As¨ª se hizo
Ya se hab¨ªan legalizado los partidos proscritos por la dictadura y celebrado las primeras elecciones democr¨¢ticas, pero los rescoldos del pasado a¨²n amenazaban con revivir
En pleno verano, el lunes 22 de agosto de 1977, siete diputados, entre los que figuraban un exministro de Franco y un antiguo militante de la organizaci¨®n comunista Bandera Roja, se encerraron en una destartalada habitaci¨®n del Congreso de los Diputados con el encargo de escribir la Constituci¨®n. ¡°Hac¨ªa un calor tremendo en Madrid y all¨ª no hab¨ªa entonces aire acondicionado¡±, recuerda Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, ¡°la falta de medios era absoluta. Nos metieron en una sala muy pobretona, de muebles muy viejos, y con la ¨²nica ayuda de tres letrados de las Cortes y de una funcionaria que se llamaba Celia y que pasaba a m¨¢quina, a veces hasta altas horas de la noche, los art¨ªculos sobre los que hab¨ªa acuerdo. Despu¨¦s, cuando hac¨ªamos alguna modificaci¨®n, ten¨ªa que arreglar el texto con t¨ªpex. Esa era toda la tecnolog¨ªa de la que dispon¨ªamos. Pero est¨¢bamos contentos. Ten¨ªamos por delante una tarea importante, hab¨ªa en la sociedad una inquietud de no volver a las andadas y en el ¨¢nimo de algunos de nosotros estaba muy presente aquel discurso que en 1938, al final de la Guerra Civil, pronunci¨® Manuel Aza?a en Barcelona¡±. P¨¦rez-Llorca dice que todav¨ªa se emociona al recitar de memoria las frases finales:
"Cuando a otras generaciones les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio espa?ol vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucci¨®n, que piensen en los muertos y que escuchen el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perd¨®n..."
Hay ahora en la pol¨ªtica espa?ola un af¨¢n de llevarse mal y demostrarlo. Cualquier atisbo de sinton¨ªa con el adversario es tachado inmediatamente de tibieza, debilidad o incluso traici¨®n. Hace ahora 40 a?os, la situaci¨®n era justo la contraria. No hab¨ªan pasado ni dos a?os de la muerte del dictador. Ya se hab¨ªan celebrado las primeras elecciones democr¨¢ticas, en las que los espa?oles optaron por mantener en el poder a Adolfo Su¨¢rez, convertir en l¨ªder de la oposici¨®n a Felipe Gonz¨¢lez y sentar frente a frente en las Cortes a Manuel Fraga y a Santiago Carrillo. Lo siguiente que tocaba era redactar una Constituci¨®n. En la sesi¨®n del 26 de julio de 1977, el Pleno del Congreso aprob¨® una moci¨®n ¡ªrespaldada por todos los grupos parlamentarios¡ªpor la que se creaba una comisi¨®n constitucional encargada de redactar el proyecto. El 1 de agosto se decidi¨® que los ponentes fueran siete: Jordi Sol¨¦ Tura (por el grupo parlamentario comunista), Miquel Roca Junyent (por la minor¨ªa catalana), Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, Gabriel Cisneros y Miguel Herrero de Mi?¨®n (por la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico), Gregorio Peces-Barba (por el PSOE) y Manuel Fraga Iribarne (por Alianza Popular).
Herrero de Mi?¨®n recuerda que el mensaje que la gente les hac¨ªa llegar era muy claro. ¡°Nos dec¨ªan: p¨®nganse ustedes de acuerdo, que esto salga bien¡±. Y Miquel Roca i Junyent, el que completa la terna de padres vivos de la Constituci¨®n, va incluso m¨¢s all¨¢: ¡°A nosotros nos toc¨® un privilegio enorme, que fue poner por escrito lo que la gente nos ped¨ªa. Fuimos unos meros escribanos, pero para nosotros representaba algo emocionante¡±.
