¡°Parec¨ªa una monta?a rusa. O¨ªmos un crac bestial y gritos. Despu¨¦s estaba todo negro¡±
V¨ªctimas del colapso del paseo mar¨ªtimo de Vigo narran "la peor noche" de sus vidas.
"Fue cuesti¨®n de un segundo. Not¨¦ un zarandeo igual que el de una monta?a rusa. Como si volara en una plataforma que llevaba golpes por los lados. Son¨® un crac bestial, un crac de madera, y luego solo se o¨ªan gritos y m¨¢s gritos. Despu¨¦s estaba todo negro... cuando abr¨ª los ojos me agarr¨¦ como pude a un bloque de hormig¨®n y a¨²n no s¨¦ c¨®mo sal¨ª". Mart¨ªn Tena, de 18 a?os, asist¨ªa con cinco amigos el domingo por la noche al ¨²ltimo concierto de O Marisqui?o. No es muy fan de Rels B., el artista que fue reclutado por la organizaci¨®n a ¨²ltima hora, despu¨¦s de que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, vetase a Yung Beef por "hacer letras que denigran a las mujeres". Pero era el cierre del festival que desde hace 18 a?os transforma el centro de la mayor ciudad de Galicia en una espectacular pista de deportes urbanos, y conociesen o no al cantante de hip hop, en el paseo mar¨ªtimo, junto al Muelle del Este, se hab¨ªan congregado unas 3.000 personas, la gran mayor¨ªa j¨®venes de entre 13 y 18 a?os, pero tambi¨¦n ni?os con sus padres y alg¨²n carrito de beb¨¦ trasnochador.
Tena dej¨® el zapato atr¨¢s, atrapado no sabe d¨®nde, y logr¨® liberar el pie para escapar del socav¨®n. Una superficie de unos 30 metros de largo por m¨¢s de cinco de ancho hab¨ªa colapsado sobre el agua de la r¨ªa tragando a cientos de personas. "Me sangraba la nariz, me romp¨ª el labio, tengo una herida en el codo y un esguince en el tobillo. Un chico que no conozco me dio pa?uelos y mi hermano me ayud¨® a caminar", recuerda vagamente. "Fue la peor noche de mi vida, pero lo horroroso fue ver que nos faltaban amigos y no contestaban al tel¨¦fono. I?aki e Ignacio hab¨ªan ca¨ªdo al agua, pero salieron. Y Nicol¨¢s qued¨® abajo casi una hora, sin poder librarse hasta que lo rescataron los bomberos. A su lado hab¨ªa una chica que estaba atrapada por la cadera. Yo no pod¨ªa parar de llorar por ellos", lamenta el estudiante.
Mart¨ªn Tena aguarda su turno en las Urgencias del Hospital ?lvaro Cunqueiro porque le duele mucho el pie. No sabe si figura en el recuento oficial de la Xunta, de al menos 377 heridos, porque despu¨¦s del desastre fue atendido en el lugar y march¨® a casa con una bolsa de hielos. Pero hoy, despu¨¦s de "cuatro horas y media" de angustia en el puerto y otras tres en la cama, no le ha quedado m¨¢s remedio que ir al m¨¦dico. Su padre ha recuperado el zapato en la comisar¨ªa de la polic¨ªa nacional. Junto al calzado, entre los objetos perdidos "hab¨ªa carteras y tel¨¦fonos m¨®viles que cayeron al agua", por eso durante las primeras horas de p¨¢nico "hab¨ªa chicos ilocalizables, que no contestaban a las llamadas de sus familias".
Todos los presentes coinciden en ese "crac" infinito y breve como un suspiro que el domingo a medianoche engull¨® la fiesta de un bocado. En el paseo de madera del puerto, construido hace dos d¨¦cadas sobre los muros y la placa de hormig¨®n que ya soportaban un aparcamiento de coches desde los a?os 80, tambi¨¦n estaban ?ngel Testera, de 18, y Guillermo Val, de 17. "Fue un petardazo incre¨ªble", relata el menor, "y luego la lucha por salir de all¨ª a oscuras, con toda la gente nerviosa, empujando, llorando, gritando. Estaba lloviznando y la madera del paseo, al hundirse, qued¨® como una rampa empinada y mojada. No se pod¨ªa subir porque resbalaba mucho". En el fondo del cr¨¢ter, y a pesar de que estaba la marea baja, los primeros en caer no pod¨ªan salir a flote porque otros se les ven¨ªan encima. "Fue un milagro que estemos todos vivos", aseguran los amigos. "Vimos a mucha gente sangrando, con la espalda rajada, la cabeza abierta, los tobillos doblados o las piernas rotas. Primero lleg¨® la poli, despu¨¦s las ambulancias y los bomberos". "No lo entendemos... hab¨ªa mucha gente que se qued¨® parada, sin ayudar. Esperaban que se reanudase el concierto. Y otros en vez de echar una mano hac¨ªan v¨ªdeo con el m¨®vil", protestan a¨²n con el miedo en el cuerpo.
En las inmediaciones de este paseo ahora acordonado junto a la Avenida de Beiramar, algunos de los participantes en las competiciones de O Marisqui?o, que cada a?o congrega a m¨¢s de 1.500 deportistas y a unos 160.000 espectadores, siguen volando con sus monopatines y bicicletas sobre las rampas de la Praza da Estrela. A menos de 30 metros, la polic¨ªa custodia el agujero junto a la basura que dej¨® atr¨¢s un concierto que apenas iba por la segunda canci¨®n, y una docena de c¨¢maras de televisi¨®n apuntan al hoyo mientras pol¨ªticos de todos los colores hacen declaraciones al borde del precinto. Algunas de las cadenas son portuguesas. De los cuatro escenarios musicales de O Marisqui?o, era justo este el que patrocinaba Super Bock, la marca lusa de cerveza que este a?o se hab¨ªa convertido en gran mecenas del festival.
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