Barcelona, el d¨ªa despu¨¦s
Catalu?a no es un estado de excepci¨®n, aunque moralmente una parte de la sociedad s¨ª lo est¨¢
El viernes a las siete de la ma?ana, en Via Laietana, una calle cortada de principio a fin, la Jefatura Superior de Polic¨ªa Nacional de Barcelona estaba blindada. Al tradicional vallado se un¨ªan varios m¨¢s de seguridad que hac¨ªan imposible pillar por sorpresa semejante escenario simb¨®lico para el independentismo; un n¨²mero indeterminado de furgones en los alrededores lo rodeaba todo. Grupos de agentes entraban y sal¨ªan del edificio y se apostaban en los alrededores, a veces con una sincronizaci¨®n de videojuego. Frente a ellos, ese d¨ªa y siempre, un cartel en un edificio dice: ¡°Independencia¡±. Por all¨ª pasaban con indiferencia los manifestantes, salvo algunos que dedicaron c¨¢nticos o insultos a la sede. El s¨¢bado a la misma hora, en la Jefatura Superior de la Polic¨ªa Nacional hab¨ªa unas simples vallas, la mayor¨ªa de furgones se hab¨ªan ido a las diez de la noche del d¨ªa anterior y dos agentes que estaban en la puerta atend¨ªan a una se?ora que estaba preguntando por la direcci¨®n de una calle.
Hay lugares en los que la cr¨®nica de una fecha hist¨®rica hay que escribirla el d¨ªa despu¨¦s. No para restarle gravedad sino para contextualizarla. Catalu?a no es un estado de excepci¨®n, al menos f¨ªsicamente; moralmente, una parte importante de su sociedad s¨ª lo est¨¢: cree que de estos a?os no se saldr¨¢ con un acuerdo, sino con su imposici¨®n o la contraria. Sirva como ejemplo la agresi¨®n a un periodista de Intereconom¨ªa. El golpe es grave y en caliente se puede pensar que es lo m¨¢s grave de todo, pero la gravedad no es un violento ejerciendo, al fin y al cabo es su naturaleza, sino los no violentos que dec¨ªan que no era para tanto, que era un montaje, que el golpe lo hab¨ªa dado un infiltrado, o contaban, como el medio RAC1, que el periodista se hab¨ªa encarado, le hab¨ªan golpeado y el golpe lo condenaba el PP, como si el hecho de que el PP condenase una agresi¨®n la hiciese ¡°algo¡± merecedora. En la mayor escala de gravedad se sit¨²a, sin embargo, el muchacho que en el v¨ªdeo censuraba el golpe, pero lo contextualizaba a su manera: ¡°Vais provocando¡±. Porque el d¨ªa despu¨¦s, cuando todo el mundo ha visto, ha le¨ªdo y ha pensado, la reflexi¨®n es que el independentismo que pega un pu?etazo es eso, un solo pu?etazo de miles de personas en la calle sin impacto pol¨ªtico, pero el independentismo que se apresura a encontrar atajos morales para restarle gravedad a la violencia es un porcentaje mayor. Y ¨¦se tiene una influencia pol¨ªtica que llega hasta la presidencia de la Generalitat, cuando no es la propia presidencia de la Generalitat la que extiende su influencia.
Adem¨¢s de una soluci¨®n pol¨ªtica, activada la judicial en lo que respecto a los delitos, Catalu?a necesita perspectiva. O renovar la que hay. Los medios de Madrid que buscan salida e insisten en el di¨¢logo parecen dirigirse en sus editoriales a hacer pedagog¨ªa entre constitucionalistas y advertirles de la estrategia pol¨ªtica de la derecha, centrada en el sofocamiento y rendici¨®n; los medios de Barcelona que tienen el mismo objetivo de acuerdo hacen lo mismo pero reprendiendo al independentismo que rechaza los gestos del Gobierno y considera rota cualquier relaci¨®n, puesto que para ellos la ¨²nica soluci¨®n es una nueva declaraci¨®n unilateral y activar una Rep¨²blica que no existe, como bien explic¨® un mosso el viernes, m¨¢s que en su imaginaci¨®n.
En medio est¨¢, sino lo interesante, s¨ª lo importante. No los que teorizan con inteligencia o sin ella, no los periodistas o tertulianos que dictan el discurso p¨²blico, ni los pol¨ªticos que hablan de humillaci¨®n por entablar di¨¢logo con la Generalitat cuando aplaud¨ªan el di¨¢logo de su Gobierno con ETA, ni siquiera los que, como Casado, hablan de ¡°rescatar¡± el Estado ¡°vendido¡± con los lideres del proc¨¦s encarcelados sin juicio o huidos: qu¨¦ quiere, ?liberarlos o condenarlos ya? Ni S¨¢nchez, cuya pol¨ªtica en Catalu?a da la impresi¨®n de ser dictada por las encuestas, ni Torra, un hombre que se esfuerza en parecer en continuo estado de delirio, como si el proc¨¦s hubiera encontrado un personaje a la medida que lo representase.
Es, lo del medio, la gigantesca masa social que hab¨ªa aprendido a convivir con el conflicto pol¨ªtico y ahora lidia tambi¨¦n con ¨¦l cuando es social y callejero, cuando la irresponsabilidad de sus l¨ªderes les traslad¨® la misi¨®n de ocupar su lugar y hacerles el trabajo sucio. Por esa Barcelona nos preguntan en Madrid a los periodistas que la visitamos porque nos dicen que no estamos ¡°intoxicados¡±, como si viajar s¨®lo en los d¨ªas de disturbios, cargas policiales y calles cortadas diese una visi¨®n m¨¢s amplia que la del d¨ªa a d¨ªa, y no tuvi¨¦semos la tentaci¨®n de contar que es una ciudad permanentemente en guerra o echada a perder. Todo lo que se puede decir es que hay un grave problema pol¨ªtico que se ha convertido en un problema social, cuyos l¨ªderes tienen un problema judicial del que el Estado no se ha abstenido. Y que necesita, esa Catalu?a cansada que ha aprendido a hacer que nada pasa, el aire y la tregua que sus propios pol¨ªticos est¨¦n dispuestos a darle. A veces pagando un precio.
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