El juez exige la autopsia de un cad¨¢ver cuando lo velaban en el tanatorio
Un error administrativo obliga a trasladar el cuerpo de una mujer al forense de Santiago a cuatro horas de su entierro
En las primeras horas del 2019 Mar¨ªa del R¨ªo Antelo, una mujer de 70 a?os vecina del municipio coru?¨¦s de Outes, fallec¨ªa en la unidad de paliativos del Hospital Gil Casares del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago. Cuando, al d¨ªa siguiente, familiares, amigos y vecinos la velaban en el tanatorio a escasas cuatro horas ya del entierro, los empleados de la funeraria se abrieron paso para retirar el f¨¦retro y trasladar el cuerpo de la difunta al forense en cumplimiento de una orden judicial para confirmar la causa de la muerte. La familia de Mar¨ªa del R¨ªo reclama explicaciones y afirma haber tenido noticias de que su caso no ha sido el ¨²nico que ha tenido que pasar por el forense ese mismo d¨ªa pese a contar con un certificado de defunci¨®n por muerte natural. El hospital compostelano sostiene que no ha habido error alguno por su parte y que no reclam¨® la devoluci¨®n del cad¨¢ver. ¡°Es una cuesti¨®n judicial¡±, sostienen desde la Xunta desvincul¨¢ndose del suceso. La Conseller¨ªa de Xustiza desconoce si ha habido otros requerimientos judiciales para autopsias ese mismo d¨ªa.
La primavera pasada Mar¨ªa del R¨ªo sufri¨® un ictus (accidente cerebrovascular) y una ca¨ªda que la mantuvieron hospitalizada durante dos meses en el complejo hospitalario dependiente del Servicio Galego de Sa¨²de (Sergas). Tras pasar seis meses en su casa, la mujer volvi¨® a encontrarse mal y reingres¨®. Apenas comenzado el a?o nuevo le sobrevino la muerte. Mientras m¨¢s de medio centenar de personas la velaban este mi¨¦rcoles en un tanatorio del municipio, un juzgado de Santiago reclamaba su cuerpo, a escasas cuatro horas del entierro, para practicarle una autopsia.
Al parecer no quedaba claro en el certificado de defunci¨®n si la muerte se hab¨ªa producido por un traumatismo cerebral o por una parada cardiorespiratoria, explican sus allegados y desmiente el hospital que precisa, a trav¨¦s de un portavoz oficial, que quiz¨¢s los familiares ¡°no sepan interpretar el certificado de defunci¨®n en el que se apuntan causa, antecedentes e inicio¡± de la enfermedad del difunto.
¡°Yo no s¨¦ si interpret¨¦ bien o mal el certificado; no tengo estudios de Medicina¡±, replica el yerno de la fallecida, Jos¨¦ Mar¨ªa Su¨¢rez. Asegura que no culpa al hospital porque desconoce lo ocurrido ¡°pero s¨¦ que tiene que haber un responsable que, desde luego, nos debe una explicaci¨®n y unas disculpas¡±, sostiene, recordando que ¡°ya escuchamos m¨¢s historias como esta por aqu¨ª¡±.
¡°Alguien tiene que ser responsable: que d¨¦ la cara¡±, insiste el yerno de la fallecida tras describir el enorme impacto que supuso para la familia recibir la orden judicial para practicar la autopsia a la mujer cuando apenas faltaban cuatro horas para el entierro y con m¨¢s de medio centenar de personas llorando a la mujer en el tanatorio.
Ante el estupor general, los trabajadores de la funeraria se llevaron el cad¨¢ver al hospital compostelano de Conxo, sede del Instituto de Medicina Legal de Galicia (IMELGA), dependiente de la Conseller¨ªa de Xustiza de la Xunta. Un recorrido de m¨¢s de media hora con los minutos contados para practicarle la autopsia y regresar, tras otra media hora, a Outes a tiempo para un entierro anunciado en las esquelas de la prensa local y para el que, como es habitual en los pueblos gallegos, se hab¨ªan puesto autobuses con paradas a disposici¨®n de los vecinos que quisieran acudir a despedirla.
Lleg¨® a tiempo ¡°a duras penas y porque en vez de la autopsia le practicaron una necropsia [la confirmaci¨®n de la causa de la muerte y no la averiguaci¨®n de la misma]", sostienen trabajadores de la funeraria que aseguran haber pasado tambi¨¦n un dif¨ªcil trance.
Mientras el yerno de la difunta, que acudi¨® este viernes a pedir explicaciones y asegura que le recomendaron que dejara pasar unos d¨ªas, prepara un escrito dirigido al Sergas reclamando explicaciones de lo sucedido con su suegra, y mientras no se despeja la duda sobre si se produjeron otros dos casos similares en A?o Nuevo, las funerarias de la comarca comentan que estos casos ¡°comienzan a no ser muy aislados¡±.
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