Por qu¨¦ los votos para elegir al sucesor de Rajoy no valdr¨¢n todos igual

Elegir al sucesor del PP no ser¨¢ sencillo. Los afiliados inscritos podr¨¢n votar por su presidente favorito, pero la decisi¨®n final depender¨¢ probablemente del voto de s¨®lo 3.184 personas: los compromisarios. Estos delegados ser¨¢n escogidos tambi¨¦n por los afiliados, pero su reparto por territorios genera distorsiones y resultar¨¢ pol¨¦mico.

No hay discusi¨®n con una parte de los compromisarios. Las normas del Congreso Nacional del PP estipulan que habr¨¢ 522 natos, 40 del Partido en el exterior y 10 de la Comisi¨®n Organizadora. Los 2.612 restantes se elegir¨¢n en cada provincias y es ah¨ª donde arrancan los problemas. Siguiendo las normas que han regido los congresos desde 1990, habr¨¢ 6 compromisarios por provincia, y las islas, Ceuta y Melilla tendr¨¢ 3 cada una. Este reparto premia a las regiones con menos afiliados ¡ªcomo Navarra, Ceuta o Melilla¡ª, pero el argumento es comprensible: es un premio a la diversidad territorial.

De los compromisarios restantes, un 25% se reparten por provincias seg¨²n los resultados del partido en las ¨²ltimas generales. Se supone que es un premio para las regiones con m¨¢s tracci¨®n electoral, pero tiene algo de parad¨®jico: en lugar de apoyar a los militantes de regiones donde la formaci¨®n es m¨¢s d¨¦bil, se les castiga d¨¢ndoles menos poder dentro del partido.

Pero la distorsi¨®n m¨¢s grave se produce con los compromisarios que se reparten por provincias seg¨²n el n¨²mero de afiliados. Son cerca de 1.700 ¡ªel 75% que ten¨ªamos pendiente¡ª, y representan m¨¢s de la mitad del total. La teor¨ªa, en principio, est¨¢ clara: estos compromisarios se reparten en proporci¨®n a los afiliados del territorio, para que cada afiliado tenga un peso similar. Los problemas surgen por culpa del censo de afiliados, que estar¨ªa anticuado e introduce distorsiones. Si en lugar de usar el censo de afiliados se hubiesen usado datos de inscritos ¡ªm¨¢s fiables, porque contabilizan personas que hace pocos d¨ªas demostraron que son afiliados activos y tienen deseo de votar¡ª , el reparto de compromisarios ser¨ªa muy distinto.

Con el reparto usado, Galicia y Madrid tienen casi los mismos compromisarios por este criterio (203 y 190 respectivamente), porque sus censos de afiliados est¨¢n parejos. Sin embargo, Madrid tiene casi el triple de inscritos que Galicia. La desproporci¨®n es evidente. Si el reparto de compromisarios se hiciese por inscritos, Madrid tendr¨ªa 69 representantes m¨¢s y Galicia 94 menos. Como se observa en los gr¨¢ficos, usar el censo de afiliados hace que los votos de una regi¨®n y otra no cuentan igual. Las regiones m¨¢s favorecidas ser¨¢n Galicia y la Comunidad Valenciana, mientras que las perjudicadas ser¨ªan Castilla y Le¨®n, Madrid y La Rioja.

Este mecanismo de reparto genera, adem¨¢s, incentivos perversos para las delegaciones territoriales de los partidos. Les interesa mantener censos desfasados e hinchados de forma artificial, porque eso har¨¢ que la regi¨®n tenga m¨¢s compromisarios. Depurar las listas eliminando personas fallecidas o que no pagan sus cuotas supondr¨ªa perder peso en la votaci¨®n presidencial.

No es este el ¨²nico problema del proceso de elecci¨®n que ha elegido el PP. La doble votaci¨®n, de afiliados primero y compromisarios despu¨¦s, podr¨ªa provocar resultados inc¨®modos si los militantes inscritos votan por un candidato y luego los compromisarios eligen otro para ser presidente. Las reglas del partido permiten algo as¨ª, pero ser¨ªa dif¨ªcil de explicar.