El peaje de una foto y el cord¨®n sanitario
Vox busca la fuerza demoledora de una imagen con el PP y el partido de Rivera. Es el precio que exige para entregar la Junta de Andaluc¨ªa
La pol¨ªtica tiene un alto componente de teatralizaci¨®n y en ella los s¨ªmbolos desempe?an asimismo un papel fundamental. Y la negociaci¨®n del nuevo Gobierno de Andaluc¨ªa, como es l¨®gico, tiene una importante dosis de ambos elementos. PP, Ciudadanos y Vox saben que no pueden desaprovechar la ocasi¨®n que les presta la historia de desalojar al PSOE de la Junta tras 36 a?os de permanencia ininterrumpida en el poder. Pese a la sobreactuaci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas, renunciar a esta oportunidad tendr¨ªa, previsiblemente, unas consecuencias que ninguno est¨¢ dispuesto a asumir en unas nuevas elecciones.
Obligados tarde o temprano al acuerdo, el principal escollo es el encaje de Vox en la escenificaci¨®n del pacto para la investidura del popular Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta. Pero mientras que el PP no ha tenido ning¨²n problema en reconocer al partido de extrema derecha como un actor m¨¢s del escenario pol¨ªtico desde su sorprendente entrada en el Parlamento aut¨®nomo en las elecciones del 2 de diciembre, Ciudadanos ha intentado distanciarse desde entonces de una formaci¨®n que defiende postulados xen¨®fobos, ataca el movimiento feminista y cuestiona la Espa?a auton¨®mica. Bien por presiones de sus socios europeos, bien por no espantar a sus votantes m¨¢s ubicados en el centro, bien por convicciones firmes... lo cierto es que el partido de Rivera ha cre¨ªdo o hecho creer que la alternancia en Andaluc¨ªa llegar¨ªa como fruta madura sin necesidad de mezclarse con Vox.
Los cruces de mensajes entre dirigentes de ambos partidos han sido hasta el momento a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n o de las redes sociales ¡ªSantiago Abascal llam¨® recientemente a Albert Rivera ¡°cosmopaleto¡±¡ª, pero el tiempo apremia y la funci¨®n teatral de la negociaci¨®n se aproxima a su fin. Y llega el momento en el que se impone la fuerza de los s¨ªmbolos. Es en este terreno de juego en el que hay que entender la exigencia del l¨ªder de Vox de una reuni¨®n con PP y Ciudadanos para negociar su apoyo en Andaluc¨ªa.
En sus mensajes en Twitter, Abascal no ha puesto condiciones imposibles para propiciar el cambio en la comunidad m¨¢s poblada de Espa?a. De hecho, lo que exige es una cita para que se ¡°escuchen¡± sus propuestas ante el acuerdo de gobierno ya cerrado por Ciudadanos y PP. Vox sabe mejor que nadie que sus 12 diputados son imprescindibles y busca la fuerza demoledora de una foto con ambas formaciones. Es la forma m¨¢s r¨¢pida de romper el cord¨®n sanitario, de recibir un aval que le d¨¦ un sello de legitimidad en el sistema de partidos espa?ol, de mostrar su utilidad como palanca de cambio... Y esa foto, con todo lo que implica, es el peaje que reclama a Rivera para entregarle la Junta de Andaluc¨ªa.
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