A pesar del deseo general de dejar atr¨¢s la dictadura, fuera de aquella habitaci¨®n del Congreso el ambiente era asfixiante: los asesinatos cada vez m¨¢s numerosos de ETA, el ruido de sables en los cuarteles, los grupos de extrema derecha que el 24 de enero de 1977 hab¨ªan matado a cinco abogados laboralistas en su despacho del n¨²mero 55 de la calle de Atocha de Madrid. Hab¨ªa una necesidad urgente de que la Constituci¨®n, basada en el consenso, se convirtiera en la toma de tierra de una democracia reci¨¦n recuperada. Dice Miquel Roca: ¡°En realidad nuestro trabajo era algo muy simple: elaborar un texto que consiguiera regir la convivencia entre los ciudadanos. Lo importante es que, por primera vez, ¨¦ramos gente procedente de un arco pol¨ªtico muy distinto. Y m¨¢s que eso: las ideas que nosotros represent¨¢bamos se hab¨ªan matado 40 a?os atr¨¢s en las trincheras. Y fuera de ellas¡¡±.
La ponencia vivi¨® momentos de gran tensi¨®n sobre el modelo educativo, econ¨®mico o auton¨®mico
P¨¦rez-Llorca, Herrero de Mi?¨®n y Miquel Roca son los supervivientes de aquel peque?o grupo de diputados. Nacidos en 1940, ten¨ªan 37 a?os ¡ªo estaban a punto de cumplirlos¡ª aquel verano en que se sentaron a escribir la Constituci¨®n. La misma edad que Gabriel Cisneros y pr¨¢cticamente la misma que Gregorio Peces-Barba, nacido en 1938. Los m¨¢s veteranos eran quienes representaban los dos extremos ideol¨®gicos. El exministro franquista Manuel Fraga Iribarne hab¨ªa nacido en 1922 y Jordi Sol¨¦ Tura, quien durante su juventud milit¨® en la Organizaci¨®n Comunista de Espa?a, en 1930.
Los siete padres de la Constituci¨®n pactaron una ¡°confidencialidad patri¨®tica¡± que dur¨® poco
Herrero de Mi?¨®n recuerda: ¡°El hecho de que, con la excepci¨®n de Fraga, todos los componentes perteneci¨¦ramos a la misma generaci¨®n, tuvi¨¦ramos an¨¢loga procedencia universitaria y vini¨¦ramos, con excepci¨®n de Cisneros [y de Fraga], de diversos sectores de oposici¨®n democr¨¢tica ajenos al franquismo, contribuy¨® notablemente al rec¨ªproco entendimiento, a pesar de las l¨®gicas desconfianzas iniciales¡±. Eso no impidi¨®, como resalt¨® Herrero en su libro Memorias de est¨ªo, que la ponencia viviera ¡°momentos de gran tensi¨®n. Las m¨¢s acres discusiones en torno al modelo econ¨®mico, o educativo, o auton¨®mico, nunca afectaron a las buenas relaciones personales, que se confortaban, a media ma?ana y a media tarde, con caf¨¦ y pastas. Pero el choque de temperamentos como los de Fraga y P¨¦rez-Llorca, por solo citar algunos ejemplos, llev¨® a m¨¢s de un momento cargado de dramatismo¡±. Para aliviar la tensi¨®n, a Fraga se le ocurri¨® organizar una ronda de cenas en las que cada ponente ten¨ªa que invitar al resto en su restaurante preferido. El exministro de Informaci¨®n y Turismo escogi¨® Jos¨¦ Luis ¡ªencarg¨¢ndose personalmente de unas queimadas que provocaban ardor de est¨®mago a algunos de sus colegas¡ª; P¨¦rez-Llorca, en el Fig¨®n de Santiago; Roca y Sol¨¦, en La Fonda; y Herrero de Mi?¨®n, en el Nuevo Club. Peces-Barba y Cisneros organizaron almuerzos, respectivamente, en Korynto y Lhardy.
Sentado en una sala de su firma de abogados, que ocupa todo un edificio en el Paseo de la Castellana de Madrid, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca sigue siendo un excelente contador de historias. ¡°Nada m¨¢s empezar las reuniones¡±, explica, ¡°nos dimos cuenta de que aquello iba a ser posible. Porque decidimos en primer lugar trazar un ¨ªndice de la Constituci¨®n. No los contenidos, sino la lista de las cosas que hab¨ªa que tratar. Y aunque con algunas diferencias con respecto al orden de los t¨ªtulos, est¨¢bamos de acuerdo. Alcanzar ese primer acuerdo fue para todos muy importante¡±.
