La independencia de El Palmar de Troya
Sevilla cuenta estas elecciones con un municipio m¨¢s, el pueblo donde hace 40 a?os se instal¨® la Iglesia Palmariana
Hace un mes, Susana D¨ªaz, presidenta de la Junta, baj¨® de su coche oficial a 46 kil¨®metros de Sevilla y culmin¨® un proceso independentista. No uno cualquiera: el de El Palmar de Troya, un pueblo que desde hace dos d¨¦cadas lleva pele¨¢ndose para separarse de Utrera, el municipio al que pertenec¨ªa. La llegada de la presidenta fue un Bienvenido Mr. Marshall, cuenta uno de los presentes, con ni?os de ma?ana libre en clase agitando banderas del municipio hechas en el colegio, vecinos, concejales oficiosos, un sargento de la Guardia Civil y D¨ªaz posando en medio de todos ellos. Andaluc¨ªa sum¨® ocho nuevos municipios este a?o, hasta 786, pero ninguno como El Palmar. El lugar al que peri¨®dicamente van todas las miradas, desvelos y sospechas; el lugar en el que se conserva a¨²n intacta una de las historias m¨¢s rocambolescas del siglo XX espa?ol.
Empez¨® en los a?os sesenta con las supuestas visiones de la Virgen Mar¨ªa en un lugar de El Palmar, sigui¨® en los a?os setenta con la fundaci¨®n de un negocio basado en estigmas, milagros, apariciones por doquier y el enga?o masivo de fieles que donaron millones para comprar un terreno y construir un santuario estrafalario, adem¨¢s de constituirse como Iglesia propia, la Iglesia Palmariana, enfrentada al Vaticano de la mano de un Papa alternativo, Clemente Dom¨ªnguez, un empleado de una compa?¨ªa de seguros que dijo tener visiones m¨ªsticas que se multiplicaron cuando se qued¨® ciego tras un accidente. La verborrea de Dom¨ªnguez y una ideolog¨ªa ultraconservadora, rayana en la locura (el Papa Clemente, reconocido abusador sexual, llam¨® ¡°rameras¡± a Santa Teresa y a las monjas carmelitas en una visita a un pueblo de Salamanca, del que sali¨® escoltado con una turba de mil personas detr¨¢s), atrajo a miles de personas de todo el mundo que iban encontrando, tras los muros palmarianos protegidos por alambradas y cristales rotos, un remanso de paz en una secta que vaciaba sus bolsillos y destru¨ªa su cabeza. Paz en sentido figurado; de lo poco que se conoci¨® fuera del c¨ªrculo religioso, una de las historias ata?e a un joven anticomunista que se mutil¨® el pene y los test¨ªculos, y se clav¨® las p¨²as de cilicio en los ojos.
Hace dos a?os, el pen¨²ltimo Papa, autobautizado Gregorio XVIII (Sergio Gin¨¦s, militar retirado y nacido en Mula, Murcia) abandon¨® la Iglesia Palmariana para fugarse con su novia, Nieves Trivi?o, a Sierra Nevada y confesar que todo es un montaje econ¨®mico con el que se lava dinero y se evaden impuestos. Fue acusado de llevarse dos millones de euros y de huir con el?papamovil, un BMW X6. Su?papado es considerado uno de los m¨¢s extremistas en una secta que considera progre al Vaticano. Hace cuatro meses intent¨® con su mujer, encapuchados los dos, escalar los muros del recinto religioso, donde viven enclaustradas unas pocas decenas de curas y monjas, y se produjo una reyerta a navajazos en la que el antiguo?papa del Palmar acab¨® ingresado grave con una pu?alada en pecho.
Juan Carlos Gonz¨¢lez, socialista, gobierna este municipio de 2.437 vecinos a falta de las primeras elecciones. El Ayuntamiento se instal¨®, primero como entidad local en 2003, en unos locales del campo de f¨²tbol que est¨¢ al lado, y anexo a una nave industrial donde se sit¨²an tambi¨¦n oficinas municipales. ¡°Pag¨¢bamos las mismas tasas, pero nos prestaban muchos menos servicios, ni se limpiaban los contenedores ni nos mandaban a los barrenderos. Lo que sobraba de Utrera o era cambiado all¨ª, como el alumbrado, se nos mandaba a El Palmar¡±, dice.
