¡°La cultura del r¨¦gimen anterior siempre perdura¡±
Ricard Vinyes, comisionado de la Memoria del Ayuntamiento de Barcelona, critica al Gobierno y a la Generalitat por querer afrontar el franquismo y la transici¨®n con comisiones de la verdad
Ricard Vinyes (Barcelona, 1952), catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea y comisionado de Programas de Memoria del Ayuntamiento de Barcelona, tiene una agenda especialmente ocupada ante los 80 a?os de la ca¨ªda de la ciudad condal durante la guerra civil, que se conmemora el pr¨®ximo enero. A mitad de la entrevista con EL PA?S, Vinyes se excusa un momento porque debe comparecer junto al teniente de alcalde Gerardo Pisarello para anunciar que el Ayuntamiento retirar¨¢ medallas a Francisco Franco y a otras siete nombres franquistas. ¡°Haremos la vida imposible a la Fundaci¨®n Francisco Franco¡±, dijo Pisarello. Vinyes a?adir¨¢ despu¨¦s que borrar la herencia de una dictadura requiere m¨¢s que leyes.
Pregunta. Hay varios procesos legislativos en marcha para actualizar las leyes de memoria. ?Cu¨¢les deben ser las prioridades?
Respuesta. A la ley estatal de Memoria, del 2007, le convienen modificaciones importantes, como la relativa a la anulaci¨®n de sentencias. Convendr¨ªa que fuera m¨¢s clara en la retirada de s¨ªmbolos, porque genera muchos problemas a los ayuntamientos en el momento de quitar placas, porque hay que pedir permiso a las comunidades de vecinos. La ley tiene que desarrollar un reglamento para saber c¨®mo la aplicamos. Debe tener un posicionamiento mucho m¨¢s activo en relaci¨®n a la exhumaci¨®n de fosas. Los gastos de las exhumaciones no pueden quedar en manos de los particulares, ayuntamientos y autonom¨ªas, el Estado y los jueces deben tener m¨¢s responsabilidad.
P. ?Hay familias que est¨¢n pagando la exhumaci¨®n de sus muertos?
R. Hay familias o asociaciones que, cuando tienen un permiso para exhumar una fosa, solo tienen la posibilidad de buscar sus propios recursos. No s¨¦ si est¨¢ sucediendo, pero la ley alienta a que esto pueda suceder.
P. ?Est¨¢ actuando bien el Gobierno en lo que concierne a la exhumaci¨®n de Franco?
R. Ha tenido una gran valent¨ªa, nadie se hab¨ªa atrevido a dar este paso, pero parece una decisi¨®n r¨¢pida y poco planificada, tomada con una actitud inocente. Es imposible que una administraci¨®n impida que los ciudadanos lleven flores a la tumba de una persona que admiran, por muy malvada que sea. Lo que es necesario es crear una estructura ¨¦tica que haga que la ciudadan¨ªa rechace lo que esta persona representa. En la tumba de Mussolini, en Predappio, cada a?o hay peregrinaciones. Es importante ilegalizar la Fundaci¨®n Francisco Franco, pero, ?c¨®mo es que hemos llegado hasta aqu¨ª?
P. Numerosos acad¨¦micos se han mostrado esc¨¦pticos ante la propuesta de crear comisiones de la verdad por parte del Gobierno, pero tambi¨¦n por parte de la Generalitat, para revisar la Guerra Civil, la dictadura y la Transici¨®n.
R. Coincido del todo en este escepticismo. Hist¨®ricamente, las comisiones de la verdad est¨¢n vinculadas a los procesos de democratizaci¨®n en un momento de transici¨®n. Incluso la que se hizo en Alemania sobre la RDA, se hizo justo despu¨¦s de la reunificaci¨®n. En nuestro caso, no hay ning¨²n elemento de refundaci¨®n, ni nacional ni democr¨¢tica. Y si una de las funciones de las comisiones de la verdad es conocer y saber, nosotros ya sabemos y conocemos mucho lo que fueron la guerra y la dictadura. Tenemos handicaps, como la ley de archivos, que es infame: deja un vac¨ªo legal si no hay buena disposici¨®n por parte de una administraci¨®n determinada, como pueden ser las Delegaciones del Gobierno. Con la Delegaci¨®n en Barcelona, por ejemplo, siempre ha habido problemas.
P. ?Problemas gobierne quien gobierne?
R. Gobierne quien gobierne. Por ejemplo, es un problema acceder a los atestados de la polic¨ªa de la d¨¦cada de los sesenta, cuando empieza a crecer la oposici¨®n. Los atestados que he consultado han sido gracias a los archivos de los abogados. Si pudi¨¦ramos hacer una consulta sistem¨¢tica de los atestados, tendr¨ªamos una riqueza informativa extraordinaria.
