Republicanismo catal¨¢n y federalismo europeo
Los pr¨®ximos a?os de mi vida no ser¨¢n f¨¢ciles, pero mi prop¨®sito es una Catalu?a libre en una Europa federal
Mi pasi¨®n por la pol¨ªtica nace de la voluntad de combatir la injusticia, en Catalu?a y en todas partes, y a menudo afirmo que entre mis prioridades est¨¢n las escuelas, el trabajo y las familias. Como republicano, quiero un sistema educativo que garantice la libertad de conciencia, el sentido cr¨ªtico, la igualdad de oportunidades y la creatividad de cada miembro de la sociedad. Quiero lugares de trabajo dignos y productivos, en una econom¨ªa que combine libertad efectiva, eficiencia y equidad. Y quiero familias que disfruten de todo el apoyo p¨²blico necesario para vivir con dignidad en una sociedad plural, inclusiva y cohesionada.
Nos hab¨ªamos acostumbrado a pensar que en Europa estas cuestiones estaban garantizadas desde hace d¨¦cadas. Pero hoy la realidad es que est¨¢n en peligro en gran parte del continente. El trabajo que hay que hacer al respecto es ingente. Derechos como la vivienda o un sueldo digno son, cada vez m¨¢s, un privilegio para una parte cada vez mayor de nuestra sociedad. En estos aspectos concretos puede parecer que estamos m¨¢s cerca de la primera que de la segunda mitad del siglo XX. Tener trabajo y sueldo ya no siempre es una garant¨ªa contra la precariedad, especialmente entre las generaciones m¨¢s j¨®venes. Y donde hay precariedad acabar¨¢ habiendo angustia, exclusi¨®n y, como consecuencia, extremismos pol¨ªticos y religiosos.
Para tener ciudadanos m¨¢s libres, econom¨ªas m¨¢s pr¨®speras, familias m¨¢s fuertes, sociedades m¨¢s equitativas y con m¨¢s esp¨ªritu cr¨ªtico, necesitamos instituciones comunitarias m¨¢s eficientes y democr¨¢ticas, que, entre otras cosas, aseguren que los grandes poderes econ¨®micos estar¨¢n bajo control del conjunto de la ciudadan¨ªa europea. El federalismo europeo es clave en este sentido. La econom¨ªa es cada vez m¨¢s transnacional y huye con facilidad del control de los viejos estados nacionalistas. Algunos actores econ¨®micos son tan poderosos que someten los Estados a sus intereses, menospreciando los derechos y la dignidad de las personas, de las familias y de las sociedades.
Las naciones son cada vez m¨¢s interdependientes, es cierto. Y, adem¨¢s, los temas que determinan la libertad y la prosperidad de los ciudadanos est¨¢n estrechamente relacionados. Por ejemplo, la sostenibilidad de las pensiones est¨¢ fuertemente condicionada por la din¨¢mica de la natalidad. Del mismo modo, para que las pol¨ªticas de natalidad sean efectivas, hay que garantizar la educaci¨®n gratuita entre los 0 y los 3 a?os, asegurar unas bajas de maternidad y paternidad justas y adecuadas, y disponer de una vivienda digna y asequible para todo el mundo. Todo esto tambi¨¦n exige que las pol¨ªticas fiscales sean m¨¢s eficaces, y que se incluyan, entre otras medidas, la lucha contra el fraude y la evasi¨®n fiscales, as¨ª como una distribuci¨®n m¨¢s justa y eficiente de las rentas del trabajo y del capital. As¨ª mismo, la creaci¨®n de riqueza precisa de una sociedad m¨¢s formada y en la cual se apueste de forma clara por la investigaci¨®n, la formaci¨®n profesional y el multiling¨¹ismo (como la incorporaci¨®n del chino y del ¨¢rabe como lenguas optativas en los estudios de secundaria en Catalu?a).
La mayor¨ªa de los Estados est¨¢n demasiado alejados de la gente, porque a menudo sirven a grandes poderes econ¨®micos transnacionales sobre los que no tienen control, y est¨¢n gestionados por oligarqu¨ªas burocr¨¢ticas cada vez m¨¢s blindadas contra el control democr¨¢tico y la din¨¢mica meritocr¨¢tica. Solo hay que constatar c¨®mo muchos de los grandes cargos p¨²blicos son ocupados, generaci¨®n tras generaci¨®n, por las mismas familias, y c¨®mo han convertido universidades enteras en m¨¢quinas de subasta de t¨ªtulos vac¨ªos de contenido real. La compraventa de favores contribuye a privatizar y a convertir en hereditaria la direcci¨®n de administraciones y gobiernos, bloqueando as¨ª una pieza vital del ascensor social de las clases medianas y trabajadoras.
Es por todo esto que Europa se encuentra ante un cruce: por un lado, una derecha cada vez m¨¢s extrema que quiere reforzar los Estados ante las instituciones comunes, que margina a segmentos cada vez m¨¢s amplios de la sociedad, que recorta derechos civiles, pol¨ªticos y sociales, que se somete al ego¨ªsmo de los grandes poderes econ¨®micos, que cierra fronteras y se a¨ªsla respecto al mundo; y, de la otra, una izquierda moderna, republicana, federalista europea, socialmente ambiciosa, internacionalista y defensora de una econom¨ªa eficiente, sostenible y equitativa.
El republicanismo en Catalu?a es inseparable tanto del catalanismo como del federalismo europeo. Las tres corrientes han ido ligadas hist¨®ricamente por un mismo deseo de libertad personal, justicia social y fraternidad entre los pueblos. Porque soy republicano y catalanista, soy tambi¨¦n federalista europeo. Y como federalista europeo quiero unas instituciones comunitarias m¨¢s fuertes y democr¨¢ticas, y en particular un Parlamento Europeo con capacidad de iniciativa legislativa que pueda ejercer un control efectivo sobre la Comisi¨®n Europea, y que sea capaz de impulsar pol¨ªticas econ¨®micas y sociales justas, eficientes y sostenibles.
Es de esperar que los pr¨®ximos a?os de mi vida no ser¨¢n precisamente f¨¢ciles, pero tengo claro que quiero que sirvan a un prop¨®sito. Y este prop¨®sito ser¨¢ conseguir una Catalu?a libre dentro de una Europa federal y democr¨¢tica, guiada por los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Una Europa donde cada uno vea asegurado, finalmente, el derecho a la b¨²squeda de la felicidad, que es la ¨²nica raz¨®n que justifica la existencia de los gobiernos. La alfa y la omega de la pol¨ªtica republicana.
Oriol Junqueras, presidente de ERC, est¨¢ en prisi¨®n preventiva acusado del delito de rebeli¨®n.
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