As¨ª embauc¨® el Pr¨ªncipe Gurdjieff a Patricia Aguilar
F¨¦lix Steven Manrique fue detenido en la caba?a de la selva peruana en la que manten¨ªa en condiciones deplorables a tres mujeres y cinco ni?os
La muerte de su t¨ªo Josh dej¨® a Patricia Aguilar desconsolada y descolocada. Ella le adoraba, y para ¨¦l, era ¡°la ni?a de sus ojos¡±. A sus 16 a?os, no supo c¨®mo encajar ese golpe en la familia, especialmente duro para su abuela Carmen, su ¡°¨ªdola¡± y con quien comparti¨® la pena tantas tardes en su casa de Alicante: ¡°Ella me ense?¨® muchas cosas, que cada vez que algo malo ocurre vendr¨¢ algo mejor. Ella ha estado en mil batallas. En alguna cay¨®, pero se levant¨® con valent¨ªa y una sonrisa que dec¨ªa: ¡°Aqu¨ª estoy, no acabar¨¢s conmigo f¨¢cilmente¡±. Ella sigui¨® adelante donde otros se rindieron, me ense?¨® que no por tener m¨¢s cuerpo se es m¨¢s fuerte, que no se puede ser valiente sin tener miedo. Ella sonr¨ªe aunque malos tiempos se avisten. Ella para m¨ª ser¨¢ siempre la persona m¨¢s sabia y cari?osa del mundo. La quiero much¨ªsimo¡±.
Cuando Patricia Aguilar escribi¨® esas palabras sobre su abuela en su muro de Facebook, el 18 de octubre de 2013, todav¨ªa no hab¨ªa aparecido en su vida el Pr¨ªncipe Gurdjieff, F¨¦lix Steven Manrique, su presunto captor de 35 a?os, detenido el pasado 4 de julio en la selva amaz¨®nica peruana acusado de trata de personas en la tipolog¨ªa de ¡°matrimonio servil¡±. Y en prisi¨®n preventiva desde el pasado viernes. Irrumpi¨® en su vida poco despu¨¦s.
Patricia volvi¨® a escribir en su muro de Facebook: ¡°He visto una sombra est¨¢tica esta ma?ana al despertar, alguien me puede decir qu¨¦ puede significar¡±. Fue entonces cuando lleg¨® ¡°el pr¨ªncipe¡±.
Por mensajes privados comenz¨® a recomendarle lecturas y visionados de sus v¨ªdeos ¡ªtiene un canal de Youtube con cientos de seguidores¡ª. Le pregunt¨® enseguida por su fecha de nacimiento para hacerle creer que era una suerte de ¡°elegida astrol¨®gica¡±. Poco a poco. Mensaje a mensaje. Del Facebook al WhatsApp. De la luz del d¨ªa a la oscuridad de las noches de madrugada, cuando nadie pod¨ªa verla enganchada a su m¨®vil, y sus padres solo percib¨ªan cierta somnolencia y una bajada de rendimiento en los estudios de una adolescente. Fue convenci¨¦ndola ¡ª ¡°Mi Amor¡±¡ª, de que se conoc¨ªan de vidas anteriores ¡ª¡°Mi esposa¡±¡ª , de que ella era un ser especial, predestinada a unirse con ¨¦l y a su causa, que pasaba por tener hasta 10 mujeres y 300 hijos para crear una nueva raza.
En la caba?a donde le detuvieron los investigadores peruanos, el t¨¦cnico Capcha y el t¨¦cnico Huarcaya, dos tipos aguerridos y empe?ados en resolver el enigma de las desapariciones de las mujeres, estaba Patricia Aguilar, ahora con 19 a?os y una hija reci¨¦n nacida de un mes. Y tambi¨¦n otras dos mujeres, Maryori Garc¨ªa y Paola Vega, y otros cuatro ni?os. A 500 kil¨®metros de Lima, en Junin, provincia de Satipo, viv¨ªan en condiciones de pobreza y sufriendo penalidades y malos tratos por parte de su presunto captor y padre de las criaturas, a juzgar por el estado en el que fueron encontradas.
El padre de Patricia, Alberto Aguilar, 47 a?os y repartidor de pan y levaduras en Alicante, pudo verla por fin ese d¨ªa, fugazmente, entre la multitud que aguardaba en Lima a las rescatadas, ¡°unos segundos que merecieron todos los esfuerzos realizados estos dos a?os¡±, bajaba del autob¨²s, con su beb¨¦ (su nieta) en los brazos. Ella no le vio a ¨¦l.
