Todo empez¨® con cuaderno y l¨¢piz
Un paseo por la monta?a de papeles que hizo falta para escribir el texto, de la primera cuartilla a mano al BOE definitivo, guardados en 18 archivadores en el Congreso
Lo que cost¨® escribir la Constituci¨®n se resume en un carrito con 18 carpetas que te sacan en el archivo del Congreso de los Diputados si lo pides. Es lo que se llama el expediente de la Constituci¨®n, ah¨ª est¨¢ todo. De los apuntes a mano de las primeras reuniones a la publicaci¨®n definitiva en el Bolet¨ªn Oficial del Estado (BOE). Una lenta gestaci¨®n que empieza con siete personas, m¨¢s tres letrados que se turnaban para tomar notas y luego pasar a limpio. Encerrados en el Congreso, sin aire acondicionado, en agosto. Si se abre el primer legajo, el n¨²mero 813, es fascinante observar los primeros pasos de aquella empresa en unas hojas de cuaderno cuadriculado, escritas a mano, con bol¨ªgrafo o l¨¢piz, e incluso con alg¨²n dibujito geom¨¦trico cuando el letrado se aburr¨ªa. Por ejemplo, 30 de agosto de 1977. Asunto, Iglesia y Estado. Casi nada. Pues manos a la obra. El funcionario escribe que empieza el PSOE, ¡°da su f¨®rmula, no tiene religi¨®n oficial¡±. ¡°Roca: parecido¡±, contin¨²a. Y sigue la opini¨®n de los dem¨¢s, sin problemas hasta llegar a Fraga: ¡°Mantiene su postura del texto. No se puede dejar de tocar el tema, debe haber una declaraci¨®n de laicidad¡±. Siguen discusiones y al final, el escriba apunta que hay acuerdo, y bosqueja la formulaci¨®n del art¨ªculo 3. Y se pasa al siguiente.
¡°Les sub¨ªamos pepitos de ternera y raciones de croquetas¡±, recuerda Alfredo Seijo, tercera generaci¨®n del bar Manolo, el ¨²nico que hab¨ªa entonces en la zona. Otras veces bajaban a tomar un caf¨¦ o a que les diera un poco el aire. ¡°Se met¨ªan en la sala del comedor y ah¨ª segu¨ªan discutiendo. Com¨ªan un tentempi¨¦ r¨¢pido, nunca nada de sentarse a comer. O bajaban por la noche, cenaban algo, y volv¨ªan al Congreso cuando cerr¨¢bamos¡±, explica. De algunas cosas se acuerda, pero muchas se las han contado, porque entonces ten¨ªa seis a?os. De su ni?ez recuerda a Gabriel Cisneros, porque que era muy simp¨¢tico con ¨¦l, los gorros con orejas al estilo ruso de Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n, y a Sol¨¦ Tura, que era el m¨¢s hippy y vest¨ªa m¨¢s informal. Cree que la relaci¨®n con los pol¨ªticos ¡°era muy familiar, no eran tan distantes como ahora¡±. Le gusta pensar que su bar contribuy¨® a humanizar la pol¨ªtica y que la Constituci¨®n fue posible, en una peque?a parte, por el aroma de sus croquetas: ¡°Para entenderte con alguien te tienes que tomar algo con ¨¦l ?no?¡±.
En los legajos se percibe el aire de cambio desde el primer archivador. El papel oficial de las Cortes lleva todav¨ªa el escudo franquista del Estado, con el ¨¢guila, pero de repente, sorpresa, aparece un folio con el nuevo escudo, mezclado entre los antiguos. Se cuela t¨ªmidamente y con los meses empieza a verse con m¨¢s frecuencia. Deb¨ªan de tener remanente de folios del r¨¦gimen y hab¨ªa que gastarlos. Las cuartillas y primeros borradores pasan a convertirse en gruesos tochos de enmiendas, propuestas y votos particulares, se multiplican las personas que intervienen. Se palpa c¨®mo aquello se iba haciendo algo m¨¢s grande. Hasta que los siete ponentes entregan su primer informe, publicado en el bolet¨ªn oficial de las Cortes el 5 de enero de 1978. Resumen su trabajo: 29 sesiones, del 22 de agosto al 14 de diciembre, 232 horas. ¡°El texto producido tiene un marcado car¨¢cter de compromiso, que constituye su principal virtud, a juicio de los ponentes, y tambi¨¦n una mayor complejidad¡±, escriben. No dejan de elogiar la ayuda de los letrados que les acompa?aron, tres padres m¨¢s an¨®nimos de la Constituci¨®n: Fernando Garrido Falla, Francisco Rubio Llorente y Jos¨¦ Manuel Serrano Alberca.
