El ¡®Valle de los Ca¨ªdos¡¯ de los legionarios de Mussolini
La pir¨¢mide construida por prisioneros en el puerto del Escudo, entre Burgos y Cantabria, se vaci¨® de cad¨¢veres en 1975
Los legionarios enviados por Benito Mussolini para ayudar a Franco a ganar la guerra tambi¨¦n tuvieron su particular Valle de los Ca¨ªdos a modo de monumento funerario. Est¨¢ en ruinas, desmantelado, en un prado que sigue siendo propiedad del Estado italiano, casi en lo alto del puerto del Escudo, en la carretera que comunica las monta?as de Burgos con las de Cantabria. A¨²n hoy, en completo abandono, se conoce como El cementerio de los italianos. Fue inaugurado el 26 de agosto de 1939, mucho antes de que el dictador espa?ol firmase, el 1 de abril de 1940, el decreto de construcci¨®n de su propio camposanto.
Mussolini tambi¨¦n le tom¨® la delantera a Franco en la arquitectura fascista, cuando mand¨® levantar en el Escudo una esbelta pir¨¢mide de hormig¨®n con la puerta situada hacia el amanecer y una enorme M en el encuadre, en homenaje a s¨ª mismo. Un historiador distra¨ªdo se empe?¨® en demostrar d¨¦cadas m¨¢s tarde que, en realidad, aquella M, que all¨ª sigue, quiere decir Moritorio (cementerio en italiano).
La pir¨¢mide del Escudo acogi¨® 384 cad¨¢veres hasta que en 1975 el Gobierno italiano decidi¨® la exhumaci¨®n de los cuerpos, que repatriaron en cajas de cinc (268) y el resto se traslad¨® a la Torre-Osario de Zaragoza. La medida se hab¨ªa fraguado cuatro a?os antes, cuando un autob¨²s militar con medio centenar de familiares llegados de Roma para visitar el cementerio se despe?¨® en una de las curvas del puerto. El accidente, con 12 muertos, sirvi¨® para recordar la existencia de una necr¨®polis inc¨®moda.
¡°Aqu¨ª reposan en la gloria los legionarios ca¨ªdos por la causa de Espa?a y su civilizaci¨®n¡±, se le¨ªa en una pared de la pir¨¢mide. El proyecto y el dinero fueron italianos; la mano de obra, medio centenar de prisioneros. Un llamado ¡°centuri¨®n capell¨¢n capuchino fascista¡±, Pietro Giovanni Bergamini, dirigi¨® las obras en la primavera de 1939.
En los 32 meses que combatieron en Espa?a, murieron 3.414 legionarios italianos, sin contar desaparecidos y heridos muertos tras regresar a Italia. Ese fue el recuento que hizo el ministro de Asuntos Exteriores y yerno de Mussolini, Galeazzo Ciano, cuando visit¨® el monumento el 13 de julio de 1939, acompa?ado por Ram¨®n Serrano Su?er, ministro de la Gobernaci¨®n y cu?ado de Franco, y una caravana de autoridades civiles, militares y eclesi¨¢sticas. Muchachas ataviadas con el traje regional monta?¨¦s entretuvieron a la comitiva para esc¨¢ndalo del capell¨¢n Bergamini y la tropa de frailes encargados espirituales de las tropas italianas y responsables de buscar cad¨¢veres en decenas de cementerios de la zona. No les result¨® dif¨ªcil: los ca¨ªdos del fascio llevaban atada a la ropa botellas con las chapas de identificaci¨®n.
?C¨®mo celebrar que Mussolini hab¨ªa enviado a Espa?a 30.000 legionarios para ayudar a Franco? Sucedi¨® el verano de 1936 y el olvido de la memoria empez¨® una d¨¦cada m¨¢s tarde, y ya de forma apremiante a mediados de los 60. Al franquismo le quemaban los apoyos que apuntalaron una guerra que la propaganda al uso llam¨® ¡°gloriosa Cruzada cristiana¡±. ¡°Cruzada s¨ª, pero de cruz gamada¡±, escribi¨® el historiador Herbert R. Southworth en El mito de la cruzada de Franco. Se refer¨ªa a los cr¨¦ditos, el armamento y los soldados que aportaron la Alemania nazi y la Italia fascista. Hitler se hab¨ªa suicidado con su mujer Eva Braun cuando vio que hab¨ªa perdido la guerra, y a Benito Mussolini lo hab¨ªan colgado poco antes como a un cerdo en una gasolinera de Mil¨¢n junto su amante Claretta Petacci. El caudillo Franco, que tanto les deb¨ªa, quer¨ªa borrarlos cuanto antes de la memoria nacionalcat¨®lica.
As¨ª se explica la s¨²bita ruina f¨ªsica de los monumentos fascistas levantados en varios puntos de Espa?a a¨²n antes del final de la Guerra Civil. El del puerto del Escudo fue de los pocos que sobrevivieron, aunque las celebraciones anuales, que en las primeras d¨¦cadas congregaban a cientos de autoridades civiles, militares y religiosas, fueron achic¨¢ndose hasta irritar a los familiares de los ca¨ªdos, que segu¨ªan viajando cada a?o a visitarlo. Cuando aquel autob¨²s se despe?¨® el 19 de mayo de 1971 bajando el puerto del Escudo, en la que desde entonces se conoce como la curva de los italianos, el franquismo dijo basta. No habr¨ªa m¨¢s prensa, ni m¨¢s televisiones. Tampoco m¨¢s conmemoraciones. La desacralizaci¨®n del monumento funerario se demor¨® todav¨ªa un tiempo.
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