En la siguiente sesi¨®n, los siete diputados pactaron un m¨¦todo en el que, entre otras cosas, incluyeron un principio al que llamaron, de forma rimbombante, ¡°confidencialidad patri¨®tica¡±. P¨¦rez-Llorca lo traduce al rom¨¢n paladino: ¡°Se trataba de dejar fuera a la prensa. Porque una cosa es hacer un pastel en secreto y otra cosa es hacerlo en p¨²blico. Pero la confidencialidad patri¨®tica dur¨® poco, porque hubo una filtraci¨®n a El PA?S y se arm¨®¡±. Un vistazo a la hemeroteca del peri¨®dico resulta esclarecedor de aquellos d¨ªas en que todo estaba cogido con alfileres.
P¨¦rez- Llorca piensa que Roca, portavoz del nacionalismo, incluy¨® demasiados ingredientes
Un d¨ªa antes de la primera reuni¨®n de la ponencia, el domingo 21 de agosto, EL PA?S, que informaba en su portada de la muerte de Groucho Marx y anunciaba un reportaje sobre Elvis Presley ¡ªdesaparecido tambi¨¦n cinco d¨ªas antes¡ª, abr¨ªa el peri¨®dico con una previa sobre los trabajos que estaban a punto de comenzar. Adem¨¢s de informar sobre los diputados que integraban la ponencia, ya ofrec¨ªa una clave importante: ¡°El texto que finalmente llegue a los plenos de ambas C¨¢maras habr¨¢ sido negociado intensamente por los tres partidos mayoritarios, UCD, PSOE y PCE. Los dos ¨²ltimos parecen estar dispuestos a no plantear la discusi¨®n de determinados puntos de planteamiento ideol¨®gico a cambio de conseguir que la Constituci¨®n sea lo suficientemente progresista en otros aspectos como para no tener que modificarla el hipot¨¦tico d¨ªa que lleguen al Gobierno¡±. En el interior aparec¨ªa una informaci¨®n titulada ¡°Constituci¨®n: UCD la quiere ambigua; PSOE y PCE, progresista¡± y un gr¨¢fico en el que se recog¨ªan los puntos clave de la ponencia ¡ªforma de Estado, forma de Gobierno, competencias del Rey o del jefe del Estado¡¡ª y la postura al respecto de los tres principales partidos.
El martes siguiente, el peri¨®dico publicaba una foto de la primera reuni¨®n, en la que se ve¨ªa a Peces-Barba encendi¨¦ndose un puro y al resto de los ponentes rodeando al presidente de la Comisi¨®n Constitucional del Congreso, el centrista Emilio Attard. ¡°Nos llamaban los locos de Attard¡±, sonr¨ªe P¨¦rez-Llorca. Junto a la foto, el t¨ªtulo daba cuenta del primer acuerdo: ¡°Las deliberaciones de la ponencia constitucional ser¨¢n secretas¡±. La informaci¨®n del d¨ªa siguiente, mi¨¦rcoles, ya pon¨ªa en el punto de mira el llamado silencio patri¨®tico: ¡°Los comunistas, contra el pacto de silencio¡±. Y el jueves, en portada, EL PA?S abr¨ªa a todo trapo con una exclusiva firmada por Bonifacio de la Cuadra: ¡°La Constituci¨®n reducir¨¢ los papeles del Rey¡±. El antet¨ªtulo ten¨ªa gracia, porque ya pronosticaba la tormenta que esa exclusiva iba a provocar: ¡°Hoy puede romperse el pacto de silencio de la ponencia¡±. En efecto, las informaciones del viernes recog¨ªan el alboroto y la desconfianza que la filtraci¨®n hab¨ªa provocado entre los ponentes: ¡°Unos est¨¢n sorprendidos y otros, indignados¡±. Uno de los indignados por esa filtraci¨®n y, sobre todo, por la que el 22 de noviembre protagoniz¨® la revista Cuadernos para el Di¨¢logo publicando los 39 primeros art¨ªculos del borrador constitucional, fue Peces-Barba. Su hermana Mercedes lo recuerda con nitidez: ¡°Le sent¨® fatal. Todav¨ªa viv¨ªa en la casa familiar y se enter¨® mientras desayunaba. No s¨¦ si lo escuch¨® en la radio o lo ley¨® en el peri¨®dico, pero s¨ª me acuerdo de que se llev¨® un enfado monumental. Porque aunque ¨¦l se guardaba mucho de no contar m¨¢s cosas de la cuenta, al publicarse en Cuadernos para el Di¨¢logo y en EL PA?S sinti¨® que se pod¨ªa sospechar de ¨¦l. Desde entonces, tuvo m¨¢s cuidado si cabe con todos los papeles y a m¨ª me ech¨® una bronca un d¨ªa que me encontr¨® husmeando en su despacho. Para mi hermano Gregorio, elaborar la Constituci¨®n fue el trabajo de su vida. ?l era m¨¢s que nada un profesor universitario, pero participar en la redacci¨®n de la Constituci¨®n uni¨® los dos trabajos que ¨¦l amaba, la universidad y la pol¨ªtica¡±. Cuenta Mercedes Peces-Barba que, a ra¨ªz de aquella ¨¦poca, su hermano Gregorio mantuvo muy buena relaci¨®n con Fraga, quien ¡°le mandaba siempre un cap¨®n en Navidad¡±.