A partir de ah¨ª el trabajo parlamentario produce una mole interminable de papeles. Todo se ha guardado. En el archivo est¨¢n los telegramas de convocatoria a los diputados. Pilas de folios llamados literal y t¨¦cnicamente ¡°pegote¡±, porque a?ad¨ªan las correcciones con recortes que se pegaban con celo. Luego se llamar¨ªa ¡°chuleta¡± al dictamen que serv¨ªa de base a las discusiones. Tambi¨¦n hay l¨ªneas enmendadas con t¨ªpex. La imagen de c¨®mo se fragu¨® el consenso es este collage de palabras y frases donde se peleaba cada art¨ªculo.
Tras el aluvi¨®n de enmiendas a su primer informe, 1.133 escritos, los ponentes tuvieron que volver al trabajo, que volv¨ªa a ser abrumador. Santiago Carrillo coment¨® que si no los encerraban en un convento no acabar¨ªan nunca. Hicieron algo parecido: se recluyeron en el Parador de Gredos, del 16 al 19 de febrero de 1978. All¨ª les hicieron una de las pocas fotos que les muestra en plena faena. La hizo Javier Lumbreras, del Diario de ?vila, en su d¨ªa libre. ¡°Aquel d¨ªa me fui al monte y, como sol¨ªa hacer, par¨¦ all¨ª para tomarme un caf¨¦, y un conserje con el que ten¨ªa amistad me dijo: ¡®Est¨¢n aqu¨ª escribiendo la Constituci¨®n¡±. Lumbreras se olvid¨® de la excursi¨®n, cogi¨® su c¨¢mara del coche y se sent¨® a esperar. Al cabo de un rato los siete ponentes salieron a la cafeter¨ªa y se acerc¨® a Sol¨¦ Tura a ver si le daban permiso para hacerles una foto. ¡°Lo hablaron y no pusieron problema, pero que fuera r¨¢pido¡±. Cuando volvieron a la reuni¨®n, entr¨® y tom¨® seis fotos.
Parador de Gredos
La imagen, ya famosa, tiene un misterio: aparecen ocho personas, una est¨¢ casi escondida, y los padres de la Constituci¨®n son siete. El fot¨®grafo confiesa que no ten¨ªa ni idea. Consultado al respecto, Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n dice que la persona del fondo es Serrano, uno de los letrados. Y a su lado hay otro, Rubio. Faltar¨ªa entonces uno de los ponentes. Pero P¨¦rez-Llorca va m¨¢s all¨¢: afirma que la persona oculta es Garrido, el tercer letrado, y otra que no se ve bien es ¨¦l mismo. No est¨¢n, por tanto, Sol¨¦ Tura y Cisneros, que habr¨ªan salido un momento.
Luis de la Fuente, que trabajaba en la recepci¨®n del parador y hoy tiene 80 a?os, recuerda que pasaban el d¨ªa en una sala con chimenea y a mediod¨ªa sal¨ªan a dar un paseo, bajando la carretera o en un pinar cercano. ¡°Se llevaban muy bien y dejaron muy buen recuerdo, eran buenas personas todos. A don Gregorio [Peces-Barba] le ten¨ªa que encargar puros de Montecristo, que tra¨ªan en el coche de l¨ªnea desde ?vila. Fumaba uno detr¨¢s de otro. Don Miguel [Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n] se iba dejando la gabardina por todas partes, se ve que ten¨ªa muchas cosas en la cabeza¡±.
La comisi¨®n mixta Congreso-Senado fue la ¨²ltima batalla por el matiz
Era comprensible huir de Madrid, porque el debate desbordaba las paredes del Parlamento. El archivo deja constancia del inter¨¦s ciudadano, pues cualquier persona pod¨ªa aportar ideas y propuestas, y en el legajo 830 reposa una variopinta muestra de todo lo que llegaba. Es un curioso mosaico de la ¨¦poca. Los n¨²meros del DNI solo tienen seis cifras. Hay furibundas protestas de intelectuales por la consideraci¨®n del Patrimonio Nacional en el art¨ªculo 46. Otra carta no menos indignada titulada La pesca en la Constituci¨®n, del sector pesquero, sobre el apartado K del art¨ªculo 146. Se ve que todo el mundo se ley¨® atentamente los borradores, la sociedad segu¨ªa cada coma del debate. Tambi¨¦n proporciona una interesante perspectiva de algunos matices sem¨¢nticos: hay una carta del ¡°Partido ecol¨®gico¡±, no ecologista.
