Casado y Rivera, tan parecidos, ?tan diferentes?
La b¨²squeda de un mismo electorado aviva una competencia espa?olista con muchos matices
Se dir¨ªa que la ley de la concordia es la manera con la que Pablo Casado quiere contraprogramar la Comisi¨®n de la Verdad de Pedro S¨¢nchez, pero la iniciativa del l¨ªder popular se desdobla en el h¨¢bitat de Albert Rivera, precisamente porque compromete la comodidad con que el presidente de Ciudadanos custodiaba el culto a Su¨¢rez y reivindicaba el esp¨ªritu de la Transici¨®n.
El objetivo de Casado es S¨¢nchez tanto como la manera de recuperar la din¨¢mica del bipartidismo consiste en neutralizar a Ciudadanos. Se explica as¨ª el proceso mim¨¦tico con que el sucesor de Rajoy aspira a destronar a Rivera. Parecen cl¨®nicos en algunos sentidos y est¨¢n compartiendo criterio y voto en la oposici¨®n a Pedro S¨¢nchez, pero tambi¨¦n hay diferencias que aspiran a convencer al electorado de centro derecha.
PARECIDOS...
I.- La cosm¨¦tica.-Albert Rivera (38 a?os) y Pablo Casado (37) son de la misma generaci¨®n y tienen casi la misma edad. Se parecen incluso f¨ªsicamente. Sonr¨ªen. Encajan bien los golpes. Poseen buena oratoria y se han pluriempleado en los plat¨®s como resorte de su carisma medi¨¢tico. Representan de manera parecida el papel de yerno ideal. No se trata de frivolizar: la cosm¨¦tica de la pol¨ªtica es tan relevante o m¨¢s que el programa electoral. Por eso le conven¨ªa a Rivera una contrafigura como Rajoy, y no le conviene que Casado se presente como una regeneraci¨®n.
II.-El programa.?La percepci¨®n de los ciudadanos en las encuestas recientes sostiene que Cs, socio de S¨¢nchez en su fallida investidura de 2016?ha virado hacia la derecha, hasta el extremo de ¡°colisionar¡± con el programa y la idiosincrasia del PP, pero tambi¨¦n podr¨ªa decirse que el PP se ha mirado en el espejo de Ciudadanos, tal como recomendaba Aznar desde su posici¨®n cenital y su recelo al marianismo. Cuesta, en efecto, diferenciarlos cuando se trata de hablar del modelo liberal, de la rebaja de impuestos, de la aversi¨®n al nacionalismo, de la seguridad ciudadana y del ¨¦nfasis patri¨®tico. Los s¨ªmbolos nacionales de la bandera y del himno subrayan un hiperb¨®lico orgullo espa?olista que remarca el discurso identitario.
III.- Espa?olismo.-La pugna por el t¨ªtulo al mejor l¨ªder espa?olista se plantea con mucho ¨¦nfasis y pocas diferencias en la crisis migratoria y en la cuesti¨®n catalana. Alertan Casado y Rivera del efecto llamada, abjuran de la sanidad para todos y se recrean en el discurso de los valores como requisito de la integraci¨®n. No han incurrido en excesos xen¨®fobos, m¨¢s all¨¢ de alg¨²n desliz oportunista como el de Casado en Melilla, ni parece justificada la relaci¨®n que a veces se airea entre Cs y del PP con los movimientos patri¨®tico-populistas de otros pa¨ªses. El europe¨ªsmo los aleja de Le Pen, de Orban y de Matteo Salvini.
Lo que s¨ª identifica a ambos es el argumento de la unidad territorial y la cr¨ªtica al adoctrinamiento de Catalu?a. Han rechazado ambos esta misma semana la idea del refer¨¦ndum de autogobierno, incluso comparten una nueva aplicaci¨®n del 155. Pero hay una diferencia muy considerable, no ideol¨®gica, sino electoral: Rivera ha logrado evacuar al PP del territorio catal¨¢n como expresi¨®n del constitucionalismo. Casado tiene el desaf¨ªo re resucitar el partido.
....y DIFERENTES
I.- El partido.-Albert Rivera es el creador y la s¨ªntesis de Ciudadanos, un partido darwinista sin fisuras ni discusiones internas que se pliega a las directrices del l¨ªder. M¨¢s que la secuela del macronismo, Ciudadanos es la precuela. Naci¨® antes, aunque la inercia de la renovaci¨®n francesa contribuy¨® a situarlo en cabeza de las encuestas espa?olas. La ventaja de Rivera consiste en su hiperliderazgo y en la versatilidad o ambig¨¹edad en los pactos. Y el defecto estriba tanto en los problemas de implantaci¨®n en las elecciones locales, como en el cambio de las inercias que ha supuesto la llegada de S¨¢nchez a la Moncloa. Le conven¨ªa a Rivera la agon¨ªa de Rajoy hasta el ¨²ltimo suspiro, pero la sucesi¨®n de Casado implica un est¨ªmulo que ya ha subvertido las encuestas.
II.-La idiosincrasia. No ha tenido inconvenientes Pablo Casado en subrayar impl¨ªcita y expl¨ªcitamente el enfoque democristiano y hasta confesional del PP. La moral y la pol¨ªtica posicionan a los populares en el rechazo a las leyes del aborto y de la eutanasia, m¨¢s all¨¢ de la definici¨®n nuclear de la familia y de la vinculaci¨®n al tradicionalismo. Ciudadanos es liberal en el sentido pol¨ªtico y moral. No tiene pasado ni inconvenientes en defender debates inc¨®modos para el votante conservador (la gestaci¨®n subrogada). El PP proviene del linaje de Fraga y se resiente de su lucha de clanes, aunque la juventud y la novedad de Casado tanto subordina las cuestiones patrimoniales como aspira a erradicar la relaci¨®n de los populares con la corrupci¨®n.
III.- La corrupci¨®n.- Igual que la primera sentencia de la G¨¹rtel ha desahuciado al Gobierno de Rajoy, el desenlace de otros procesos judiciales puede frenar o neutralizar la remontada del PP. La novedad de Casado no garantiza la pureza del partido ni la reaparici¨®n de esc¨¢ndalos antiguos o nuevos derivados de tantos a?os en el ejercicio del poder. Rivera y Ciudadanos representan una opci¨®n aseada, mientras que al PP se le pueden aparecer los mismos fantasmas que evacuaron a Rajoy, o se le puede atragantar el caso del m¨¢ster de Casado, cuyo recorrido tiene pendiente el pronunciamiento del Tribunal Supremo.
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