La forma del Gobierno o las competencias del Rey fueron los primeros obst¨¢culos del debate
Despu¨¦s del fracaso de la confidencialidad, los ponentes acordaron una presidencia rotatoria que informara a la prensa diariamente, pero sin entrar en detalles. Otro punto metodol¨®gico que, seg¨²n P¨¦rez-Llorca, contribuy¨® al ¨¦xito de la empresa fue el seguir adelante contra viento y marea: ¡°Llegamos a la conclusi¨®n de que cuando empez¨¢ramos a escribir los art¨ªculos tropezar¨ªamos, as¨ª que dijimos: en vez de tropezar y pararnos, aparcaremos los asuntos en discusi¨®n y seguiremos con el siguiente. Eso fue muy importante, porque si hubi¨¦ramos parado con los tropiezos, se habr¨ªan agrandado¡±. El otro factor que result¨® clave para el ¨¦xito fue el humano. ¡°El trato con Gregorio era estupendo¡±, contin¨²a el exdiputado centrista, ¡°aunque tuviera una visi¨®n muy profesoral, muy doctrinal de las cosas, que a veces se convert¨ªa en un poco dogm¨¢tica. Pero era f¨¢cil de trato. Jordi Sol¨¦ Tura era un tipo encantador y se dio cuenta de que aquello que pregonaban no era lo que hab¨ªa que hacer all¨ª. Los tres de UCD, Miguel Herrero, Gaby [Cisneros] y yo nos llev¨¢bamos bien. Fraga tom¨® distancia de nosotros, m¨¢s bien por la diferencia generacional, y Miquel Roca era un gran pastelero, un magn¨ªfico pastelero, inteligente, que siempre met¨ªa su ingrediente en los pasteles¡¡±.
Todav¨ªa hoy, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, Llorca piensa que tal vez Roca, que actuaba como portavoz de los nacionalismos, incluy¨® demasiados ingredientes. La tarde del 22 de octubre de 2018, la asociaci¨®n de jueces y magistrados Francisco de Vitoria reuni¨® a los tres padres de la Constituci¨®n en el Congreso de los Diputados para celebrar los 40 a?os de Constituci¨®n. Aunque se constata que el afecto mutuo sigue estando por encima de las diferencias, Llorca se dirige a Roca y le dice: ¡°Miquel, t¨² sabes la enorme amistad, consideraci¨®n y admiraci¨®n que te tengo, pero yo creo que de los que menos han renunciado al final han sido los nacionalistas. Entre los nacionalismos y la enorme cantidad de conflictos que tiene que asumir el poder judicial, estamos en un momento de crisis pol¨ªtica, social e institucional. En esa crisis hay una operaci¨®n en marcha de jaque al Rey. Don Felipe ha sido puesto en la diana de determinadas fuerzas pol¨ªticas y hay que tener en cuenta que el Rey es la clave del arco institucional. Las instituciones que tenemos son una arquitectura bien labrada. Pero ya sabemos qu¨¦ sucede si se quita la clave de un arco, todo se cae. Ya nos ha pasado en el pasado. Si tuviera ¨¦xito esta operaci¨®n de jaque al Rey, supondr¨ªa un salto en el vac¨ªo, que es lo que se evit¨® en la Transici¨®n¡±.