Se leen muchas cartas, a veces varios folios en perfecta caligraf¨ªa, y telegramas de ciudadanos que discrepan o sugieren. Por ejemplo, el 2 de septiembre de 1977 un se?or mand¨® un telegrama: ¡°?Quieren explicarme qu¨¦ es ese principio de confidencialidad y lo que ampara? Stop¡±. Otro ciudadano se emple¨® a fondo, y muy enfadado, para pedir repetidas veces el derecho de voto y elecci¨®n de los espa?oles del extranjero. ¡°Ser parlamentario privilegio de metropolitanos. Stop. Emigrantes igualdad de oportunidades de ser parlamentario que en la Am¨¦rica colonial. Stop. Peor que en las Cortes de C¨¢diz. Stop¡±. Se encuentran aut¨¦nticos desahogos hist¨®ricos, como el de un excombatiente republicano, sargento piloto de Jumilla, que exige que se aclare qu¨¦ graduaci¨®n se le reconocer¨¢ en el nuevo Ej¨¦rcito, adem¨¢s de declararse preocupado por las ¡°ondas magn¨¦ticas¡±: ¡°No he podido ni tener un domicilio, tir¨¢ndome como una fiera a vivir entre lobos a la sierra y creemos que ya es hora de que se nos respete a quienes en nuestra juventud solo vimos en peligro la patria espa?ola y naturalmente lo volver¨ªamos a hacer, pero prefiriendo como nos dijo nuestra maestra morir de pie en vez de vivir de rodillas¡±.
Mensajes de los espa?oles
En general, los mensajes de los espa?oles son representativos de las cuestiones m¨¢s controvertidas, y de hecho algunas lo siguen siendo. Un matrimonio escribe preocupado para saber si la Constituci¨®n ¡°garantizar¨¢ el derecho de los padres a elegir la educaci¨®n de sus hijos¡±. Otro se?or se dirige alarmado a los ponentes, ¡°creyendo mi deber hacerles llegar las impresiones que se oyen y se comentan ante las primicias de su importante trabajo¡±. ¡°He aqu¨ª lo que se dice. 1- Mala impresi¨®n del t¨¦rmino NACIONALIDADES, que se puede evitar y deber¨¢ quitarse. 2- Exceso de materias que se pasan a las regiones¡±. Prosigue la enumeraci¨®n y se despide: ¡°Med¨ªtenlo bien, antes que sea tarde y destroce el borrador y su excelente trabajo¡±.
La cuesti¨®n de la lengua tambi¨¦n fue una de las m¨¢s discutidas. La Real Academia escribi¨® para comunicar que prefer¨ªa que en el art¨ªculo 3 se escribiera que la lengua del Estado es el ¡°castellano¡± y no el espa?ol. Le replic¨® Comunidad Castellana, una asociaci¨®n de Segovia nacida ese a?o en defensa de Castilla, que cre¨ªa en cambio que era ¡°una proposici¨®n perturbadora¡±, dado que el fin de la Constituci¨®n era ¡°fomentar la integraci¨®n fraterna de todos los pueblos espa?oles¡±. ¡°El catal¨¢n, el euskera y el gallego son tan espa?oles como el castellano. Despu¨¦s de tantas represiones, no parece razonable ni justo constitucionalizar ninguna forma de privilegio o de prevalencia a favor del castellano¡±, razonaban. Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca, tambi¨¦n mand¨® una carta (est¨¢ el sobre con un sello de cinco pesetas del Rey) para oponerse, porque ¡°considera de forma discriminatoria las lenguas nacionales distintas del castellano¡±. Al final, qued¨® as¨ª: ¡°El castellano es la lengua espa?ola oficial del Estado¡±. Camilo Jos¨¦ Cela, que era senador, tambi¨¦n intervino y propuso poner ¡°el castellano o espa?ol¡±. Y meses despu¨¦s todav¨ªa mand¨® un telegrama desde Palma: ¡°Ruego a vuestra excelencia que repare en el hecho de que su santidad el Papa habl¨® de la lengua espa?ola en el acto de su coronaci¨®n¡±.
