Por qu¨¦ el PP no gana en Andaluc¨ªa
La reiterada victoria del PSOE es consecuencia de los errores garrafales de los sucesivos dirigentes del PP
El Partido Popular contin¨²a purgando su pecado original cuando la Alianza de los siete magn¨ªficos de Fraga recogi¨® en los pueblos y ciudades de Andaluc¨ªa los restos del franquismo, de suerte que los electores pensaban que los de AP (luego PP) eran los mismos con distintos collares. Y en ocasiones, ni siquiera con cambio de collares. Juan Manuel Moreno Bonilla y sus antecesores arrastran ese pesado lastre que, a juicio de algunos analistas pol¨ªticos, es la causa primera de que la derecha andaluza no levante cabeza desde hace 40 a?os. La reiterada victoria del PSOE a lo largo de tanto tiempo y el mantenimiento de la izquierda en las preferencias de la gente no es sino la consecuencia de garrafales errores cometidos en los a?os de la Transici¨®n y siguientes que los sucesivos dirigentes del PP no han sabido enmendar en casi medio siglo.
No se puede entender fuera de los l¨ªmites de esta comunidad aut¨®noma que con tanta persistencia (diez procesos electorales desde 1982) AP y PP hayan sido castigados, con la excepci¨®n de los comicios de 2012, en los que los populares lograron ser el partido m¨¢s votado aunque la suma de los sufragios de la izquierda volvi¨® a darle el Gobierno de la Junta al Partido Socialista. Y no se puede entender, sin conocer la realidad de esta tierra, que un partido que durante cuatro d¨¦cadas en el poder no ha podido rescatar a Andaluc¨ªa de los ¨²ltimos lugares en renta de las comunidades aut¨®nomas repita una y otra vez en el Gobierno. Ni se puede entender lejos de aqu¨ª que ese mismo partido pol¨ªtico, cuya c¨²pula anterior en pleno est¨¢ sentada en el banquillo por el juicio de los ERE, vaya a ser absuelto por el pueblo andaluz antes de que los jueces se pronuncien. Acaso porque la gente tiene memoria y recuerda c¨®mo empresarios, terratenientes, sindicatos y obreros manuales presionaban a Manuel Chaves, a Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n y a todos los que se sentaron en el Consejo de Gobierno para que no se rompiera la paz social. Y ello, a costa de lo que fuera. Y aunque fuera bordeando la ley sin rodeos. Algo que a muchos les hace recordar c¨®mo la misma burgues¨ªa espa?ola que luego se lav¨® las manos clamaba al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez para que, sucia o como fuere, hiciese la guerra al terrorismo, por mucho que el planteamiento fuese de todo punto inaceptable. Pero ese nivel de hipocres¨ªa se ha dado hist¨®ricamente en Espa?a. S¨ª, claro: que luego miraremos para otro lado.
La peor herencia que nos dej¨® Franco fue la hibernaci¨®n del sistema de libertades durante 40 a?os. No se puede dejar de reconocer el progreso que en el orden econ¨®mico supuso tan dilatada etapa de dictadura. Pero el problema a¨²n no superado, especialmente en Andaluc¨ªa, fue la anulaci¨®n de las libertades fundamentales en toda sociedad, incluidos los partidos pol¨ªticos, en lugar de haber resuelto las cuestiones de convivencia con altura de miras como lo hab¨ªa hecho el resto de Europa al t¨¦rmino de la II Guerra Mundial. La permanencia de un caciquismo nada residual en Andaluc¨ªa y la escasa atenci¨®n que Franco dispens¨® a una regi¨®n sometida que no planteaba problemas como en el norte, conformaron con el paso del tiempo una estructura socioecon¨®mica de marginalidad e incuria que ha consentido durante cuatro d¨¦cadas de socialismo que todo cambie para que todo siga igual.
El Partido Popular no ha sabido reconocer esta realidad y solo espabila a duras penas en las campa?as electorales ¡ªa buenas horas mangas verdes¡ª urgido por la evidencia de las encuestas y por el previsible mordisco que le puede propinar la nueva derecha severa, incapacitada para sacar esca?os pero instrumento imprescindible para que los restos provinciales roben algunos diputados al PP. Esa incuria que anida en los programas de Vox, no le¨ªdos ni por sus presuntos partidarios, tiene caldo de cultivo en Andaluc¨ªa, donde algunos miles de personas llegan a creerse las promesas de Abascal, entre otras la de suprimir las autonom¨ªas, ignorando que para tal haza?a se necesitan los dos tercios del Congreso de los Diputados, un refer¨¦ndum nacional, disoluci¨®n de las Cortes y nuevas elecciones generales. Por no hablar de su campanuda insinuaci¨®n de resolver el problema catal¨¢n dejando a un lado el 155 para ir directamente por el art¨ªculo 8 de la Constituci¨®n: es decir, la apelaci¨®n a las Fuerzas Armadas.
O sea que el ¨²ltimo for¨²nculo en la epidermis de la derecha andaluza asoma con virulencia y propicia, a no dudarlo, que la quita de votos que tendr¨¢ por su derecha imposibilite cualquier acuerdo por el centro a la hora de formar Gobierno. La misma derecha andaluza de amplio espectro facilitar¨¢ el gobierno de la izquierda de distinta procedencia, porque si faltaba algo para el duro ya est¨¢ en la escena pol¨ªtica: Vox acaparando votos que no le servir¨¢n para nada pero que evitar¨¢n que PP y Ciudadanos alcancen la mayor¨ªa suficiente para llegar a San Telmo.
EL PA?S public¨® el pasado domingo una esclarecedora cr¨®nica de Pablo Ordaz con las opiniones de tres destacados pol¨ªticos andaluces: Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, Alejandro Rojas Marcos y Javier Arenas, a los que se les plantea por qu¨¦ gana siempre el PSOE. Coincidimos por lo general en los argumentos de los encuestados pero nos permitimos completar dicha informaci¨®n con esta otra cuesti¨®n: por qu¨¦ no gana el PP en Andaluc¨ªa.
Francisco Gim¨¦nez-Alem¨¢n fue director de Abc y director general de Telemadrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.