Hac¨ªa dos a?os y medio que hab¨ªan encontrado aquellas extra?as anotaciones en la habitaci¨®n de Patricia en su casa de Alicante. Salmos, oraciones, textos impresos, anotaciones, tareas relacionadas con v¨ªdeos de Youtube, instrucciones precisas... Pronto descubrieron que exist¨ªa una cuenta en Twitter de la que Patricia era la primera seguidora y que ella misma gestionaba. Detr¨¢s estaba ¡°el pr¨ªncipe¡± y sus delirantes v¨ªdeos, que a¨²n pueden verse en Internet. Y la promoci¨®n de su tapadera, una especie de ONG llamada Asociaci¨®n Coraz¨®n Compasivo (ACORACOM), que se define en la red como ¡°sin fines de lucro, dedicada a hacer el estudio de las danzas, recopilaci¨®n del saber oral, estudio de la cosmog¨¦nesis de los pueblos ind¨ªgenas¡±, que no tiene actividad de ning¨²n tipo, pero donde ¨¦l ha declarado que ¡°trabajaban¡± las mujeres.
Cuando lograron acceder a las cuentas de Patricia en las redes sociales, comprobaron espantados c¨®mo ¡°el pr¨ªncipe¡±, llevaba dos a?os abriendo una brecha para separarla de su entorno. ¡°Le dec¨ªa, por ejemplo, que le propusiera cosas a su madre y le advert¨ªa de que le impedir¨ªa hacerlas; lecturas, acciones, propuestas que ser¨ªan denegadas por sus mayores, que ¨¦ramos un estorbo para lograr su objetivo, aquello para lo que ¨¦l le dec¨ªa que hab¨ªa nacido, lo que dar¨ªa sentido a su vida¡±. Finalmente, y siempre con mensajes apocal¨ªpticos (un mundo que se acaba y que deb¨ªan salvar), logr¨® abrir esa grieta de miles de kil¨®metros que ha tardado a?o y medio en empezar a cerrarse. Carmen, su abuela, espera ya el regreso de su nieta y su bisnieta.
Una investigaci¨®n en solitario
Detr¨¢s del hallazgo de Patricia Aguilera y de las otras tres mujeres solo hay tes¨®n, empe?o, sacrificios personales y mucha solidaridad. Hartos de esperar un supuesto informe de Interpol que nunca llegaba ni a la comisar¨ªa ni al juzgado de Elche, Noelia Bru, prima de Patricia, y su t¨ªo Alberto se pusieron manos a la obra, y convirtieron su b¨²squeda en su objetivo. Dejaron trabajos y sacaron ahorros del banco e iniciaron una investigaci¨®n en solitario. Para ellos era imposible de creer que "la ni?a", tras cumplir los 18 a?os, se hubiese "por voluntad propia", sin tan siquiera despedirse de su abuela.
Poco antes de irse, Patricia le mandaba un mensaje de voz a Noelia para unirse a ella a un viaje a Port Aventura. Sonaba divertida y bromista: ¡°Oye!, que si os vais a Port Aventura, podemos encogernos y meternos en el maletero, nos vamos con vosotros, pero para agosto ya me parece muy tarde¡¡±. Solo dos meses m¨¢s tarde, ya con su captor, le manda otro. Su voz suena r¨ªgida, casi met¨¢lica: ¡°Repito: ten¨¦is esos tres pasos, no se va a alterar el orden, as¨ª est¨¢ dicho: borrad las fotos, os doy la direcci¨®n para que me mand¨¢is dinero y me presento en la embajada. Ten¨ªa la intenci¨®n de volver en un a?o o dos a?os. Si segu¨ªs los pasos y dej¨¢is de molestar volver¨¦. Si no, no ser¨¢ as¨ª¡±.
Noelia logr¨® llegar hasta ¡°el pr¨ªncipe¡± haci¨¦ndose pasar por una adolescente en la Red. Hasta que ¨¦l se mosque¨®, ¡°porque no le mandaba fotos y quer¨ªa o¨ªr mi voz¡±, y la confundi¨® con una exadepta a su causa, que Noelia logr¨® encontrar tambi¨¦n. As¨ª comenzaron a tejer una red de v¨ªctimas. Dieron incluso con una menor en el Pa¨ªs Vasco, a la que la Ertzaintza localiz¨®. Pero nada sirvi¨® para activar ni a los polic¨ªas ni a las autoridades espa?olas. En enero de 2018, un a?o despu¨¦s de su desaparici¨®n, Alberto viaja a Per¨² para interponer all¨ª la denuncia: juzgado, Fiscal¨ªa de Trata de Seres Humanos, Departamento de secuestros, Desaparecidos¡
Se topa con otras familias peruanas que han perdido a sus hijas, buscan un abogado y comienzan una causa com¨²n que no ha hecho m¨¢s que empezar. Hoy Alberto sigue all¨ª, en casa de una de ellas, esperando a poder regresar a Espa?a con su hija y con su nieta.
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