El premio Nobel se implic¨® mucho en la pulcritud gramatical del texto y su paquete de enmiendas, un total de 40, es una lectura entretenida porque deja huella de su estilo. En lo referente a los colores de la bandera, propuso cambiar ¡°es¡± por ¡°consta¡±, con este argumento: ¡°La bandera de Espa?a, como todas, es de trapo y puede ser de papel¡±. Tambi¨¦n rechazaba ¡°gualda¡±: ¡°Es castellano, s¨ª, aunque de origen b¨¢rbaro y uso no muy extendido¡±. Y ¡°villa¡± de Madrid, como capital del Estado: ¡°Es dudoso, o al menos discutible, que Madrid lo sea. De otra parte, ?qu¨¦ nos importa su consideraci¨®n administrativa?¡±. Tambi¨¦n fue contundente al pedir la abolici¨®n de la pena de muerte sin salvedades (finalmente se dej¨® la posibilidad para tiempo de guerra) en el art¨ªculo 15: ¡°No se puede admitir la excepci¨®n a la pena de muerte, y menos en el mismo art¨ªculo en el que se reconoce el derecho a la vida. El hacerlo es una farsa sangrienta¡±. En el archivo se encuentra la plantilla de voto de la propuesta de abolici¨®n de la pena de muerte del PSOE. Fue abordada en la comisi¨®n de asuntos constitucionales y libertades p¨²blicas, el 18 de mayo de 1978, pero no gan¨®: perdi¨® por 17 votos contra 18. Cada art¨ªculo era una trinchera, pero se segu¨ªa adelante una vez superado cada obst¨¢culo.
Tras ser aprobado en el Congreso, el proyecto de Constituci¨®n pas¨® al Senado, que pari¨® otro texto distinto. Entonces hab¨ªa dos, y se cre¨® una comisi¨®n mixta de ambas C¨¢maras para que volviera a convertirse en uno. Hab¨ªa discrepancias en 114 art¨ªculos o disposiciones. La Comisi¨®n Mixta fue la ¨²ltima batalla por el matiz. Dur¨® seis d¨ªas de octubre: 16, 17, 18, 23, 24 y 25. El ¨²ltimo, hasta las 23.45 de la noche. El d¨ªa 23, por ejemplo, fue una paliza, de 9.00 a 21.30 y debi¨® de cundir cierto des¨¢nimo, porque el presidente decidi¨® aplicar una medida de choque: las actas recogen que se hizo ¡°un intervalo de dos horas para almorzar, invitados por don Antonio Hern¨¢ndez Gil¡±. Era el presidente de la comisi¨®n ¡ªen 1986 sufri¨® un atentado de ETA del que sali¨® ileso¡ª y es una prueba m¨¢s de c¨®mo en todo este laborioso proceso las relaciones personales y el factor informal tuvieron una gran importancia.
Por fin se aprob¨® el texto definitivo, que lleg¨® al Congreso el 31 de octubre de 1978, aunque dos d¨ªas despu¨¦s a¨²n hubo que corregir una errata: pon¨ªa ¡°Fuenteventura¡±, en vez de ¡°Fuerteventura¡±. El presidente de la C¨¢mara, Fernando ?lvarez de Miranda, pronunci¨® un emotivo discurso en defensa de ¡°esta grisura de nuestro proyecto constitucional¡±. ¡°Es tal vez el aspecto que mayores cr¨ªticas ha originado, deber¨ªa ser quiz¨¢ el m¨¢s elogiado (¡) Si el derecho es lenguaje del poder, nuestra Constituci¨®n no puede ser sino el lenguaje a ratos balbuciente de nuestro poder constituyente, es decir, del pueblo¡±. Cre¨ªa que la clave del texto, que naci¨® de la nada con esos balbuceos a mano en un cuaderno, ser¨ªa la siguiente: ¡°Modestamente, humildemente, se ha intentado buscar en cada caso la f¨®rmula posible, renunciando siempre a todo prurito de originalidad o de brillantez, y se ha optado, en muchos casos, por soluciones abiertas, no comprometidas, que sacrifican la elegancia de la rotundidad a la necesidad de respetar lo imprevisible de la Historia¡±. Fue aprobado con 326 votos a favor, seis en contra y 14 abstenciones. El diario de sesiones, culminaci¨®n documental de a?o y medio de trabajo, concluye: ¡°Queda aprobado el dictamen de la Comisi¨®n Mixta Congreso-Senado sobre el proyecto de la Constituci¨®n, que comprende el texto completo de la Constituci¨®n. (Grandes aplausos)¡±.
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