¡°La realidad no corresponde siempre al ideal imaginado¡±
Hace 40 a?os, hasta los m¨¢s cr¨ªticos con la monarqu¨ªa sab¨ªan que intentar restaurar la rep¨²blica inmediatamente despu¨¦s de la muerte de Franco era una guerra perdida. Un ejemplo fue la intervenci¨®n de Santiago Carrillo en mayo de 1978, una vez que los siete integrantes de la ponencia hab¨ªan elaborado el primer texto y el debate constitucional pas¨® al Congreso. El l¨ªder comunista, que entonces ten¨ªa 63 a?os y acababa de regresar a Espa?a despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas en el exilio, pronuncia un discurso en el que reconoce el papel de bisagra del rey Juan Carlos en el ¡°dif¨ªcil equilibrio pol¨ªtico establecido¡± tras la muerte de Franco y lanza una advertencia: ¡°Si en las condiciones concretas de Espa?a pusi¨¦ramos sobre el tapete la cuesti¨®n de la rep¨²blica, correr¨ªamos hacia una aventura catastr¨®fica en la que, seguro, no obtendr¨ªamos la rep¨²blica, pero perder¨ªamos la democracia¡±. Carrillo no solo sepulta as¨ª el viejo sue?o de tantos republicanos, sino que, a modo de epitafio, coloca sobre su tumba una frase que iba a envolver tantos otros pasajes de la Transici¨®n: ¡°La realidad no corresponde siempre al ideal imaginado¡±.
Carrillo sobre rep¨²blica o monarqu¨ªa: ¡°La realidad no se corresponde al ideal imaginado¡±
El diputado Heribert Barrera, de Esquerra Republica de Catalunya (ERC), fue m¨¢s dif¨ªcil de contentar. C¨¦lebre fue el discurso en el que advirti¨®: ¡°No me parece exacto que la monarqu¨ªa haya sido el motor del cambio: el motor ha sido el pueblo, y don Juan Carlos ha sido el conductor, el afortunado conductor. La monarqu¨ªa es, d¨ªgase lo que se diga, una apuesta sobre las virtudes del pr¨ªncipe. Y no creo, se?ores diputados, que sea prudente asentar el Estado sobre el azar de las combinaciones cromos¨®micas¡±.
Un ideal republicano, el de los que perdieron la guerra, que tambi¨¦n sucumbi¨® en otros pasajes relacionados con la monarqu¨ªa. Ya entonces hubo algunos diputados que se opusieron a que el art¨ªculo 57.1 de la Constituci¨®n consagrase la prevalencia del hombre sobre la mujer en el orden sucesorio de la Corona.
Preguntado sobre si aquello suscit¨® alguna pol¨¦mica, Herrero de Mi?¨®n le quita hierro al asunto: ¡°Eso lo plante¨® exclusivamente una diputada de UCD, pero luego no lleg¨® a ning¨²n sitio¡±. La diputada [a la que entrevistamos en este suplemento] se llama Mar¨ªa Teresa Revilla, pertenec¨ªa al partido de Su¨¢rez e intent¨® por todos los medios presionar, primero a los ponentes y despu¨¦s a los constituyentes, para que la mujer no fuera discriminada en la Corona. La cuesti¨®n, seg¨²n ha podido saber ahora este peri¨®dico, es que hubo presiones m¨¢s contundentes que el de una simple diputada. ¡°Nosotros¡±, explica uno de los parlamentarios consultados, ¡°no ten¨ªamos acceso directo al rey Juan Carlos, porque eso le correspond¨ªa al presidente Su¨¢rez, y lo cierto es que el Rey se mantuvo formalmente al margen. La ¨²nica indicaci¨®n que, al menos yo, recib¨ª de La Zarzuela fue a cuenta precisamente de la prevalencia del var¨®n en la sucesi¨®n. Me llam¨® Sabino [Fern¨¢ndez Campo, jefe de la Casa del Rey ] y me dijo que, si elimin¨¢bamos la prevalencia, ¨ªbamos a introducir un cisma en la familia real tremendo, porque tanto don Juan como don Juan Carlos hab¨ªan tenido hermanas mayores¡¡±. El caso es que el art¨ªculo 57.1 consagr¨® ¡ªy sigue consagrando, 40 a?os despu¨¦s¡ª la prevalencia del var¨®n en la sucesi¨®n, y cuando, meses despu¨¦s de entregado el texto constitucional, se debati¨® en el Congreso, ni siquiera recibi¨® enmiendas. El s¨ª se impuso, con 132 votos, pero se registraron 15 noes y 123 abstenciones.
