¢ en la distancia, y emplean facturas falsas de supuestas ventas para, en su caso, justificar ante el banco la llegada de dinero. Y evitar as¨ª que el director sospeche y bloquee la cuenta. Las mulas reciben comisiones en funci¨®n del dinero que reciben en sus cuentas de los hackeadores, entre un 5 y un 20 %. Y, o bien luego hacen transferencias a otros pa¨ªses, bajo la supervisi¨®n de los jefes de la red, o lo sacan en efectivo escondido en sus ropas a trav¨¦s del aeropuerto de Barajas.
La banda dispon¨ªa de una pl¨¦yade de ciudadanos nigerianos encargados de transportar el dinero a Nigeria a trav¨¦s del aeropuerto. El recorrido del dinero lo vigila Bab¨¢, que exige hojas de confirmaci¨®n de cada paso que se d¨¦.
Cuando el juez De la Mata orden¨® los registros de los jefes de la banda en Espa?a y de su medio centenar de mulas, la estafa superaba ya los 30 millones de euros. En Madrid estaban la mayor¨ªa de las cuentas puente de la organizaci¨®n. En concreto en Valdemoro, Ciempozuelos, Alcorc¨®n y M¨®stoles.
"Organizaci¨®n poderosa"
El juez De la Mata ya ha acabado la instrucci¨®n y ha elevado las diligencias a las partes para que los califiquen con vistas al macrojuicio. De los casi 60 detenidos, hay tres encarcelados. El abogado Manuel Carlos Merino, personado en la causa en nombre de la Asociaci¨®n Nacional de Afectados de Internet y las Nuevas Tecnolog¨ªas (Anfitec), est¨¢ preocupado: ¡°El hecho de que poderosas organizaciones criminales dedicadas a la comisi¨®n de fraudes internacionales elija nuestro pa¨ªs como base de operaciones para recibir cuantiosas sumas de dinero y operen con total impunidad debe hacernos reflexionar sobre el grado de compromiso de las entidades de cr¨¦dito espa?olas con sus clientes. Y vigilar el nivel de cumplimiento de los deberes que les impone la normativa sobre prevenci¨®n de blanqueo de capitales¡±.
El refugio de Bab¨¢ sigue siendo un misterio. Solo hay n¨²meros de cuentas finalistas del dinero recibido en Nigeria, pero sin investigar qui¨¦nes est¨¢n detr¨¢s de ellas, se queja la polic¨ªa en el sumario.
Estafas inform¨¢ticas
El juez Jos¨¦ de la Mata investiga a esta red por estafa inform¨¢tica y blanqueo de capitales, entre otros delitos. Antes de llegar a la Audiencia Nacional, doce juzgados de distintas ciudades espa?olas recibieron denuncias contra esta banda. Un juzgado de Valdemoro centraliz¨® inicialmente las pesquisas merced a una denuncia por una transferencia fraudulenta de 36.271 euros con destino a una cuenta de Caja Espa?a, sita en la calle Jer¨®nimo del Moral, 11 de Madrid, a nombre de la sociedad Contenedores Ciempozuelos. SL, cuyo domicilio social estaba en la localidad madrile?a del mismo nombre. La v¨ªctima del fraude fue la sociedad pakistan¨ª SFI Logistic Company. La transferencia proven¨ªa de un banco privado de Dubai. Tras hackear el ordenador de la empresa pakistan¨ª, la organizaci¨®n tuvo conocimiento de un pago por el transporte mar¨ªtimo de mercanc¨ªas que aquella deb¨ªa realizar a una empresa italiana, Sintra International Freigh Forwarder. En este caso, la banda simul¨® un correo electr¨®nico de la empresa italiana dirigido a la pakistan¨ª en el que se indicaba a esta ¨²ltima un cambio de cuenta bancaria a la que deb¨ªa transferirse el dinero para el pago.? Todo era mentira.
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