En el municipio sevillano se ve la dependencia de Utrera como causa de ¡°una decadencia social y cultural que corr¨ªa el riesgo de ser irreversible¡±. Fuera del Ayuntamiento, la vida transcurre tan quieta y apacible que uno parece estar en la pausa de un rodaje. Juan Carrero Garrido, un jubilado que lleg¨® de C¨¢diz en 1947, cuenta que trabaj¨® aqu¨ª en el campo: ¡°Cojo aceitunas y naranjas, pelo remolacha, escarcho algod¨®n¡±. El Palmar se vive del campo y de los caterings en las ferias de toda Andaluc¨ªa, que dan much¨ªsimo dinero. La Iglesia Palmariana para los vecinos es ¡°los de ah¨ª arriba¡±, ¡°aquellos¡±, ¡°estos¡±. Para Juan Carrero son ¡°los curas esos¡±. ¡°Antes de ellos ah¨ª hab¨ªa retama, forraje, toros y vacas bravas¡±, recuerda. Llama al anterior papa el ¡°papa ladr¨®n¡±.
LAS DIFERENCIAS ENTRE LAS PROVINCIAS ANDALUZAS
Fernando Meza, cuya mujer tiene un ultramarinos en el pueblo, cree que la independencia de El Palmar es bienvenida, pero lo que realmente falta es un pol¨ªgono industrial. ¡°Necesitamos empresas y que haya trabajo. Los chicos se van. Y el campo no es futuro¡±, dice. Una furgoneta de Troyapan hace el reparto; fuera de los bares se empiezan a acumular mayores de tertulia. El reloj del kiosco de m¨²sica est¨¢ parado en las seis y veinte. Son las diez de la ma?ana. Para Meza, los palmarianos son ¡°la Iglesia de ah¨ª arriba¡±. ¡°No hay nada que hacer con ellos. Ellos tienen su vida, su forma de hacer. Su tema, sus cosas. Yo soy cat¨®lico¡±. Es de su misma opini¨®n el alcalde, Juan Carlos Gonz¨¢lez: ¡°Todos hemos crecido con eso ah¨ª. No le damos ya importancia. Cuando los chicos ¨¦ramos adolescentes sub¨ªamos all¨ª porque en verano ven¨ªan muchas alemanas, suizas, italianas¡ ¡°.
El papa nuevo, un suizo llamado Joseph Odermatt, tiene ¡°buen talante¡±, seg¨²n Gonz¨¢lez. ¡°El anterior ten¨ªa una conducta que nos preocupaba, sobre todo por los ni?os. En el pueblo viven varias decenas de fieles de la Iglesia Palmariana. ¡°Son normales, trabajadores, se buscan la vida¡±, dice una vecina que prefiere no dar su nombre, de hecho, esquiva las siguientes preguntas. ¡°No tenemos diferencias¡±, dice el alcalde. Ha visitado dos veces el enorme santuario por cuestiones administrativas: est¨¢n regulando el urbanismo que afecta a la Iglesia Palmariana. En el pueblo les gusta ver a los ni?os de las familias palmarianas (no pueden ir al cine, vestir manga corta, las mujeres no pueden vestir pantal¨®n, la misa se escucha en lat¨ªn) sin el uniforme habitual de la secta y jugando y estudiando, como es habitual a esas edades. Con otros papas, dicen los vecinos, a los ni?os no se les ve¨ªa. Entre los canonizados de la Iglesia Palmariana se encuentran Escriv¨¢ de Balaguer, Primo de Rivera, Carrero Blanco o Francisco Franco, a quien le hicieron una estatua que orden¨® retirar el Ayuntamiento en atenci¨®n a la Ley de Memoria Hist¨®rica. ¡°La colocaron donde no se viese¡±, dice el regidor de El Palmar.
El mi¨¦rcoles, a las doce del mediod¨ªa, mientras suenan las campanas de la Iglesia Palmariana, se abren sus puertas para dejar entrar a un matrimonio ingl¨¦s; un religioso ofrece un folleto a los periodistas donde se cantan milagros, visiones y fen¨®menos m¨ªsticos mientras se pregunta ¡°d¨®nde est¨¢ la Iglesia cat¨®lica de siempre¡±. En El Palmar, esa Iglesia cat¨®lica es una modesta edificaci¨®n a la que van a escuchar misa los vecinos, muchos de ellos cuarenta a?os at¨®nitos.
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