Las guardianas m¨¢s distantes del legado de Rajoy
La exvicepresidenta presume de saber llevar al PP de la oposici¨®n al Gobierno y la secretaria general saliente de ganar y defender al partido en los malos momentos
Una presume de que sabe ganar ("ganar y ganar") y de lo que es la victoria y, por tanto, gobernar. Y tambi¨¦n, para evitar parecer solo una fr¨ªa m¨¢quina sin sentimientos, de que en los peores momentos del PP, cuando otros se apartaban o desaparec¨ªan, ella daba la cara como secretaria general. Una presunci¨®n no tan exacta. La otra se jacta de todo lo logrado en siete a?os como lugarteniente principal y vicepresidenta ¨²nica del Ejecutivo de Mariano Rajoy, pero tambi¨¦n alardea de conocer c¨®mo se hac¨ªa oposici¨®n en el Congreso en la larga traves¨ªa del desierto (entre 2008 y 2011) y sospecha que eso puede ser muy valorado ahora, en esta nueva etapa del PP. Mar¨ªa Dolores de Cospedal y Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, ambas abogadas del Estado, se sienten guardianas del legado de Rajoy, apelan en teor¨ªa a la misma unidad y a la relevancia ahora de la decisi¨®n democr¨¢tica de las bases, pero desde posiciones pol¨ªticas, ideol¨®gicas y personales muy distantes.
Las dos destacaron, en sus discursos de presentaci¨®n de sus candidaturas, el hecho de que son mujeres y que, por tanto, si llegan a encabezar las listas del PP se convertir¨ªan en las primeras aspirantes a presidir un Gobierno de Espa?a. Es una idea evidente que persigue conectar con los nuevos tiempos y el movimiento feminista y transversal que ha conmocionado en tantos aspectos al pa¨ªs. Pero Cospedal lo reivindic¨® a su manera, de forma seca y directa: ¡°Quiero ser la primera mujer que presida el PP y quiero ser la primera mujer que presida el Gobierno de Espa?a¡±. Y Santamar¨ªa us¨® un procedimiento m¨¢s sibilino cuando al recordar los logros del Ejecutivo de Rajoy en creaci¨®n de empleo y equidad concluy¨® que ahora ha llegado el momento de ¡°dar un paso m¨¢s en esa oportunidad de la igualdad real¡±.
La distancia ahora evidente y p¨²blica entre Santamar¨ªa y Cospedal se lleva sembrando desde el congreso del PP en Valencia en 2008, cuando Rajoy nombr¨® a una n¨²mero dos del partido (la secretaria general) y a la otra n¨²mero tres y portavoz en el Congreso. Ese reparto aguant¨® con alfileres durante la etapa de la oposici¨®n, donde Santamar¨ªa ignor¨® en su labor en el Congreso cualquier instrucci¨®n o recomendaci¨®n que se emitiera desde G¨¦nova 13, en un claro desprecio a Cospedal.
Fueron, adem¨¢s, los peores a?os para aguantar la estructura del aparato popular, tras la aparici¨®n del caso G¨¹rtel, los feos desplantes del extesorero Luis B¨¢rcenas y luego sus derivadas. Cospedal se atribuy¨® este lunes que entonces ella s¨ª supo estar a las duras y repeler esos golpes, aunque en verdad se pasara meses y meses sin comparecer en la sala de prensa del partido o lo hiciera para enhebrar aquella intervenci¨®n legendaria del despido en diferido de B¨¢rcenas. Desde luego, soport¨® mucha m¨¢s presi¨®n interna y externa que Santamar¨ªa, que solo viv¨ªa para la disputa m¨¢s medi¨¢tica del Congreso.
Esas divergencias que durante tanto tiempo intentaron negar sin mucho ¨¦xito se acrecentaron hasta lo insoportable cuando Rajoy gan¨® las elecciones de 2011 y Santamar¨ªa fue aupada a la vicepresidencia y Cospedal se qued¨® relegada en el PP. En la tradici¨®n popular y de otros partidos, la secretar¨ªa general deber¨ªa ostentar la responsabilidad de proponer algunos nombramientos o fijar muchas posiciones. Santamar¨ªa nunca acept¨® esa sumisi¨®n, acapar¨® poder y se hizo cada vez m¨¢s fuerte, con un entorno muy leal. Cospedal se atrincher¨® en su recelo y comenzaron a sucederse una cadena de desplantes m¨¢s o menos p¨²blicos, en convenciones, m¨ªtines y hasta en comidas semiprivadas con el presidente. La que se mov¨ªa un poco o se retrasaba en la entrada del evento no sal¨ªa en la foto oficial con Rajoy.
El duelo se traslad¨® a una pugna cada vez m¨¢s cruda por hacerse imprescindibles para el l¨ªder. Rajoy lo sab¨ªa todo y dejaba que sucediese. A veces, pero muy en confianza, confesaba su hartazgo de ambas.
La escenificaci¨®n final de ese recurrente contencioso se volvi¨® a evidenciar en la famosa tarde en la que triunf¨® la moci¨®n de censura de Pedro S¨¢nchez. Rajoy dej¨® su asiento vac¨ªo en el Congreso y se refugi¨® en un restaurante cercano con un grupo de los suyos. Cospedal s¨ª acudi¨® a esa larga sobremesa, pero Santamar¨ªa se qued¨® en su esca?o y ocup¨® el de Rajoy con su bolso, negro y bien grande. Algunos bulos expanden ahora que ¨¦l se desquit¨® en ese largo ¨¢gape con reproches contra Santamar¨ªa que resultan imposibles de creer porque estaba presente la ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez, de la m¨¢xima confianza de la vicepresidenta.
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