P. La propuesta de comisi¨®n de la verdad del Gobierno plantea que sus miembros tengan acceso sin l¨ªmites a los archivos de la administraci¨®n. ?Puede ser una manera de corregir el problema?
R. Los expertos de la comisi¨®n ser¨¢n unos excelentes expertos, pero el grueso del oficio, que genera el conocimiento, ?tendr¨¢ o no tendr¨¢ acceso? Adem¨¢s, la transparencia apunta a la ciudadan¨ªa, no a unos expertos. Yo s¨¦ las dificultades que tuve para hacer el libro Irredentas, sobre la prisi¨®n pol¨ªtica femenina. Pas¨¦ por diecisiete prisiones, en algunas hab¨ªa desaparecido toda la informaci¨®n. La documentaci¨®n de la prisi¨®n de la Trinitat (Barcelona) la tiraron en los noventa cuando se realiz¨® el traslado a la prisi¨®n de Wad-Ras. En otras, gracias a buenos funcionarios, como en Soria, se hab¨ªa guardado muchas cosas. Sobre las comisiones de la verdad, ya sabemos cu¨¢l es la verdad, ya se ha realizado mucho trabajo. Lo que s¨ª ser¨ªa interesante es un libro blanco de la represi¨®n en Espa?a, que compile qu¨¦ tipo de represi¨®n ha habido y c¨®mo ha funcionado estructuralmente. En 2014, el gobierno sueco elabor¨® un libro blanco sobre la vulneraci¨®n de los derechos de los gitanos en los siglos XIX y XX. Son libros que rompen la impunidad y dicen: ¡°Nosotros, como Estado, hemos hecho esto¡±.
P. Y la Transici¨®n, de la que quiz¨¢ se silencian m¨¢s abusos policiales, ?tiene m¨¢s sentido como objetivo de una comisi¨®n de la verdad?
R. La transici¨®n real es la que comienza en los a?os sesenta, con los cambios demogr¨¢ficos, culturales, movimientos sociales nuevos, un liderazgo joven en el mundo obrero y profesional, que hacen que se llegue a los setenta con el franquismo perdiendo la hegemon¨ªa cultural en las grandes ciudades. Entre 1975 y 1977, cuando todav¨ªa se mantiene la dictadura, se produce la Transici¨®n institucional, y en esos a?os se genera una violencia brutal, con tics y normas del pasado. Pero que hubiera unas elecciones, y un parlamento, es una ruptura importante. ?Que en aquel parlamento hab¨ªa franquistas notorios? Claro que s¨ª, pero en las elecciones municipales tambi¨¦n habr¨¢ alcaldes franquistas notorios en partidos democr¨¢ticos, como es el caso de Convergencia. La doctrina que aparece en los ¨²ltimos a?os, que considera la Transici¨®n como r¨¦gimen franquista, en mi opini¨®n es falsa. Los que afirman todas estas desgracias de la Transici¨®n no resistir¨ªan la prueba de la historia comparada: lo que pasa en Espa?a despu¨¦s de la Transici¨®n y lo que pasa en los principales pa¨ªses europeos tras la Segunda Guerra Mundial es lo mismo. En Francia, con la liberaci¨®n por parte de los aliados, a los grandes capos de Vichy no los tocaron mucho. En 1946, De Gaulle ya proclama una amnist¨ªa, m¨¢s o menos como la nuestra. La penetraci¨®n, particularmente a partir de los a?os cincuenta, de los antiguos dirigentes de Vichy en la administraci¨®n francesa fue impresionante. Si miramos a Alemania, el esc¨¢ndalo es extraordinario: Kiesinger fue de las juventudes nazis; ?c¨®mo puede ser que en 1969 llegara a canciller? Willy Brandt ten¨ªa un vicecanciller [Walter Scheel] que hab¨ªa servido de enlace entre Goebbels y Himmler. La cultura del r¨¦gimen anterior siempre perdura, las rupturas son una ficci¨®n: no tienes un cuchillo y cortas un papel en dos. Esto no sucede.
P. ?Por qu¨¦ cree que el PSOE propone esta comisi¨®n de la verdad?
R. Creo que la propone como un recurso burocr¨¢tico. La burocratizaci¨®n siempre es una salida para los problemas que no sabes resolver. Lo que est¨¢ haciendo es no implicarse a fondo en los problemas memoriales del pa¨ªs y dar respuestas burocr¨¢ticas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.