El borrador de la Constituci¨®n recibi¨® muchas cr¨ªticas pero apenas se modific¨®
Los socialistas, que se abstuvieron para no romper el consenso constitucional, solo manifestaron su oposici¨®n de forma testimonial. Enrique M¨²gica Herzog dijo: ¡°Esto es una discriminaci¨®n entre ambos sexos. La igualdad entre var¨®n y hembra debe manifestarse en todos los aspectos de la vida social sin excepci¨®n, y por eso nos hemos abstenido de votar el p¨¢rrafo 1 del art¨ªculo 57¡±. Ahora, a sus 86 a?os, sigue considerando que aquel art¨ªculo es discriminatorio, pero da una clave de por qu¨¦, en aquel momento hist¨®rico, el PSOE de Felipe Gonz¨¢lez ¡ªcomo tambi¨¦n hizo el PCE de Santiago Carrillo¡ª opt¨® por no entorpecer la legitimaci¨®n de la monarqu¨ªa a trav¨¦s de la Constituci¨®n: ¡°La idea del PSOE era mantener la tradici¨®n republicana que ven¨ªa desde la dictadura de Primo de Rivera. Pero, tras la muerte de Franco, aceptamos y asumimos la Corona. Hay que tener en cuenta que, al defender la Constituci¨®n en su integridad, tambi¨¦n ten¨ªamos que defender al Rey como jefe del Estado. Adem¨¢s, la actitud de don Juan Carlos fue muy importante en la restauraci¨®n de la democracia. Los restos del franquismo ten¨ªan todav¨ªa mucho poder, como se vio despu¨¦s en el intento del golpe de Estado. Se puede decir que la democracia le ha venido bien a la monarqu¨ªa, y la Corona le ha venido bien a la democracia¡±.
Primer borrador
En diciembre de 1977, cuatro meses despu¨¦s de aquella primera reuni¨®n, los siete ponentes presentaron un primer borrador de la Constituci¨®n. ¡°Aquel borrador se parece bastante al texto definitivo¡±, recuerda P¨¦rez-Llorca, ¡°pero recibimos unas cr¨ªticas espantosas, desde la extrema derecha a la extrema izquierda, as¨ª que me dije para m¨ª: esto no est¨¢ tan mal¡±. El 16 de febrero, los ponentes buscaron la tranquilidad del Parador de Gredos para analizar las miles de enmiendas. Felisa Lunas, de 74 a?os, trabajaba all¨ª de camarera y recuerda muy bien aquellos d¨ªas: ¡°No s¨¦ de qui¨¦n fue la idea de traerlos aqu¨ª, pero pienso que fue de Fraga. ?l ya ven¨ªa mucho de antes, de cuando era ministro. Ven¨ªa con la familia, a pescar truchas en el Tormes, a cazar¡ Se sent¨ªa un poco el anfitri¨®n. Trabajaban en un sal¨®n muy bonito, con un gran ventanal. All¨ª no se sent¨ªan acosados por la prensa y estaban muy a gusto, como en su casa. Mi marido Maximiliano, que trabajaba en mantenimiento, bajaba todos los d¨ªas a ?vila a buscar la prensa. Tra¨ªa todos los peri¨®dicos, de derechas y de izquierdas, y entraba al sal¨®n a d¨¢rselos. De todos modos, cada uno ten¨ªa su transistor, que se dec¨ªa entonces. Eran serios y educados, hablaban con todo el mundo. Hab¨ªa mucha armon¨ªa. La gente de aquellos a?os solo quer¨ªamos paz y un pa¨ªs mejor¡±.
De vuelta a la ciudad, la armon¨ªa ya no era tanta. Los ponentes recuerdan que la discusi¨®n encall¨® en temas como la educaci¨®n o la mayor¨ªa de edad. Tampoco fue f¨¢cil la elaboraci¨®n de asuntos tan importantes como las nacionalidades, la religi¨®n o la pena de muerte. ¡°Un d¨ªa¡±, recuerda P¨¦rez-Llorca, ¡°Su¨¢rez se inquiet¨® y me llam¨®: ¡®estamos votando con Fraga y esto no puede ser, no puede ser. Esta noche vas a ir a una cena¡¯. Y se hizo la cena del consenso. Fue en el restaurante Jos¨¦ Luis. Hay una placa que lo recuerda. Fueron a esa cena Fernando Abril y Alfonso Guerra, como pont¨ªfices. Alfonso se trajo a Enrique M¨²gica y luego est¨¢bamos Gregorio, Gaby y yo. Desatascamos muchos temas que estaban aparcados y que ya se ven¨ªan encima¡±. El contexto, recuerdan los ponentes, segu¨ªa siendo complicado: ¡°Cada vez que avanz¨¢bamos, ETA pegaba. Cien muertos al a?o. Pero eso, en vez de abandonar, nos impulsaba a ir hacia delante. Tambi¨¦n estaba la extrema derecha, pero no consegu¨ªa movilizar. El miedo era otro. Los militares. Pero ah¨ª estaba Guti¨¦rrez Mellado¡±.
Ahora que han pasado 40 a?os, Roca Junyent recuerda algo muy importante: ¡°A veces tomamos como punto de referencia para muchas cosas la Ley Fundamental de Bonn [la Constituci¨®n promulgada el 22 de mayo de 1949 para Alemania Occidental]. Pues bien, aquella Constituci¨®n la hicieron los tanques americanos. Los tanques americanos. Nuestra Constituci¨®n, en cambio, la hicimos nosotros. Hablando, dialogando, discrepando, enfad¨¢ndonos, volviendo a hablar otra vez, encontr¨¢ndonos y construyendo¡. Y durante muchos a?os, en el mundo entero hemos constituido una referencia de calidad democr¨¢tica. Y no ha sido frecuente en la historia pol¨ªtica de Espa?a habernos convertido en ejemplo. Hicimos una apuesta que descansaba en la experiencia dram¨¢tica de la Guerra Civil y de la dictadura¡±. Para Roca, aquel discurso de ¡°paz, piedad, perd¨®n¡± que pronunci¨® Aza?a en Barcelona se encarna tambi¨¦n en una fotograf¨ªa de Marisa Fl¨®rez que est¨¢ colgada ahora en el Congreso de los Diputados: ¡°La Pasionaria y Rafael Alberti bajando de sus esca?os para tomar posesi¨®n de la mesa de edad que iba a constituirse. Para cualquiera, hubiera estado donde hubiera estado hist¨®ricamente, aquello fue muy importante. Bajaron por la escalera central, entre la expectaci¨®n de los diputados, saludaron a todos y se pusieron a construir un Estado social y democr¨¢tico de derecho¡±.
Cambios Constitucionales
EL PRIMER BORRADOR | LA CONSTITUCI?N | |
ART. 2 | La Constituci¨®n se fundamenta en la unidad de Espa?a y la solidaridad entre sus pueblos y reconoce el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran. | La Constituci¨®n se fundamenta en la indisoluble unidad de la Naci¨®n espa?ola, patria com¨²n e indivisible de todos los espa?oles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.? |
ART. 4 | La bandera de Espa?a es de tres franjas horizontales, roja, gualda y rojo, siendo la gualda de doble anchura que las rojas.? | La bandera de Espa?a es de tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas. |
ART. 15 | La persona tiene derecho a la vida y a la integridad f¨ªsica, sin que, en ning¨²n caso, pueda ser sometida a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes.? | Todos tienen derecho a la vida y a la integridad f¨ªsica y moral, sin que, en ning¨²n caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes militares para tiempos de guerra.? |
ART. 20.1.0 | Se reconoce y protege el derecho a comunicar o recibir libremente informaci¨®n veraz por cualquier medio de difusi¨®n.? | Se reconoce y protege el derecho a comunicar o recibir libremente informaci¨®n veraz por cualquier medio de difusi¨®n. La ley regular¨¢ el derecho a la cl¨¢usula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.? |
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